Tider rompe con el proceso natural de los primeros acercamientos, del cortejo y de la interacción de la pareja con el entorno familiar y los amigos; lo que dificulta los vínculos sólidos a través de esta plataforma.
Ciudad de México, 14 de febrero (SinEmbargo).- Tinder se ha popularizado como una de las redes sociales más accesibles para conseguir pareja. Sin embargo, la manera en que se relacionan las personas a través de ella puede causar frustración, debido a las altas expectativas que muchas veces genera y que no son más que una ilusión.
De acuerdo con el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, Rolado Díaz Loving, Tinder implica un cambio en el proceso para conseguir pareja entre los usuarios, ya que anteriormente se generaba entre grupos familiares y de amigos, pero la interfase del sitio convierte el proceso en una práctica individualista que orilla a los usuarios a excluir su entorno social.
Según el especialista, este tipo de aplicaciones lejos de ofrecer contacto con personas que busquen relaciones a largo plazo, rompen con el proceso natural de los primeros acercamientos y del cortejo en que se involucran tanta la familia como los amigos.
“En algunas investigaciones hemos cuestionado qué es lo que les gustaría tener a largo plazo, y la respuesta es: compromiso, confianza, intimidad, comunicación, apoyo y ayuda. Mientras que en el corto plazo las personas buscan sexo, que se convierte en la solución inmediata a una necesidad. Aquí valdría la pena preguntarse ¿qué sigue cuando se acaba ese interés?, porque si no hay amistad ni confianza, no se sabrá hacia dónde llevar la relación”, mencionó.
El individualismo de Tinder restringe los espacios de socialización y las áreas en donde encontrar con quien emparejarse. Algo que no es exclusivo de esta red pero que ha aprendido a capitalizar de una manera muy exitosa, al ofrecer la misma relación que encontrarían off line pero a través de una vía diferente.
El fenómeno de Tinder surge en medio de una vorágine de cambios en las prácticas sociales propiciados por las nuevas tecnologías y las nuevos canales de comunicación que ofrecen, apresurando las formas de relacionarse que en la mayor parte de los casos derivan en vínculos de corto plazo.
“Visto de esta forma, el concepto de amor romántico y cortesano, para toda la vida, ha cambiado a uno más comercial: elijo a alguien mientras me sirve, pero en el momento que ya no cumple mis propósitos busco alguien más”.
El individualismo que ofrecen plataformas como Tinder afecta las relaciones interpesonales, al grado que en algunos casos los usuarios de más de 30 años, lejos de buscar una pareja estable, se acostumbra a acceder a la red social para satisfacer necesidades inmediatas, principalmente sexuales.
“La ventaja de usar aplicaciones es que de manera rápida se logra acceso a un menú amplio de candidatos; los contras son que este menú lleva a buscar pareja como si se eligiera ropa, y al final la idea de usar-deshacer impacta en la manera en que se inicia una relación”, indicó el especialista.
Otra de las problemáticas que genera frustración a quienes emplean Tider es la búsqueda de una pareja estable ya que muchos de los usuarios no tienen claro qué ofrecer y qué pedir al otro.
“En un sondeo que hicimos entre usuarios observamos que demandan honestidad, pero éste no es el medio más honesto, no es un espacio en donde se diga realmente quiénes somos. Entonces, cuando se concreta una cita hay desencuentros porque los involucrados van con expectativas que no se cumplen”.
El experto señaló que existe una diferencia sustancial de género en el uso de Tinder, dado que los hombres muestran una mayor tendencia a buscar únicamente encuentros sexuales y las mujeres vínculos más sólidos.
“Si alguien quiere un enlace perdurable, una pareja que realmente responda a sus necesidades, será difícil encontrarla en este tipo de aplicaciones”, sostuvo.