La diferencia

12/09/2012 - 12:01 am

Con el discurso mediante el cual Barack Obama tomó protesta como candidato a la presidencia de EEUU y las recientes elecciones presidenciales en nuestro país, que no terminan de resolverse, no puedo evitar comparar a los candidatos presidenciales de allá con los de acá en términos del sitio que ocupan ocupan la ciencia y la educación en sus agendas y en sus mentes.

El presidente estadounidense, quien busca reelegirse por un segundo periodo, hizo hincapié en cómo la educación, la ciencia y el desarrollo tecnológico son fundamentales para el futuro de su país.

Por ejemplo, señaló la urgencia de mejorar el nivel de sus científicos e ingenieros quienes, hoy por hoy, ya no pueden competir con sus pares de China.  Habló también de su plan para reclutar a 100 mil nuevos maestros de matemáticas y ciencias durante la próxima década,  y mencionó cómo Estados Unidos tiene cada vez más control de sus energéticos, mediante una reducción en su dependencia de petróleo extranjero y la adopción de fuentes renovables de energía.  De manera especial, Obama destacó la posibilidad de la movilidad social a través de la educación.

Sin embargo, Obama no ha sido el único presidente estadounidense que incluye a los logro o a los retos científicos de su país en sus discursos.  Por ejemplo, John F. Kennedy, quien reconoció el reto de la carrera espacial y la conquista de la luna hace exactamente 50 años, lo cual fue logrado menos de una década después.

Más reciente es el caso de Bill Clinton, quien en su informe presidencial de enero de 2000, anunció al mundo que ese año conoceríamos la secuencia del genoma humano.

En realidad, tuvimos que esperar hasta febrero de 2001 cuando dos grupos de investigadores publicaron la secuencia del genoma humano en sendos artículos en las revistas científicas más importantes, Science  y Nature. La historia es muy interesante. En la revista americana se publicaron los resultados de una iniciativa privada encabezada por el millonario Craig Venter, mientras que en la revista europea se publicaron los resultados de un consorcio de científicos patrocinados por fondos públicos provenientes de distintos gobiernos, entre los cuales destacó el de Estados Unidos.

Hoy, más de una década después, ya conocemos los genomas de diversos organismos, desde el maíz hasta el pollo, pasando por la bacteria del cólera y la levadura de cerveza.

El contraste con el papel que ocupa la ciencia en las mentes y en las agendas de los políticos mexicanos, aunque tomáramos en serio al “candidato Cuadro”, no podría ser más triste.  Retomando el tema inicial de la toma de protesta de candidatos presidenciales, los de los nuestros fueron bastante malos, en general, y carentes de ciencia.

Por ejemplo, Peña, quien lanzó su campaña en Dolores Hidalgo, denunció que los ciudadanos estamos hartos del mal gobierno (como dicen por acá, seriously?). Efectivamente habló de lo mala que es la educación en México, pero lo hizo de una forma tan vaga que era imposible saber que—léase así, sin acento—estaba pensando.

A los otros dos candidatos serios también les faltó la ciencia en sus discursos de toma de protesta, aunque una sí contó sus bendiciones y el otro mencionó, por no dejar, a la educación, la protección ambiental, la salud y la justicia alimentaria, en una sola oración y a las carreras.

Tenemos que resolver qué hacer con la educación, la ciencia y la innovación tecnológica en un país como el nuestro, donde tanto el Presidente como el Congreso violan la ley todos los años cuando aprueban incompleto el presupuesto para ciencia. Dicho presupuesto debió haber alcanzado el 1% del PIB desde hace seis años.  Mientras, seguiremos en una situación de desventaja terrible cuando pretendemos competir con otros países cuyos gobiernos entienden la importancia que tienen la educación, la ciencia y el desarrollo tecnológico para la viabilidad de sus naciones.

Adenda

Sin embargo, todos los presidentes y candidatos de Estados Unidos tienen esta propensión a hablar de la relación de su país con su dios y toda su filosofía del destino manifiesto. No podría caer más gordo el tema pero les resulta muy taquillero.  Eso y su bendito derecho a las armas.

 

@erickdlbm

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Erick de la Barrera
Es investigador titular del centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
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