Mas si osare un extraño enemigo…

14/10/2011 - 12:03 am

Rick Perry, gobernador de Texas y candidato favorito, según algunas encuestas, a enfrentar en las elecciones del 2012 a Barack Obama, aseguró que de llegar a ser Presidente, consideraría la posibilidad de enviar tropas estadounidenses a México para ayudar en la lucha contra los cárteles de droga y mejorar la seguridad en la frontera.

“Es posible que nuestro Ejército tenga que trabajar en sintonía con México a fin de destruir a los cárteles de la droga y mantenerlos fuera de nuestra frontera”, dijo Perry durante una presentación de campaña y añadió: “me parece muy importante que trabajemos con ellos a fin de impedir que ese país se venga abajo”.

Pero esta opinión no es exclusiva de Perry, en medio de la disfrazada guerra electoral en Estados Unidos, un grupo de legisladores republicanos criticó la política del presidente Barack Obama hacia México y demandaron cambiar la Iniciativa Mérida por un plan de “contrainsurgencia”.

Connie Mack, representante republicano por Florida, justo el día de la celebración de la Independencia de México, destacó la necesidad de establecer una “estrategia de contrainsurgencia” que pueda combatir la evolución y la capacidad de resistencia de los cárteles.

“La realidad es clara, aunque México no quiera admitirlo: hay una insurgencia en estos momentos, junto a la frontera”, reforzó Mack, mientras que Michael McCaul, republicano por el estado de Texas, afirmaba que los niveles de violencia extrema al sur de Estados Unidos “se ajustan totalmente a la noción de terrorismo”.

Incluso en febrero del año pasado, el subsecretario de Defensa, Joseph Westphal, hablaba de la posibilidad de enviar soldados de su país a México, en caso de que nuestro gobierno fuera derrotado por la llamada insurgencia de los cárteles del narcotráfico.

Para los republicanos y grupos conservadores de Estados Unidos, los cárteles representan ya “una insurgencia” y de “terrorismo”. Palabras cargadas de gran contenido político y no meras referencias que, pareciera, preparan el terreno para permitir la entrada de las tropas estadounidenses a México. O justificar lo que de alguna manera ya comienza a ocurrir. Por ejemplo, Estados Unidos ya ha enviado aviones no tripulados a México a fin de obtener información sobre el tráfico de drogas. Y el gobierno de Obama también ha permitido a autoridades mexicanas montar operativos transfronterizos contra narcotraficantes desde Estados Unidos. Esto, a pesar de que el presidente Felipe Calderón ha tratado de mantener tales maniobras en secreto y de sostener el discurso sobre la soberanía nacional que por décadas  ha privado en los discursos oficiales de nuestro país.

Incluso ha sido interesante ver los reportajes sobre migración hechos por el New York Times. En todos ellos se habla de cómo ha bajado la migración desde que se ha puesto énfasis en la cuestión militar en la frontera, como si ese fuera el único factor para que así ocurra sin considerar la crisis económica de Estados Unidos que ha tenido que frenar sus contrataciones de migrantes.

Pero en la guerra de palabras y de contextos, o quizá de descontextos, lo que más llama la tención es la noticia de que el gobierno estadounidense desmanteló un complot en el que dos iraníes planeaban un ataque a las embajadas de Israel y de Arabia Saudita en Washington, así como el asesinato del representante saudí, con el apoyo de un presunto integrante de un cártel mexicano.

En el informe de Robert Mueller, director del FBI, se detalla que los ciudadanos iraníes entraron en contacto con el integrante del crimen organizado que opera en México para contratarlo como sicario y terrorista. El órgano de inteligencia señaló que el supuesto miembro del cártel mexicano, al cual la televisora NBC identificó como “Los Zetas”, solicitó un millón y medio de dólares, pero que en realidad se trataba de un informante de la DEA.

Por su parte, Irán refutó de inmediato las acusaciones de Estados Unidos. El vocero de la cancillería, Ramin Mehmanparast, dijo que se trataba de un “guión prefabricado” y un “espectáculo ridículo”. Y sí pudiera ser. Por qué no. Si no ha habido ninguna respuesta positiva a los llamados republicanos por manejar palabras como insurgencia o terrorismo. ¿Por qué se hace esta liga ahora entre grupos de terroristas y el narcotráfico mexicano?

