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Tomás Calvillo Unna

12/10/2022 - 12:05 am

El presente extraviado

“El magnate que agrede y se burla, el político que difama y amenaza”.

“¿Y San Pedro?” Pintura: Tomás Calvillo Unna

I

Los deseos y los sentidos

no tardan en su hipnosis

de expandir sus máscaras de ilusión:

las embriagadas nupcias de la realidad,

estrujadas de tiempo.

 

La degradación de una cultura criminal

alentada por la cruel desigualdad

y las fantasías oníricas del poder

en todos sus estamentos.

 

El rastro oculto de la locura que perdura

y tarde o temprano

cobra su cuota de violencia;

no hay palabras ni discurso alguno

que contenga sus desplantes,

su salto al ruedo de lo inesperado.

 

El siniestro estilo de adoctrinar buleando

desde la infancia y sus juegos.

 

La generación que quedó atrapada

en la casa de los espejos

del Castillo de Chapultepec.

 

El ejercicio sádico

de las jerarquías impuestas.

El daño del insulto y la descalificación.

El magnate que agrede y se burla,

el político que difama y amenaza,

El militar que se espía a sí mismo,

El ciudadano que calla y cede sus derechos:

¡México! ¡lotería!

 

Una nación cuya conversación pública envenenada,

intoxica su alma y enceguece su vida.

 

La mayoría aprendiendo la mímica necesaria

para sobrevivir;

se oferta aquí y allá,

fórmulas de mínima simpatía,

de cortesía en desuso,

de ramilletes de buenas intenciones,

de inyecciones de optimismo,

de inevitables deseos de tener más

de esto y de lo otro,

y asegurarse que nada impedirá

el desayuno al siguiente día,

la rutina casi perfecta de la jornada laboral

que ya no alcanza.

 

II

 

Respirar la pausada verdad que perdura

más allá de nuestros tropiezos,

compartirla sin más anhelo

que saber estar juntos

en una comunidad abigarrada

que retorna al reconocimiento de sí misma

dándose la mano de la palabra que saluda:

buen día.

Donde hay dos,

el círculo inicia y la rotación comienza

 

Dentro se cruza el espejo, ya no hay nombre,

ni huellas, solo el carácter para continuar.

 

Caminar en el patio mojado con un paraguas

convertirnos en veladores de sí mismos.

 

Los segundos que definen a la eternidad

de cada uno,

se evaporan en las circunstancias

que clausuran sus salidas.

Xilitla: El vientre de la neblina: Foto: Tomás Calvillo.

 

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