Iguala: no más palabras, que sea su ultimo día

14/10/2014 - 12:00 am

No puedo no escribir sobre Iguala, menos si convivo con las víctimas de la masacre de adolescentes en Salvárcar. Aunque por otro lado ya queda muy poco qué decir, así como a los padres se les agotan inevitablemente las lágrimas para llorar a su hijo.

Cada declaración gubernamental y sesudo artículo escrito por intelectuales que ven la tragedia como un evento para analizar y reflexionar nuestro estado fallido, es una pedrada más al corazón de los sobrevivientes.

Estamos frente a la raza de Creonte, el tirano de Tebas que se negó a entregar el cadáver de Polinice a Antígona para su honrada sepultura. Son la clase política, el PRD al frente, los infames y miserables que están haciendo cálculos para perder lo menos o ganar algo de la matanza.

Ellos saben quién fue y dónde se esconde y, al igual que Tlatelolco y lo que vino después, guardarán silencio.

Saben dónde están los muchachos vivos, o si ya fueron asesinados, pero no los entregarán porque si el tiempo pasa, el fuego amaina. Están seguros de que se pueden salvar porque no importa la ley, el país o el estado de derecho, sólo interesa mantener su fuerza política para cambiarla por oro.

Después de todo esto, de Salvárcar, de Tamaulipas, de San Fernando, del casino regiomontano y de los miles de cadáveres que hay regados por todo el territorio nacional, producto de la más enraizada corrupción gubernamental y de las acciones de los empresarios que se enriquecen con los narcos, sólo una acción lavaría las heridas abiertas de este país: Que del presidente para abajo recitaran las últimas frases de Creonte en la tragedia de Antígona.

“¡Pronto! Llevadme, servidores,

lo más rápido posible,

moved los pies, sacadme de aquí

a mí, que ya no soy más que quien es nada.

Que venga, que venga,

así podré no ver ya un nuevo día”.

Sólo les pedimos que sea su último día de gobernantes, les perdonamos la vida a cambio de que trabajen por tres salarios mínimos y sepan lo que se siente.

Pero, ¿quién de la clase política tendrá la misma dignidad de Creonte?

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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