Author image

Jorge Alberto Gudiño Hernández

13/06/2015 - 12:02 am

Nuestro turno

Ya han pasado las elecciones intermedias. Para muchos analistas, los resultados han sido predecibles; para otros, verdaderas sorpresas. Sobre todo en lo relacionado con los candidatos independientes que salieron triunfadores y, también, en el voto de castigo. Al parecer, ahora se puede pensar nuestro ejercicio democrático desde un par de ópticas novedosas.             La primera […]

Ya han pasado las elecciones intermedias. Para muchos analistas, los resultados han sido predecibles; para otros, verdaderas sorpresas. Sobre todo en lo relacionado con los candidatos independientes que salieron triunfadores y, también, en el voto de castigo. Al parecer, ahora se puede pensar nuestro ejercicio democrático desde un par de ópticas novedosas.

            La primera sostiene que si un candidato independiente pudo vencer a los partidos políticos con presupuestos ridículos y sin el aparato de la política tradicional, entonces resulta excesivo el dispendio de recursos de las campañas. Era algo que ya sabíamos: nuestra democracia es carísima y gran parte de los recursos son un verdadero desperdicio. El triunfo de algunos candidatos independientes viene a demostrar algo que era evidente salvo por sus resultados. Ojalá haya manera de reducir los gastos de las campañas.

            La segunda de las ópticas es más difícil de sostener. Se basa en la idea de que los ciudadanos ejercieron el voto de castigo. Las estadísticas son contundentes en ese sentido: hubo mucha alternancia. Eso sólo puede entenderse porque los votantes estaban hartos de los partidos que los gobernaban. Por eso optaron por otras opciones. Algo de cierto tiene esa postura. Incluso, desde ese mismo argumento también puede explicarse el triunfo de los candidatos independientes.

            El argumento, sin embargo, tiene fallas. La principal está relacionada con la falta de opciones. Si se dijo antes de la votación no hay por qué no seguir sosteniéndolo: muchos votamos por el menos malo, muchos se abstuvieron, muchos ejercieron su derecho al voto nulo. Todas esas voces se alzaron contra el sistema. En verdad, ya no había candidatos viables por los cuales votar.

            Pero votamos. O nos abstuvimos. O anulamos. Da igual. El asunto es que tendremos nuevos gobernantes en diferentes niveles. Y, en la mayoría de los casos, se legitimaron a partir de votaciones ínfimas, si se comparan con la población en general. ¿Entonces?

            Entonces el asunto está en nuestras manos. Ha llegado el momento de dar lata, de alzar la voz, de quejarnos. Ahora es relativamente fácil evaluar a los políticos electos, ya sean legisladores, ya gobernantes. Y es nuestro deber protestar si no cumplen lo prometido. Las redes sociales ya han mostrado su potencia. Es cierto, lo más probable es que los políticos electos sean tan malos como los anteriores (salvo alguna deseable excepción). Y así seguirán si no se hace nada, pese a la alternancia, a los independientes y a los nuevos partidos.

            Es nuestro turno de hacer algo. No será sencillo. Pero es parte de nuestra responsabilidad. Ya no basta con quejarse de los malos. Es momento de señalarlos, de impedir que prosperen en sus tropelías. Al menos, es lo mínimo que podemos exigirnos a nosotros mismos: hacer que el futuro no dependa de unos cuantos a los que, desde siempre, hemos condenado y, pese a ello, seguimos sometiéndonos a los yugos de su voluntad.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas