¿DE QUIÉN ES PANCHO VILLA?

17/01/2012 - 12:00 am

Hace 97 años, Doroteo Arango, conocido para entonces como Francisco Villa, se proclamó Presidente de México. En 1923, cuando su coche daba la vuelta en Avenida Juárez, en Parral, Chihuahua, lo mató una lluvia de balas.

En 1966, su nombre fue colocado con letras de oro en el recinto de la Cámara de Diputados y en 1976, un decreto presidencial ordenó la exhumación de sus restos para que fueran colocados en el Monumento a la Revolución. Con una numerosa descendencia y estudiado por varias corrientes históricas, en torno a su leyenda, aún laten las preguntas: ¿De quién es Pancho Villa? ¿A quién le pertenece su legado?

“Amigo, la historia de mi vida se tendrá que contar de distintas maneras… y le dará de comer a mucha gente”, así lo aseguró la voz profética de Pancho Villa. Su vida y su imagen están en nombres de escuelas, calles, negocios, organizaciones sociales; está en los discursos políticos, en el cine, la literatura, las conmemoraciones. Es un personaje, un mito, una realidad. De él se cuentan muchas anécdotas: que le gustaba la malteada de fresa, las palanquetas, pero sobre todo, las mujeres.

Junto a Porfirio Díaz, Francisco Villa es considerado la figura revolucionaria más mediática. Gustaba de los reflectores, de las entrevistas: era todo un personaje. Basta decir que en 1914 la productora estadounidense Mutual Film Company lo contrató para protagonizar la película The life of General Villa. Cobró 25 mil dólares –que entonces valían oro– con lo que abasteció de armas a la División del Norte. Hoysólo quedan algunos fragmentos de las batallas villistas, pero en aquel momento su presencia en el cine también le dio presencia.

Y es que la imagen de Villa reverbera. Es un personaje histórico, cultural, artístico. Igual es ficción que fantasía. Lo ha interpretado desde Pedro Armendáriz, hasta Antonio Banderas. Es un mujeriego, un héroe, el Robin Hood mexicano, el revolucionario incómodo, el mito cinematográfico. “Significa mucho. Se le toma como bandera de lucha social”, asegura en entrevista para SinEmbargo.mx, la historiadora Guadalupe Villa, nieta del General.

Ella, junto a su familia preserva el nombre y la imagen del revolucionario. Es historiadora de tiempo completo, pero Guadalupe Villa no llegó a la historia porque fuera la nieta del Caudillo del norte, aunque una de sus especialidades es la Revolución Mexicana. Incluso, en coautoría con su hermana Rosa Helia, escribieron Villa de mi corazón, una investigación sobre cómo el pueblo mexicano se apropia de la imagen de Francisco Villa: “Desde investigadores, hasta artesanos. Cuando le pedimos a algunos artesanos que nos dejaran conocer su trabajo, luego de saber que éramos las nietas del General, nos trataban con mayor respeto, como si por ser de la familia, tuviéramos más poder moral”, cuenta la historiadora de tiempo completo en el Instituto Mora.

–¿Cómo vemos los mexicanos a Pancho Villa?
–Como el símbolo reivindicador de los oprimidos. El vengador de la gente.

–Habrá quien utilice su imagen para lucrar, ¿no le parece?
–Es el riesgo de ser una figura histórica, mundialmente conocida. Eso sucede con los personajes públicos… es parte del riesgo.

–Pero se tergiversa su lucha en muchos casos, ¿no es peligroso?
–Puede que lo sea, pero todo mundo habla de él. Sigue vigente. Su vida se presta para un sinfín de historias, algunas más serias que otras. Para mí, lo más importante, es que siga en la memoria de la gente.

LA HISTORIA NO TIENE PATENTE

Agustín Villa es biólogo… y lleva los genes de Pancho Villa. Tiene el espíritu vigoroso del abuelo. Es profesor en una preparatoria popular. Y como integrante de la familia Villa también tiene el compromiso de velar día y noche por la imagen de su abuelo. También es secretario de la organización Enlace Villa-Zapata, quien junto a la familia de Emiliano Zapata es la voz crítica e incisiva del legado revolucionario “de los dos generales que fueron incómodos para los revolucionarios institucionales”, dice.

–La imagen de su abuelo aparece hasta en Hollywood, ¿qué postura tiene la familia Villa, su organización… incluso usted?
–Una postura crítica. No tenemos los elementos para contrarrestar lo que empresas y políticos hagan con mi abuelo, con Zapata. Cuando fue el Centenario de la Revolución, llegaron algunas postales con la imagen de ellos. Eran unaspostales con megaproducción, hechas por cartonistas y caricaturistas. Nosotros le dimos seguimiento y descubrimos que venían de Chile. ¿Quién lo autorizó? Ahí está el detalle. El Gobierno oficial nunca ha querido a mi abuelo, ni a Zapata. Porque ellos siempre estuvieron en contra del partido oficial, que hoy es el PRI.

–¿Entonces de quién es Pancho Villa? ¿A quién le pertenece?
–Al pueblo.

–¿Y la familia, ustedes, sus herederos?
–Se cree que las familias de revolucionarios somos millonarios. La familia del general Zapata, muchos de sus integrantes, son ejidatarios, algunos sin universidad, pero creen en el legado que dejaron nuestros abuelos. Nosotros no somos dueños de una lucha que es de todos. Insisto: Pancho Villa es del pueblo.

La misma pregunta se le hace a su prima, Guadalupe Villa. Contesta lo mismo, aunque la investigadora asegura que en homenajes o conmemoraciones se les toma en cuenta, los invitan: “Pero no significa que nos pidan permiso. Nos consideran, en tanto familia de Francisco Villa. Muchas personas nos confieren cierta autoridad moral”.

Sin embargo, Agustín Villa arremete: “En las fiestas del Bicentenario la línea oficial relegó la Revolución Mexicana y le dio peso a la Independencia. Fijaron como base democrática al gobierno de Francisco I. Madero. Y dejaron afuera la lucha campesina y obrera de Zapata y Villa”. Indignado, asegura que su organización trató de conciliar con diputados y senadores para que no tergiversaran la imagen de estos Caudillos; incluso hablaron con el Ejecutivo, no obstante fueron soslayados. Pero tampoco se dieron por vencidos. Crearon foros de discusión, monitorearon homenajes en universidades del país, se coordinaron con ellos y lograron sinergia para transmitir el legado revolucionario.

Otro inconforme es Paco Ignacio Taibo II, autor de Pancho Villa: una biografía narrativa. Se le plantea la misma pregunta que a los nietos del General, y Taibo responde: “Villa es de los pobres, de los mendigos, de los olvidados, de los jodidos, de los necesitados, es del pueblo, del mundo. No tiene patente. No tiene dueños. No es marca registrada. ¡Por Dios!, sería el colmo”.

Asegura que al momento de investigar y escribir la biografía del Centauro del Norte, jamás pensó en pedirle autorización de nadie. “Es una tontería pensar que un personaje histórico le pertenece a alguien. Ni a la familia siquiera. Tuvo un montón de mujeres. Le salieron hijos por todos lados. Todos querían ser hijos de Villa”, concluye el escritor.

EL SANTO LAICO

Así lo considera Lupita Villa, como se le dice de cariño. Los seguidores del Caudillo, dice, están en todas partes, al paso del tiempo. “Su vida se presta para un sinfín de anécdotas. Por eso hay tantas películas, libros, mitos. Es una persona de contrastes: se le quiere o se le ama, es blanco o negro, no hay matices en él”, comenta aunque también aclara que poco se puede hacer cuando se tergiversa la vida del General.

Su primo, Agustín, se remonta a 1914. Cree que su imagen fue manoseada, impulsada por la versión oficial. “Acaba la revolución popular en 1914 y 1915 con el asesinato de los líderes revolucionarios y la derrota militar; se aterriza todo con la Constitución de 1917 “, dice. Rememora: en 1920 José Vasconcelos da el discurso en honor a Emiliano Zapata. Y hasta 1960, bajo el sexenio de Adolfo López Mateos se realiza oficialmente el primer homenaje a Francisco Villa. “Sus asesinos y cómplices los festejan. Eso también se vio con las fiestas del Bicentenario y Centenario”, arremete.

Por su parte, Francesco Taboada, autor del documental Los últimos zapatistas y Pancho Villa, la Revolución no ha terminado, considera importante que haya un órgano desconcentrado que regule, concilie y monitoreé los contenidos referentes a  personajes mexicanos históricamente conocidos. “Es cierto que estos personajes no pueden estar sujetos a ningún derecho de autor. Pero debe haber un órgano regulador que determine las condiciones. Por ninguna manera deben ser utilizados de manera irrespetuosa”, opina al tiempo que refiere la película de Alfonso Arau: Zapata, el sueño del hombre.

También Agustín Villa lo trae a colación. Incluso comenta la anécdota: “Alfonso Arau habló con la familia Zapata y ellos confiaron en él. Pero cuando vieron cómo se burlaron de la imagen de Emiliano Zapata, enseguida se deslindaron moralmente de él. Qué lejos estaba la vida del General de ese personaje que Arau dio a conocer”.

Francesco Taboada critica a la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía –RTC–, de quien, dice, ha perdido legitimidad ante la sociedad. “Los herederos de Villa, por citar un ejemplo, deben tener el compromiso de velar por él. Sin que deriven en conflictos comerciales o económicos”, y da pie para preguntarle a Guadalupe Villa si su familia recibe alguna remuneración económica:

“De ninguna manera. Como familia nos reunimos para ver cómo se trata la imagen de mi abuelo. Agustín, mi primo, se encarga de conciliar esa parte de manera más directa. Pero no recibimos dinero”.

–¿Entonces respecto a las ganancias de series de televisión, productoras de cine o derechos de autor, derechos comerciales, la familia Villa qué hace?
-Insisto, no tenemos los elementos para hacer algo –explica Agustín Villa–. Villa no es marca comercial. La imagen de mi abuelo no es para lucrarse. Él no lo hubiera permitido. Ni nosotros como familia lo haríamos. En una ocasión, en un pueblo, me tocó ver que unas cervezas tenían el nombre de Pancho Villa, pero al respecto no se puede hacer nada, más que recalcar la lucha del General. Hace un siglo él planteaba la necesidad de que haya educación, criticaba a los gobiernos fraudulentos, la injusticia: hoy sigue incluso peor. Por eso sería lamentable ver que algún día Coca-Cola utilice la imagen de Villa en sus anuncios, que juegue con el hombre de él.

–Entonces, ¿Pancho Villa no es marca registrada? –se le pregunta a Lupita Villa.
-No. Pancho Villa no se vende –su respuesta es tajante.

“No creo que pase –asegura Agustín Villa–. La imagen de mi abuelo, además de manipulada por la línea oficial, ni siquiera aparece en los billetes. No existe un centro de documentación histórica sobre él y sobre Zapata. Los dos son y serán enemigos del partido oficial, del PAN y de todo aquel que no sea parte de una lucha justa. Incluso el PRD lo ha utilizado, como si a Pancho Villa le hubiera interesado ese partido político”.

Francesco Taboada remata: “La imagen de Villa, como personaje de legitimación histórica, ha sido tergiversada por el gobierno. Utilizan su imagen de manera deshonrosa. A ellos son a quienes se les debe prohibir utilizar estos emblemas. Es deshonroso. Transgreden estos iconos con tintes políticos y electoreros. Mancha la historia de México”.

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