Manto acuífero y La Tirisia, historias de abandono

12/09/2015 - 12:01 am

Dos directores mexicanos abren la compuerta que refrena a las almas femeninas en situación de abandono. Relatan historias de niñas, de adolescentes y de mujeres en plenitud enfrentadas a la soledad y al desamparo. Hay muchos puntos que vinculan a Manto acuífero (2013), de Michael Rowe con La Tirisia (2014), de Jorge Pérez Solano.

El primero: son hombres adentrándose a espacios íntimos habitados por ellas. Lugares inundados de deseo mujeril, de pasiones ocultas, anhelos frustrados, donde se guarecen de la incomprensión masculina, la desatención y la indefensión. Ambas películas se incrustan en el otro México, aquél que existe fuera de la inmensa ciudad central. Manto acuífero en una casa en Cholula, Puebla. En donde se recalca que ahí sí se puede vivir en paz, sin los riesgos de la violencia y la cotidianidad urbana. En La Tirisia, el viaje fílmico nos lleva más lejos: a un pueblo apenas dibujado en los mapas de la Mixteca de Oaxaca. Ahí, donde terminan las carreteras, las calles no se pavimentan y ni siquiera a los políticos les interesa detenerse a hacer campaña.

Otro punto compartido: se trata de la segunda película de ambos directores. Michael Rowe, originario de Australia, erige una trilogía sobre la soledad iniciada en el 2010 con Año bisiesto, filme sobre las ataduras eróticas y emocionales de Laura (Mónica del Carmen), una joven oaxaqueña que se instala en la ciudad de México y satisface su ansia con amantes ocasionales. La película se desarrolla en un apartamento en donde se respira soledad mientras, en un rincón, aguardan los deseos masoquistas. Cámara de Oro en Cannes y Premio Ariel a la Mejor Ópera Prima coronaron el debut de Rowe.

Por su parte, el también productor y guionista Jorge Pérez Solano, nacido en Oaxaca, se había adentrado en la vorágine de otra historia femenina en Espiral (2009), en la tragedia de los pueblos que se quedan sin hombres por la migración y las mujeres que lo sobreviven. Nominada a Mejor Película en el Festival de Cartagena, Mención honorífica en el II Festival de Cine Latinoamericano de Flandes y Premio del Jurado en Encuentros de Cine Sudamericano en Marsella.

Otra zona de convergencia: ambos autores apuestan por la belleza mexicana y no por patrones estéticos ajenos. Sus mujeres poseen rasgos indígenas, pieles morenas, melenas oscuras, cuerpos reales. En Año Bisiesto, la actriz Mónica del Carmen detona la sensualidad de la piel de bronce. Para Manto acuífero, Rowe solicitó a la actriz Tania Arredondo que subiera alrededor de 8 kilos para que su imagen se ajustara a la de una mujer que ha tenido hijos.

En Espiral, el director Jorge Pérez Solano se apoyó en el atractivo de Iazua Larios (El Atentado, La mitad del mundo) y en ese encanto del Istmo que es la actriz Mayra Sérbulo (Apocalypto, La Mexicana). Para La Tirisia, en la hermosura y talento de Adriana Paz (La horas muertas y Rudo y Cursi) y de la debutante Gabriela Cartol. Son mujeres mexicanas que se trenzan el cabello, de atuendo humilde, sin afeites; cargan niños ayudadas por rebozos, ríen y lloran, pero al final toman las riendas de su vida.

Las dos películas hilvanan relatos sobre el desamparo. Manto acuífero, se basa en el texto “Secrets” del australiano Tim Winton. En ella observamos el mundo aparte que ha construido Caro (Zaili Sofía Macías) a sus 8 años de edad. Su madre (Tania Arredondo) la ha arrebatado de la ciudad de México, de su casa, su escuela, sus amigos y su padre. Se la ha llevado a Puebla, a una nueva morada y con un padre sustituto. La separación violenta de sus progenitores la vive y sufre en silencio. Ella no siente que ése sea su hogar y encuentra cobijo en el exterior, en el jardín, entre la arbolada y su inclinación a los insectos. Un pozo seco, su nuevo refugio, es reflejo del estado anímico donde las emociones fluyen como el agua subterránea.

En La Tirisia, con guión de Pérez Solano, conocemos el vínculo entre Cheba (Adriana Paz) y Ángeles (Gabriela Cartol), las dos embarazadas por el mismo hombre, Silvestre (Gustavo Sánchez Parra). Nada de rivalidades ni celos. Silvestre es padrastro de Ángeles y ella busca la pureza y redención en montañas de sal. Literal. Para Cheba, ese bebé es fruto de un desliz. Su esposo se ha ido de bracero y su inminente retorno la orillará a tomar una dolorosa decisión. En ese pueblo olvidado, la tirisia, es la enfermedad que devora las almas.

La Tirisia obtuvo dos Premios Ariel, Mejor Actriz para Adriana Paz y Mejor Actor de Reparto a Noé Hernández. El Premio Roger Ebert en el Festival Internacional de Cine de Chicago 2014, reconocimientos en el Festival de Cine de Guadalajara 2014, en el de Karlovy Vary, el de Palm Spring y Valladolid. Y no obstante tantos reconocimientos, llegamos al otro punto de empalme entre ambas películas: es posible verlas en espacios como la Cineteca Nacional, La Casa del Cine, Cine Tonalá y en plataformas digitales como Mubi y FilminLatino. Su presencia en los circuitos comerciales es limitada debido al escaso apoyo de exhibición que se brinda al cine mexicano y esa, sin lugar a dudas, es otra historia de abandono.

Rosalina Piñera
Periodista egresada de la UNAM. En su pesquisa sobre el cine ha recorrido radio, televisión y publicaciones como El Universal. Fue titular del programa Música de fondo en Código DF Radio y, actualmente, conduce Cine Congreso en el Canal del Congreso.
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