Ciudad de México, 13 de marzo (SinEmbargo).–”Aves sucias” es un documental realizado por PBS Food, que busca mostrar el detrás de las granjas que producen carne de pollo. En muchas partes del mundo, el pollo es un platillo que se aprecia, es fácil y accesible pero, ¿a qué costo?

La industria masiva de producción de carne descuida este proceso para mantener los niveles altos que la demanda exige en todo el mundo. Con imágenes impactantes, éstas prueban las condiciones en las que se mantienen a miles de animales que en pocas semanas estarán servidos sobre la mesa de alguna familia en cualquier país.

Algunas aves no tienen plumas y muestran irritación en su piel, que es ocasionada por vivir en composta húmeda, algunas gallinas ni siquiera pueden sostenerse de pie por tener sus patas infectadas.

El documental de casi 19 minutos muestra un contraste de cómo las personas consumen un pollo en Nairobi, África, donde escogen a la gallina en un mercado local que las mantiene en un lugar abierto y la llevan a casa para sacrificarla y posteriormente consumirla.

El proyecto audiovisual advierte sobre las fuertes imágenes que ocurren, ya que en Nairobi, por ejemplo, se puede observar cómo degollan a la gallina que consumirán posteriormente. Y esa ni siquiera es la peor parte de la grabación, sino realmente cuando se documenta la granja en Georgia en Atlanta, Estados Unidos.

Las imágenes muestran a las gallinas sin poder moverse dentro de esta granja industrial, sufriendo por ello y carecen de una buena o completa salud. Una gallina está muerta cubierta de tierra y gusanos. En el documental se explica que el granjero Craig Watts sintió la necesidad moral de mostrar en qué situación viven los miles de pollos en una sola granja para las empresas que producen alimentos de procedencia animal.

“La forma en la que lo percibas, depende de ti, pero te puedo decir que me voy a alejar de esta experiencia completamente asqueada por la manera en que tratamos no sólo a los animales, sino también a nuestros granjeros en Estados Unidos”, explica la conductora del programa de PBS mientras traslada unos seis cadáveres de gallinas que recogieron durante dos días al basurero.

Entre los comentarios del documental que está disponible en inglés en la plataforma YouTube varios usuarios cuestionan las medidas que se deben de tomar ya que “no están listos para ser vegetarianos”.

La granja que visita es de Craig Watts, un activista que busca crear consciencia sobre las condiciones de los animales en estos lugares. En febrero presentó una queja dirigida al Departamento de Salud y Seguridad Ocupacional donde denuncia que la condición de los pollos de una empresa llamada Perdue, que son los que él maneja, produce alimento adulterado o mal etiquetado para los consumidores y que al intentar revelar esto, la compañía lo acosó con constantes visitas.

Por otro lado la compañía Perdue y el Consejo Nacional de Pollo respondió sobre estas acusaciones y explicó que Watts, quien continúa su contrato con la compañía, no enfrentará represalias en su contra, pero se le urgió a usar una guía para hacer un mejor trabajo criando a los pollos que se envía.

En Estados Unidos, un grupo de industrias y marcas como Perdue, Tyson, Pilgrim’s Pride y más, son dueños de las aves, del alimento, de las estructuras para granjas, la distribución y sus ventas. Los granjeros firman contratos para recibir a las gallinas de las compañías y criar durante 5 o 6 semanas a los animales que regresan para su sacrificio y su venta como productos.

Las aves son una de las especies animales más explotadas por el consumo de carne en todo el mundo, encabezado por los peces. De acuerdo con el  documento de la FAO “Food Outlook” (Perspectivas de cosechas y situación alimentaria), la producción de carne de ave continuará creciendo de forma exponencial a pesar de los brotes de gripe aviar.

En 2011 se registró que una persona en promedio consume 30 kilos de pollo al año, lo cual significó un aumento de 2 kilos con respecto al 2010, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO).

México permanece como el primer consumidor de huevo fresco en el mundo, con un consumo per cápita de 21.9 kg. En ese sentido, anualmente se producen 108 millones de cajas de huevo. De ese volumen, el 80% se comercializa a granel y el 20% en empaques cerrados.