Insomnio y algunas cosas que hacer para disfrutarlo

13/04/2012 - 12:02 am

Estoy, literalmente, después de 4 horas de sueño profundo, despierta a las 2 a.m. ¿La razón? Ahora no son mis voces interiores, sino un sonido de banda a todo volumen que pensé que aquí en el Distrito Federal no tendría por qué soportar.

La banda, digamos, ha degenerado en un reggaetón sabroso y términos similares que ya me quitaron el mal genio y me dan ganas de ir o mínimo gritar que me inviten. Empieza la salsa y peor. Es como un ataque frontal para una fanática de dicho ritmo. Y están rematando con Juanga, mi mero mole.

La cosa es que ya vi que no son vecinos de por allá. Son de este edificio color café donde vivo.

Son los festejos de Pascua. Siempre he dicho que la tolerancia en los departamentos debe ser practicada como un onceavo mandamiento.

Así que ya estás despierto por N razones. Puede ser por la nada.

Claro, después de leer Elogio del Insomnio, de Alberto Ruy Sánchez, pienso irremediablemente en este autor y deseo tener la capacidad de hacer esas maravillas que escribe en sus insomnios. ¡Y encima que te paguen por ello! Desafortunadamente no soy poeta y mañana tengo que levantarme a las 8 a.m.

Así que para el resto de los mortales, aquí en mi cama y ya con música de Thalía y Paulina Rubio atronando mis paredes, escribo algunas de las obsesiones y pasiones que hago o me gustaría hacer. Digamos que tengo mis propios pasatiempos para pasar el insomnio.

a) Subir a la azotea a fumar. ¿No es el mejor momento para ver el DF, todo iluminado y sin estrés? Las luces de la ciudad sin claxon, sin ambulancias.

b) Escribir los sabores y sinsabores de la vida. Que si estás enamorad@, que si no, que si perdieron las Chivas, que si la cruda moral de la borrachera del sábado, en fin, póngale nombre.

c) Ponerle Jorge al niño. Disculpe la vulgaridad, pero la verdad es que es algo que estaría bien. Esto, siempre y cuando no te ganes un “ahora no, que estoy dormido”. Podría ser bastante patético hacer un intento de seducción sol@.

d) Leer unas cuantas páginas del libro que traes. Aseguro un buen avance y sueño inmediato.

e) Escribir sobre el o la idiota que te dio en el ego y te rechazó. Puro ego. Descárgate, total nadie lo va a leer. POR FAVOR no lo mandes. Tendrás doble cruda moral.

f) Hacer aquella tarea o pendiente laboral que has tardado dos semanas en hacer. Nada más que no incluya gran concentración de materia gris. Revisar el texto o la cotización se incluyen en esta categoría. Es decir, puedes ver que la sarta de palabras que has utilizado necesitan una seria edición.

g) Solucionar algún problema existencial. Generalmente a estas horas de la noche, y con los aditamentos adecuados, podemos ver las cosas desde otro ángulo y pensar “fuera de la caja”. Puede ser que al día siguiente descubras que no avanzaste gran cosa en el tema o que tu “solución” está chafa. O quizás si resolviste la bronca familiar en la que estás metido.

h) Escribir a los familiares o amigos que no has visto en mucho tiempo y que están lejos.

i) Editar fotos que seguro quitarán tiempo de trabajo en tu día laboral.

j) Y por fin, mi favorito: limpiar. Sí, confieso que soy obsesiva y que me gusta limpiar. Te despiertas con una casa oliendo a fabuloso, con el baño hecho, con la ropa lista para la lavandería, con la cocina rechinando de limpio. Incluso le das una pasada de líquido especial para maderas que huele sutilmente a naranja. Lo necesario para desahogar energía.

k) Y mi segundo favorito: rehacer los cajones que son un desastre. Sacar cada uno, doblar de manera adecuada las blusas, ponerlas por colores, recoger el cuarto. Sensación física maravillosa que te dejará agotad@ y con ganas de dormir. Aparte de que ganas en satisfacción personal.

Así que, o nos leemos el Elogio del Insomnio o habremos de coincidir con Emile M. Cioran en que el insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura.

Stop chasing shadows

Just enjoy the ride (canción de Morcheeba)

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