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Gustavo De la Rosa

13/09/2016 - 12:48 am

El despertar de los zombies

Son opositores al libro de texto gratuito, perciben la homosexualidad como una enfermedad o un vicio, dicen que la única familia decente es la tradicional (la católica apostólica romana), y quieren evitar el encuentro científico con la sexualidad hasta los 15 años.

"Mocha Celis", fundado en 2011 por Francisco Quiñones, Agustín Fuchs y Vida Morant, y que ya fue replicado en Brasil, está ubicado en el barrio capitalino de Chacarita y funciona en el quinto piso de la Mutual Sentimiento, un edificio abandonado que fue recuperado por una asamblea barrial en 2001. Foto: EFE
Foto: EFE

En memoria de Juan Gabriel, símbolo de las familias no tradicionales.

Son opositores al libro de texto gratuito, perciben la homosexualidad como una enfermedad o un vicio, dicen que la única familia decente es la tradicional (la católica apostólica romana), y quieren evitar el encuentro científico con la sexualidad hasta los 15 años.

Es como el despertar de los zombis, los ve uno caminar zigzagueantes, extendiendo los brazos para atraparte entre sus garras de discriminación y virulencia contra los diferentes; pero además es un efecto dominó mundial del cual Trump, el racismo europeo, la guerra empezada en Iraq desde el siglo pasado, el antisemitismo musulmán y el antiislamismo judío, sólo son una parte. Y todos parten de la misma premisa: ellos son diferentes a mí y por ser diferentes no tienen los mismos derechos.

Analicemos unas de sus demandas más visibles, la oposición a la legalización de los matrimonios igualitarios.

No defiendo a Peña Nieto, y me parece que enviar esa ley en esta coyuntura es impertinente, porque hay un fortalecimiento de las derechas en todos lados y él carece de la fuerza política para sacarla adelante; además es más fuerte y duradera una jurisprudencia de la Suprema Corte, concordada con el texto actual de la Constitución, que una reforma constitucional impopular y forzada (¿qué no aprendió nada del conflicto por la Reforma Educativa?).

Pero ya que hay una buena cantidad de obispos involucrados en este andar, hay que recordarles que el matrimonio es un sacramento establecido por Cristo en el Nuevo Testamento (Marco 10:6-9), sin embargo, esto se refiere única y exclusivamente al matrimonio religioso y creo que sería justificado que salgan en defensa de su matrimonio sacramental, por ejemplo, si un obispo se atreviera a casar a dos personas del mismo sexo, pero no es el caso.

La discusión en la Cámara, si es que se da, será única y exclusivamente sobre el matrimonio civil. Y dado que la Iglesia lo considera no auténtico, salir a defender un tipo de matrimonio que ellos mismos consideran inexistente y ajeno a ellos no tiene lugar.

El matrimonio civil en México es una institución moderna, desde 1859 en la ley del Registro Civil y 1870 en el Código Civil, y fue esta unión la que decidió la Corte que podía celebrarse por personas del mismo sexo; en la Iglesia se conserva el matrimonio tradicional.

La unión civil es un contrato entre el estado y los contratantes, y ellos fijan las características de él, así lo han decidido la Suprema Corte, las instituciones internacionales de derechos humanos y recientemente el consejo europeo de Derechos Humanos; además cada estado tiene la libertad de decidir las modalidades del matrimonio civil que reconoce como jurídicamente válidas en su territorio.

Entonces, resulta inexplicable y hasta una herejía que los católicos anden reconociendo un matrimonio inexistente para su institución, tratando de decidir cómo se celebra, y entre quienes, un acto civil ajeno y negado.

Si aún existiera la Santa Inquisición, ya estaríamos viendo a varios obispos ardiendo en la hoguera.

Según sus creencias no hay alguna familia en riesgo, para ellos es más peligroso el actual Papa que Peña Nieto. Tal vez sea contra Francisco que se están levantando, para defender a sus obispos corruptos, corruptores y huevones.

Conociendo las maniobras de las derechas mexicanas, no me sorprendería que el obús sea contra el Vaticano y sólo están agarrando de tiro al blanco al pobre de Peña Nieto, que está tan salado que con un chiste derrumbó la compra de Coca Cola Light en México.

El matrimonio tradicional es el religioso, el matrimonio civil es un contrato legal, y nadie se está metiendo con la unión sagrada.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.

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