50 shades of shit (o 50 gamas de caca)

14/09/2012 - 12:01 am

No, no es la historia de amor de Peña Nieto y la Gaviota. Es un libro que se ha esparcido como virus a través del mundo. Supongo que es por la promesa de sexo kinky y amor retorcido, más unos cuerpos que exudan sensualidad y deseo.

Un libro que ha sacado a la Biblia de los hoteles de paso de todo el mundo. O por lo menos de unas cuantas cadenas hoteleras. Que tiene a las socialités de provincia opinando sobre su impacto. Que merece páginas enteras en distintos diarios del mundo. Un libro al cual su servidora no pudo más que hincarle el diente con morbo, para aburrirse unas cuantas escenas de sexo después.

Es cierto que las trilogías de libros best seller son una fórmula bien estudiada para ser eso, un éxito. Donde hay protagonistas con cierta complejidad, una trama que no cesa de aumentar la tensión y la curiosidad o el hambre voraz del lector por saber qué sigue. Que hace que los fanáticos se formen días antes de la publicación para tener el preciado libro en sus manos.

Harry Potter, Crepúsculo, los libros de Dan Brown, Los Juegos del Hambre, El Señor de los Anillos. Bueno, pues Fifty Shades of Grey es el más reciente.

La trama en breve. Christian Grey, un tipo guapísimo, exitoso, millonario y misterioso. Con un pasado oscuro.

Anastasia Steele, una chica insegura e inteligente, al parecer no comprende que es una belleza. Virgen y bastante torpe, se encuentra con este sexy millonario, un dios griego –pero gringo– que la introduce al sexo BDSM –un lindo cóctel de Bondage, Disciplina y Dominación, Sumisión y Sadismo y Masoquismo, por sus siglas en español– a través de una relación firmada bajo contrato con reglas específicas sobre los límites sado masoquistas, donde ella no lo puede tocar. Todos los juegos eróticos y encuentros en el Cuarto Rojo de Juegos hacen que Anastasia pierda los estribos y se deje llevar por su propio deseo, enredada entre el cabello despeinado del sexy Grey.

Los tres volúmenes parece que repiten la misma escena de sexo con variaciones hasta ver dónde pueden encontrar un equilibro. El ser que ama desenfrenadamente y el otro ser atormentado, que no concibe que pueda amar. Sólo a través de golpes y nalgadas.

El libro surge de una corriente de escritores que desarrollan historias sobre otros libros populares, denominada fan- fiction. En este caso, basa sus personajes en Bella Swan y Edward Cullen, de Crepúsculo, la chica distinta y el vampiro perfecto. Pero los lleva un paso más allá. O muchos.

Son varios grados adelante en materia de piel, sábanas y sudor, pero varios pasos atrás en calidad literaria. La prosa dista mucho de la redacción y de la construcción de personajes de Harry Potter o incluso el mismo Crepúsculo.

Podría uno saltarse párrafos enteros de literatura predecible, cliché o repetitiva, ir directo a ciertos pasajes, conseguir la mejor información posible de la casi nula trama, pero aún así, cuestionar los propios deseos.

¿Es el morbo, o el soft-porn, lo que en este momento necesita el mundo? Aunque no muy bien recibido por la crítica, lo que se le reconoce es la introducción de la sumisión femenina, el dominador y la dominada, el role-playing, como un tema para discutir, de manera abierta en las sobremesas.

¿Será este tipo de novela erótica, de fácil lectura lo que siga a continuación? Probablemente. Pero nunca rebasará el encanto de un buen texto, con tantos y tan grandes talentos mundiales, casi imposibles de enumerar.

La sexualidad no es un tema nuevo. Y ya algunos clásicos de la literatura erótica nos lo confirman y recomiendo: Armarios de cuero, sobre las relaciones sadomasoquistas; Las edades de Lulú, que le valió a Almudena Grandes el premio “Sonrisa Vertical” en su XI edición, buenísimo; El Necrófilo, no le he entrado; Cómeme, jajaja, por el título, confieso que me lo compré; Contacto, de Dennis Cooper; por supuesto Historia de O, se publicó por primera vez en Francia en 1954 y lógicamente fue un escándalo. Obviamente que ya me lo leí. Y su versión cinematográfica. Uff…, y 120 Días de Sodoma, del Marqués de Sade, quien marcó un antes y un después en la literatura erótica. ¿Quién se le niega al estimado Marqués?

¿Y qué decir de las películas? Por citar algunas: La secretaria, de Steven Shainberg, Lolita, 9 semanas ½, con el entonces guapísimo Mickey Rourke y bastante loco o Luna Amarga, con Peter Coyote y Emmanuelle Seigner, del siempre controvertido Polanski y del cual me declaro fanática.

Veremos cuál será el siguiente best seller. ¿Alguna suerte de Harry Potter teniendo sexo desenfrenado en Hogwarts?

¿Alguna sugerencia querido y apreciable lector? Si Abraham Lincoln ya es matador de vampiros, ¿por qué no podría Josefa Ortiz de Domínguez haber reclutado a los héroes de la Independencia en orgías organizadas en casa del Corregidor?

 

@mariagpalacios

http://marianagallardopalacios.wordpress.com/

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