5 tesis sobre la reforma de telecom y el #YoSoy132

13/04/2013 - 12:02 am

1.- Ganamos. Nuestro triunfo es inobjetable: gran parte de los avances en la reforma de telecomunicaciones son conquistas que alcanzamos sobre los poderes fácticos y a contrapelo de la clase política. El #YoSoy132 es un espacio de encuentro que debe ser trascendido por una generación que impulsa el cambio más allá de la etiqueta.

En México, al pensar los movimientos sociales, estamos habituados al discurso del campeón sin corona: los fracasos en la coyuntura se reivindican históricamente en una contracultura que insta a otras generaciones a retomar proyectos truncos. En esa tradición, algunas estrategias políticas se piensan como memoria y por ello condicionan su actividad a erigir mausoleos de antecedentes. Perdura una fijación: sólo las causas derrotadas se perciben legítimas, pues las victorias alientan la sospecha de corrupción por el poder. Hay que ser autocríticos y aceptar nuestros errores, pero también reconocer los avances. Vamos lento, pero vamos lejos.

2.- Estructuralmente la reforma de telecomunicaciones es funcional a una realidad –el capitalismo de mercado– que siempre fermenta crisis sociales y acentúa desigualdades.

Hay que considerar que: a) el modelo de televisión comercial piensa clientes, no ciudadanos, girando en torno a consumidores y no respecto a audiencias con derechos; b) la pluralidad desde la competencia es una forma de activar la demanda en el mercado, de modo que la oferta se expande para crear “diversidad” bajo la premisa de que todos tengan la “libertad” de elegir en una paleta que va de lo vulgar a lo refinado: ante consumidores complejos, la industria se complejiza y crece; c) los contenidos –publicidad, información, entretenimiento– y su calidad son la materia del debate más importante, que se evade hasta ahora tercamente: se promueve la aparente neutralidad e ingenuidad de los productos visuales, para velar el poder de los medios electrónicos en la conformación de códigos y bancos simbólicos.

3.- La reforma de telecomunicaciones produce mejoras, pero conserva lastres, como: a) abrir la competencia combate los monopolios, pero lo más importante es la participación efectiva –reconocida y propiciada– de la ciudadanía en el ámbito: se requiere conceder una parte del espectro para destinarla al sector social-comunitario; b) la forma de nombramiento de los titulares de los nuevos organismos en materia de competencia y telecomunicaciones responde a la estrategia de robustecimiento del poder presidencial, porque los órganos de gobierno del Ifetel y la Cofeco se integrarán por siete comisionados designados en forma escalonada a propuesta del Ejecutivo federal. Los contrapesos –el comité de evaluación y la ratificación del Senado– buscan atenuar el diseño vertical, pero son mecanismos débiles en el marco de la cooperación interpartidista que exige el Pacto, así como por la trayectoria de acumulación de facultades –formales e informales– en la figura presidencial promovida por el PRI; c) en lo que respecta a las licitaciones, no se ha ganado nada, porque el punto crucial es la regulación en las leyes secundarias.

4.- El espectro radioeléctrico es un bien de la Nación. Por el carácter altamente estratégico de esa parte del territorio nacional, las telecomunicaciones deben a protegerse y vigilarse, pues forman parte de la Soberanía. La multiplicación casi fantástica de las señales digitales crea la posibilidad real de que la sociedad las use y aproveche¡No deben quedar en manos de los concesionarios! Desde la Mesa de Democratización de Medios lo hemos promovido mediante diversos frentes, incluyendo nuestra propuesta de reforma constitucional, pero nos plantemos también transitar hacia la creación de nuevos medios de comunicación. Queremos radios comunitarias y la proliferación de señales barriales, populares y Universitarias, donde participen ONGS, colectivos, pueblos originarios, organismos de Derechos Humanos, etc. Apoyamos el ejercicio de la auto-información y buscamos la transformación de hábitos comunicativos, para ir de la pasividad de sujetos-recipiente de mensajes hacia un intercambio más fluido entre emisor y receptor.

5.- Los medios de comunicación son un factor de cambio social. En la actualidad, su alta tecnificación tiene como escenario una mayor confluencia entre las nuevas tecnologías y las sociedades organizadas en red. Definir como se usan, a quién sirven y bajo que regulación operan, así como el uso de la información, serán focos de muchos conflictos durante las próximas décadas. El caso Assange, las regulaciones y restricciones gubernamentales en internet, las policías virtuales, etc., apuntan en esa dirección. El #Yo soy 132 es uno de los primeros episodios en una inminente guerra comunicacional, de carácter mundial. No vivimos una agitación que culminará en el proceso legislativo, sino la turbulencia de una era que se acaba: la de las sociedades sin control sobre los medios de comunicación.

César Alan Ruiz Galicia
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