Ciudad de México, 14 de septiembre (SinEmbargo).– Como jugador profesional anotó un solo gol en diez años de carrera, la mitad en segunda división con equipos pequeños. Comenzó como delantero siendo reconvertido en mediocampista. Obtuvo el ascenso al máximo circuito en la temporada 1981-1982 con el Oaxtepec. Se retiró a los 28 años, consciente de que no daba para más. Un futbolista inteligente se sabía hacer a un costado de la rutina profesional tan deseada como agotadora. Victor Manuel Vucetich heredó el gusto por la pelota, pero se volvió estratega por circunstancias sin saber todo el éxito que le esperaba.
Con la mirada adormilada, el siempre despierto Vucetich se puso una chamarra verde con el escudo de la Federación Mexicana de Futbol sabiendo que su vida había cambiado por completo. En el momento más crucial del balompié nacional, un tipo de calidad comprobada toma el cargo por el cual hace tres años se negó a pelear. Funcional y pensativo como siempre, el ex estratega del Monterrey miraba a la prensa entregada en todas las preguntas que había en el aire. La coherencia de un tipo que ha ganado más de lo que se ha lamentado derrotado, aguantó firme sin alterarse. El nuevo entrenador nacional, tiene mucho más calma que el anterior, pero mucho más presión.
Nacido en Tamaulipas, la afición mexicana se acostumbró a verlo afincado en Monterrey donde construyó un equipo protagonista con la camiseta de los Rayados. Vuce, como le dicen quienes lo conocen bien, estuvo cuatro años en la Sultana del Norte donde consiguió dos títulos de liga, un tricampeonato de la CONCACAF y un tercer lugar en un Mundial de clubes. La memoria corta del apasionado seguidor azteca, recuerda siempre lo más reciente, sin embargo con el nuevo flamante estratega nacional, el currículum se encumbra. Vucetich ha ganado 14 de 15 finales. Un gen ganador en suelo acostumbrado a caer derrotado.
El Rey Midas es la historia de un monarca que le pidió a dios el don de convertir en oro todo lo que tocara. Tras una advertencia, Midas insiste. Pronto toda la fruta y hasta los animales se convierten en metal. Vucetich fue llamado como este personaje de la mitología debido al gran porcentaje de finales ganadas. Su última temporada fue cesado del Monterrey por un arranque que no estuvo a la altura de las campañas anteriores. Mientras tanto, la selección pedía a gritos un rescate de un tipo necio empecinado en no renunciar a su cargo seguro de poder solucionar lo perdido. José Manuel de la Torre tras un año fatídico, dejó el puesto que ocupa hoy un tipo totalmente distinto.
“Es el reto más grande de mi carrera”, declaró en el Centro de Alto Rendimiento ante una gran cantidad de medios de comunicación, justo al costado de Héctor González Iñárritu, director de selecciones nacionales quien se dijo estar “avergonzado y amargado con la afición y los patrocinadores”. Un duelo ante Panamá, el próximo 11 de octubre, tiene tenso al ambiente del nuevo cuerpo técnico que pidió dos convocatorias para poder entrenar tres días durante las próximas dos semanas en el CAR.
México está cerca de quedarse fuera de la que sería su sexta copa del mundo consecutiva. Una victoria en el Azteca ante los panameños lo dejaría firme para asegurar el pase al repechaje frente a Nueva Zelanda. El remedio tardío llega a través de un tipo frustrado como jugador profesional, pero encumbrado en la dirección técnica. Vucetich ha convertido en oro todo lo que ha tocado. En el cuento, el Rey Midas se arrepiente. Su única salvación es sumergirse en un río durante largo rato para cortar el “hechizo”, al salir todo ha vuelto a la normalidad y decide llevar una vida austera. Vuce está cerca de sumergirse junto con un representativo nacional sin idea ni alma. Depende ahora de él seguir convirtiendo todo en oro, o vivir moderadamente cargando un fracaso rotundo de la selección nacional.