Sin importar si es un agente encubierto, un zeta o un simple equis, la mayoría republicana en la Cámara de Representantes aprovechó esta semana la conmoción para reiterar su llamado a favor de reforzar la seguridad fronteriza con México y para advertir que los cárteles se han convertido en la más seria amenaza contra la seguridad de Estados Unidos.

“La frontera sigue siendo porosa. México no controla esa área. Los cárteles son quienes controlan la zona. Y el complot frustrado… es una muestra más de que los cárteles siguen siendo la principal amenaza contra la seguridad de Estados Unidos”, aseguró el republicano por Texas, Ted Poe.  Siendo así el panorama en Estados Unidos, pareciera que hay un ansia especial por intervenir en los asuntos de México.

Su política dice que buscan detener a los cárteles que la misma DEA pareciera haber armado con operativos como el de “Rápido y Furioso” o el de “Receptor abierto” mandando a sus “Rambos” al territorio mexicano, quizá porque les conviene tener a sus tropas más cerca, quizá porque buscan controlar los flujos de la droga que se consume en su territorio (que no necesariamente significa terminar con el tráfico de estupefacientes), quizá porque es una manera de frenar la migración, quizá porque realmente creen en el nexo entre narcos y terroristas. Los quizás son muchos y variados, pero en este contexto, lo más importante es conocer las percepciones de los mexicanos.

El 31 de agosto pasado se publicó el informe “Las preocupaciones principales sobre el crimen y los cárteles de droga en México”, elaborado por el Pew Research Center’s Global Attitudes Project. Mientras en México el número de las víctimas de la guerra contra las drogas se acumula y ha llegado a rebasar las 50 mil personas fallecidas, las percepciones de avances parecen escasas. El reporte señala que un 45% de los mexicanos considera que el gobierno está progresando en la lucha contra los cárteles, un 29% aseguró que está perdiendo terreno y 25% dijo que las cosas estaban igual que en el pasado.

A pesar de esto, un 83% apoya el uso del ejército mexicano para luchar contra los traficantes de droga y más aún, el 74% de los entrevistados estaría de acuerdo con la ayuda de Estados Unidos en el entrenamiento del personal militar.

Pero la variable de este estudio es que un 38% se manifestó a favor del despliegue de tropas militares estadounidenses en México. Y si bien, todavía hay un 57% en contra, hubo un aumento de 12 puntos en comparación a los resultados de la misma encuesta en 2010. Lo que más llama la atención en este momento es que estos números son reflejo de una encuesta hecha antes de los acontecimientos en el Casino Royale o la aparición de los más de 100 cadáveres en Veracruz en tan sólo unos días. Esto por sólo mencionar casos que nos estremecieron como opinión pública, pero que han sido constantes desde hace ya cuatro años en una u otra dimensión de la llamada lucha contra el narcotráfico.

Pareciera un juego semántico el hecho de hablar de terrorismo o de insurgencia, pero no lo es. Cada palabra encierra una carga política y emocional que cobra la dimensión de realidad. El desespero de los mexicanos por tener una solución a la muerte constante en las calles y en nuestras vidas cotidianas nos puede llevar a tomar una decisión equivocada, un deseo de que llegue Superman a socorrernos y los estadounidenses, en su mayoría republicanos, lo creen.

Si Estados Unidos envía tropas a México para abatir el narcotráfico, ¿sabrán distinguir a su enemigo? ¿Quiénes son los narcos, los terroristas, los insurgentes o todos revueltos? ¿A quién o a quiénes les quieren declarar la guerra?

Algo se fragua en el discurso de los políticos y en escenas reales o prefabricadas. Pero como dijera la frase de nuestro himno Mas si osare un extraño enemigo (o un conocido amigo) profanar con sus plantas tu suelo… ¿Pensamos que Superman nos va a dar la paz?  ¿La soberanía se puede ceder? Los números de la encuesta son reveladores y ante las presiones, todo se puede justificar. ¿Qué tan dispuesto está nuestro gobierno?

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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