De lo poco rescatable de los últimos años para el país es el hecho de que por lo menos vamos “mano” en asuntos particularmente delicados y graves, los cuales, muchos países ya enfrentan o están por enfrentar. Somos “mano” en la crisis económica que hoy traen naciones como España, Irlanda, Grecia, Portugal e Italia, más los que inevitablemente se sumarán en los próximos meses. Cuando de manera ligera quién hoy es el gobernador del Banco de México aseguró que era sólo un “catarrito” el huracán que nos venía, quedó claro que no tenía idea o no quiso ver el tamaño del problema. Lo importante fue que recularon quien sabe si a tiempo, pero de que lo hicieron no hay duda.
Lo cierto es que sin que se hayan resuelto ni por asomo nuestros graves problemas económicos, si se han paliado lo que nos coloca, en cierto sentido, en la tribuna para ver cómo le hacen otros. La ventaja que tenemos, por decirlo de alguna manera, es que algunos apenas están en el inicio del brutal recorrido, el cual por lo menos nosotros ya sabemos más o menos de que se trata. Los apremios de otros ya los vivimos, sin dejar de alertar que con todo y que vamos “mano”, andamos en el zigzagueante y tormentoso mundo de la montaña rusa.
La ventaja de ir “mano” debiera colocarnos en otra posición para aprovechar que algunos apenas empiezan su “largo y sinuoso camino”. Debiera colocarnos en los mercados emergentes y no emergentes, y nos debiera dar una ventaja dentro del caos.
En lo otro que vamos “mano” es en el tema de la violencia institucionalizada. A diferencia de los asuntos económicos, no muchos países van a pasar por lo que estamos pasando con la “guerra” a la cual ya no se le llama “guerra”. La combinación de elementos como narcotráfico, delincuencia organizada y vandalismo han creado escenarios complejos y difíciles de enfrentar. Si de por si la suma de todo esto es un cotidiano polvorín, agreguemos el hecho de que la base de estas actividades está en los propios gobiernos marcados por lo que nos tiene carcomidos por dentro: la corrupción.
Muchos países latinoamericanos están empezando a padecer estos escenarios, particularmente en Centroamérica. En Sudamérica, Colombia fue “mano” con la violencia de narcotráfico, pero su lejanía geográfica con EU y la relación narco-guerrilla lo llevó a otras estrategias. Los colombianos van saliendo, pero bien se sabe allá y acá que de esto no se sale nunca, más bien se busca acomodarse lo mejor posible.
En Centroamérica, la violencia se ha ido enquistando. En Honduras, Nicaragua, El Salvador y Guatemala, se ha estado viviendo durante estos años una violencia institucionalizada de la cual no necesariamente nos enteramos a través de los medios de comunicación nacionales. Se suman, como en México, el narcotráfico, tanto el cártel del “Chapo” como los muy violentos “Zetas”, cada vez tienen mayor presencia e influencia en la zona; las adversas condiciones económicas; el desempleo y graves problemas sociales. Honduras trae una descomposición que tarde que temprano va a generar una reacción social. A los problemas referidos se le suma otro: en los últimos años ha estado sometido por fenómenos climatológicos y naturales que lo tienen en vilo junto con los grandes problemas de corrupción.
De algo debe servir para algunas naciones el hecho que México vaya “mano” con estas calamidades. Al vernos, se ven, y suponemos, les da para construir nuevas formulas o copiar otras para enfrentar el vendaval. Desde Europa se ha visto la crisis económica mexicana de manera detallada. Algunos gobiernos, de la mano de los insalvables FMI y BM, han seguido paso a paso lo que se ha hecho en el país porque han encontrado, hay que reconocerlo, que algunas acciones han sido positivas.
Los temas de seguridad han sido cuestionados fuera de la misma manera que ha sucedido aquí adentro. En este asunto llevamos “mano” en la experiencia de lo que sí y lo que no. No se aprecia todavía qué tanto nos este sirviendo todo esto a nosotros mismos, pero suponemos que los que están empezando a padecer lo mismo algo tendrán en la cabeza nomás de vernos. Ir “mano” tiene sus ventajes y obviamente sus riesgos. La bronca está en que no pareciera que le estemos sacando ventaja a fenómenos que tarde que temprano le van a acabar pasando a otros. Sería el colmo que no supiéramos sacarle provecho mañana al hecho de ser “mano”.