El exsubgobernador del Banco de México Javier Guzmán Calafell, habló con SinEmbargo sobre La otra cara de la moneda, un libro en el que hace un análisis completo sobre la crisis económica que México vivió en 1994.
Ciudad de México, 13 de febrero (SinEmbargo).– Aún cuando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador fue muy cauto en el apoyo que dio al aparato productivo para tratar de atenuar los efectos recesionarios de la crisis generada por la COVID-19, hizo lo correcto, reconoció el exsubgobernador del Banco de México (Banxico) Javier Guzmán Calafell.
“Lo correcto quiere decir, en este caso, que el Gobierno fue muy cauto en el apoyo que dio al aparato productivo para tratar de atenuar los efectos recesionarios de la crisis, es decir, no siguió la receta, a pesar de que no siguió la receta, yo creo que hizo lo correcto”, comentó el economista en entrevista con SinEmbargo.
Guzmán Calafell precisó que el margen que tenía el Gobierno para incrementar de manera importante el gasto para apoyar al aparato productivo era modesto y de haber optado por otro camino una vez pasada la crisis, hubiera tenido un déficit fiscal elevado.
“Pero hay otro elemento que me parece a mí que justifica el que se haya optado por un enfoque prudente y ese otro elemento es el hecho de que la asignación del gasto público en México ha sido muy cuestionada, entonces, finanzas públicas débiles y con una asignación del gasto público que ha estado lejos de ser óptimo, a mí me parece que habría sido un grave error porque no sabemos qué tan eficiente habría sido esa asignación del gasto y por otra parte, porque sabemos que las finanzas públicas tienen fragilidades”, comentó.
En ese sentido, reconoció que el manejo más prudente fue “hacer exactamente lo que se hizo, evitar un gasto excesivo, que ahorita nos tendría en una situación más complicada”.
Javier Guzmán Calafell acaba de publicar La otra cara de la moneda (Ariel), un libro en el que hace un análisis completo sobre la crisis económica que México vivió en 1994. En este texto ahonda en la disputa entre los Estados Unidos y un grupo de naciones europeas; los obstáculos impuestos tras el apoyo del Fondo Internacional a México. Además ofrece lecciones de este episodio y “tareas pendientes”.
El autor de este libro indicó que en el contexto de la privatización de la banca de esos años, y de muchas empresas públicas, así como la firma del Tratado de Libre Comercio “empieza un crecimiento de las exportaciones muy acelerado, la productividad de la economía empieza a crecer de manera muy sólida y obviamente el optimismo sobre el país incrementa considerablemente”.
Al mismo tiempo, indicó, eso fue generando algunas series de desequilibrios. “¿Cuáles son los más importantes? Entra mucho dinero y con ese dinero que entra del exterior, la capacidad para la economía de importar es mucho mayor, de comprar recursos en el exterior, entonces, aunque las exportaciones crecen mucho, las importaciones crecen todavía más, entonces se empieza a abrir un desequilibrio en la balanza de pagos, en lo que se llama la balanza de cuenta corriente, empieza a crecer, crecer, crecer de manera muy importante, y se ubica en niveles de más de 7 por ciento del PIB”.
Señaló que aunado a ello se presentó un elemento adicional. “Ese ingreso de capitales se combina con un esfuerzo de liberalización interna en el sistema financiero, que permite que los bancos tengan una capacidad de prestar muchos más recursos y esa capacidad de prestar recursos se facilita, además, porque las finanzas públicas se empiezan a cerrar, empiezan en déficit, empiezan a disminuir, el sector público está absorbiendo menos recursos y entonces la banca nos puede prestar, al mismo tiempo que crece el déficit en cuenta corriente, lo que vemos es una expansión fenomenal del crédito público, esto se da en una circunstancias en que la supervisión del sistema financiero por parte de las autoridades tiene algunas fragilidades, por otro lado, la banca no necesariamente cae… algunos bancos no necesariamente caen en las mejores manos”.
¿Qué se genera con todo eso? Guzmán Calafell refirió que se presenta entonces una fragilidad de la economía por el lado financiero y por el lado del sector externo. “Y el otro elemento es, además, que nuestro déficit externo cómo está financiado está financiado en muy buena medida por flujos de capital que son volátiles, no es inversión extranjera directa sino es lo que se llama inversión en cartera, es decir inversión en bonos, inversión en acciones, cosas por el estilo”.
Llega entonces el 94 con esa situación de fragilidad, con una serie de choques externos, y una serie de eventos políticos como el asesinato de Luis Donaldo Colosio a principios del año y el levantamiento Zapatista, entre otros factores económicos.
“Como resultado de estos choques y esa fragilidad, es necesario devaluar el peso, se toma una decisión en un principio de hacer una devaluación, no funciona, se pasa a un esquema de libre flotación, pero ahí no se acaba la historia, el problema es que después de que se toman esas medidas, viene una etapa de incertidumbre por una combinación de cosas, un esfuerzo fiscal, insuficiente todavía, ya una vez que estalló la crisis, y por otro lado mucha incertidumbre sobre cuánto dinero va a tener México para pagar estos pasivos externos y eso se convierte en una crisis de magnitud enorme que nos lleva a estar cerca de tener que suspender pagos, a una situación básicamente de un colapso y pone inclusive a la economía en el riesgo de un colapso del sistema financiero”.