¿Usted cómo la ve?

12/07/2014 - 12:00 am

La película “The Help”, La Servidumbre (título en español: Destinos Cruzados), se desarrolla en la primera mitad del siglo pasado, en Mississippi, EEUU. En el minuto 64 escuchamos que la radio da la noticia de que un joven de color fue asesinado de un disparo en la espalda. “El KuKuxKlan lo mató hace una hora”, amplía la sirvienta Minnie a su amiga Abileen, ambas del mismo oficio y color. Y agrega: “Vivimos en el infierno, atrapados. Nuestros hijos, atrapados.” En automático pensé en el México de hoy.

El cuerpo gubernamental ha hecho de la simulación un oficio que domina -hay que decirlo- con habilidad. Es de rigor que los funcionarios declaren un sentido y actúen precisamente en el opuesto, con lo que devalúan incluso la credibilidad de sus oponentes. Claro que esto no es nuevo en México, pero los niveles que hoy vemos sí son inéditos, tanto por la constancia del engaño como por la trascendencia de los temas. Hace falta, por tanto, desarrollar un filtro mental para saber de qué tamaño es la montaña que se nos viene encima.

Cuando quiera interpretar las declaraciones, antepóngales siempre “Lo que quiero que pienses es que…” y luego cualquier declaración: “…portaba armas de uso exclusivo del ejército” / “…el petróleo sigue siendo nuestro” / …bajarán las tarifas de luz y la gasolina” / “…los niños limpia parabrisas luego serán empresarios…” y así, ad náuseam. La trascendencia de esta manía reside en que daña el destino de todos los mexicanos –incluso el de usted– quienes pagamos sus sueldos y sus dispendios, estos cuyo bienestar están obligados a procurar mediante su labor (no dice trabajo). Los actos de corrupción, que por definición son delito, además son testimonios inocultables del desprecio que tienen hacia sus jefes, que somos los mexicanos todos. Son actos de discriminación pura.

Con las reformas constitucionales el país regresa a los tiempos de la explotación del trabajador, de la falta de empleo, de la invasión extranjera, del predominio del poder más fuerte sin ley que lo acote ni justicia que lo sancione. Un México del que ya habíamos salido. Y me pregunto si estos señores gobernantes, autores de El Retroceso de 2014, se dan cuenta de que en este México que se cae a pedazos viven ellos y vivirán sus hijos, quienes no podrán evitar ver todos los días la catástrofe a la que veloces vamos. Es infantil que los gobernantes de México no vean el futuro, que crean que “toda la vida” significa la próxima elección.

Resulta de enorme trascendencia e influencia la des-educación que inculcan la mayoría de las escuelas y los medios a partir de dogmas, en vez de razón. Es obvio que no puede llegarse a la verdad a partir de premisas equivocadas. Así, cuando los medios que dominan el manejo de la información exaltan la desaparición de las tarifas de interconexión, y al mismo tiempo disimulan la virtual desaparición de la libertad a la información imparcial, la masa social se alegra por las migajas sin ver que perdió el filete que, aunque pequeño, fue suyo hasta principios de esta semana. Ya sé: “¿Pero… qué podemos hacer?”

La guerra contra la reforma en Telecomunicaciones podría ganarse fácil, sin balas, sin salir a la calle, sin otra cosa que boicotear a quienes nos aplastan y hacerlo de una manera organizada, permanente. Es difícil, sí. De hecho es una tarea titánica debido a que la poderosa campaña de manipulación informativa ha logrado su propósito de dejar al pueblo en la ignorancia y la miseria que le obligan a concentrarse en lo urgente: conseguir algo para comer. En esas condiciones, difícilmente se organizará para algo definitivo. Hemos visto nacer intentos como #YoSoy132, las autodefensas, voces de peso que razonan y proponen vías alternas de gobierno, y también cómo desaparecen.

Parece que la creación del imaginario colectivo, hoy formado por espejismos sobre la realidad social, acabó en manos de los “representantes” del pueblo, que ya se quedó sin manos. ¿Usted cómo la ve?

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