Expertos piden prohibir retardantes de flama por daños a la salud

14/04/2015 - 12:00 am

Ciudad de México, 14 de abril (SinEmbargo).- Organizaciones de salud y de defensa del consumidor pidieron al gobierno de Estados Unidos que se prohiba la venta de productos para el hogar y electrónicos que contengan algún químico retardante de flama, pues diversos estudios científicos los relacionan con enfermedades como el cáncer, deficiencias hormonales y neurológicas, obesidad y problemas de desarrollo.

Estos químicos están presentes en múltiples objetos de uso cotidiano, desde un teléfono celular, un televisor, colchones, asientos de automóvil y en un 80 por ciento de productos para niños que se analizaron en un estudio publicado en la revista Enviromental Science & Technology.

En años pasados, de 2009 a 2013 específicamente, la industria de los químicos aceptó sacar del mercado un retardante de flama conocido como polibromodifenil éteres (PBDE), el cual se sabía tóxico, pero investigaciones recientes encontraron que los fabricantes lo han sustituido por otras sustancias similares e igualmente tóxicas.

El diario estadounidense The Atlantic comparó en su artículo “¿Será éste el clavo en el ataúd de los tóxicos retardantes de flama?”, a la industria química con la tabacalera (la cual también se ha equiparado con la de la comida chatarra) pues utilizan como estrategia confundir a los consumidores al hacerles creer que los hallazgos científicos siempre están a debate y son cuestión de opinión.

Y no solamente tienen similitudes en los recursos de los cuales se agarran para permanecer en el mercado, sino que hasta han trabajado juntos. En 2012 el diario Chicago Tribune publicó una investigación en la que encontró que luego de una serie de incendios en departamentos causados por cigarros encendidos, las empresas de tabaco buscaron un “chivo expiatorio” y encontraron uno en los muebles. Así, los medios se concentraron en señalarle a la población los múltiples peligros inflamables de los que se rodeaba, en lugar de poner atención a la causa real de estos incidentes, es decir, los cigarrillos.

Las organizaciones señalan que la efectividad de los retardantes de llama no está probada. Foto: Shutterstock
Las organizaciones señalan que la efectividad de los retardantes de llama no está probada. Foto: Shutterstock

Otra de las relaciones tiene que ver con la creación de aparentes organizaciones de la sociedad civil, como la de Ciudadanos contra Incendios, la cual en realidad está formada por miembros de empresas fabricantes de retardantes de llama, como Albermarle Corporation.

Por ello, la Academia Americana de Pediatras, la Asociación Internacional de Bomberos y la Federación de Consumidores de América, entre otras, han enviado una petición a la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de EU para prohibir que estos químicos sean parte los los objetos cotidianos en los que se encuentran actualmente.

En su carta, este conglomerado alega que la efectividad de estos productos ni siquiera ha sido probada, pues de acuerdo con un estudio llevado a cabo en 2009 por científicos del gobierno estadounidense, quienes prendieron fuego a dos sillones, uno con retardante en su espuma y otro sin la sustancia, y encontraron que cuatro minutos después, ambos estaban cubiertos en flamas.

A pesar de ello, estos químicos siguen en buena parte de los productos cotidianos, que el cuerpo humano absorbe cuando se descomponen en partículas de polvo. Las poblaciones especialmente vulnerables son los niños, que suelen jugar en el suelo donde hay polvo y luego se llevan las manos a la boca. También los bomberos peligran, pues frecuentemente se enfrentan a incendios de muebles y objetos cubiertos de ello.

TAMBIÉN SE RELACIONAN CON OBESIDAD

Anteriormente, expertos del Centro de receptores nucleares y Señalización Celular (CNRS, en inglés) de la universidad estadounidense llegaron a esta conclusión después de exponer a peces cebra a dos químicos retardantes, es decir, aquellos que contienen los teléfonos celulares, computadoras, consolas de videojuegos y televisiones, para prevenir que se sobrecalienten e incendien.

Los peces expuestos al tetrabromobisfenol A (TBBPA) y tetraclorobisfenol A (TCBPA) aumentaron su peso y medidas en comparación con el grupo de control de la misma familia, debido a un receptor hormonal llamado PPARgamma, que tiene la tendencia a convertir las células madre en adipocitos, es decir, células de grasa.

Por ello, los investigadores formularon la hipótesis de que los retardantes de flama serían los desencadenantes para que las células de grasa se formen, convirtiéndose así en obesógenos.

Estos compuestos son una forma del bisfenol A (BPA), un químico usado comúnmente por la industria para envasar alimentos y en botellas de agua, el cual ya se sabía anteriormente que está ligado con la obesidad y un incremento en los desórdenes metabólicos, es decir, es un obesógeno.

“Se ha demostrado que los niños pequeños, que pasan mucho tiempo en el suelo, tienen más altos niveles de estos componentes en la sangre que los adultos. También se ha encontrado que se pueden pasar a través de la leche materna. Esto fue lo que nos llevó a exponer a los peces hermanos a estos compuestos en relativamente bajas concentraciones. El pez expuesto se convirtió en uno más pesado”, dijo Maria Bondesson, profesora de biología y bioquímica en el CNRCS.

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