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Alejandro De la Garza

12/06/2021 - 12:04 am

El voto de la comunidad artística y cultural

El venenoso recuerda más bien lo contrario, el fúrico rechazo al candidato y los llamados a no votar por Morena emitidos por intelectuales a la cabeza de grupos culturales y académicos.

Protesta de la Unión de Trabajadores del Espectáculo.
“La cantidad de recursos económicos demandados por los programas sociales y megaproyectos de infraestructura del Gobierno forzaron una dura austeridad y la reducción de presupuestos para la cultura y el arte”. Foto: Graciela López, Cuartoscuro

El sino del escorpión lo lleva a preguntarse si existe como grupo la llamada “comunidad artística y cultural” y, de ser así, quiénes la forman, cuándo y dónde se reúnen, cómo se comunican y llegan a acuerdos. Su curiosidad surge porque en los mentideros culturales corre la especie de que este sector difuso está decepcionado de López Obrador, lo ha abandonado políticamente, e incluso votó en contra de Morena en las recientes elecciones intermedias.

El hecho le recuerda al alacrán aquel otro rumor esparcido durante las elecciones de 2018, sobre el respaldo de esta misma comunidad al candidato de Morena. En aquel momento se vio a actrices y actores, cantantes y a algún cineasta, expresarle su apoyo, y también a algunos escritorxs y músicxs celebrar su triunfo. Pero a la memoria del alacrán no viene ningún apoyo orgánico expresado por la citada comunidad (¿habrá algún documento?). El venenoso recuerda más bien lo contrario, el fúrico rechazo al candidato y los llamados a no votar por Morena emitidos por intelectuales a la cabeza de grupos culturales y académicos.

¿Existe la comunidad artística y cultural organizada o es sólo un grupo disperso con capacidad de difusión? Se entiende por comunidad artística a un conjunto amplio de hombres y mujeres dedicadxs a la producción de arte: escritorxs y artistas plásticxs, bailarinxs, artistas digitales, teatrerxs, los integrados al Sistema Nacional de Creadores, etcétera. A ellos se suman quienes conforman una comunidad vinculada por intereses culturales: promotorxs y gestorxs, académicos y funcionarixs de las universidades, empleadxs de la Secretaría de Cultura y sus institutos estatales, editores, periodistas e incluso organizaciones como el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura de la UAM. A este disgregado conjunto se le concede —por la índole creativa de sus tareas—, una “bien amueblada” inteligencia, conciencia de su sociedad y de la circunstancia de su entorno, y a algunos, además, un bien estructurado pensamiento de izquierda.

El triunfo de Morena en 2018 alentó entonces grandes expectativas en esta comunidad. No obstante, la realidad ha sido otra. La cantidad de recursos económicos demandados por los programas sociales y megaproyectos de infraestructura del Gobierno forzaron una dura austeridad y la reducción de presupuestos para la cultura y el arte, todo en plena lucha por “domesticar a la oligarquía”, enfrentar la corrupción, recuperar el poder político del Estado y separarlo del poder económico, confrontar a los medios de comunicación convencionales para desmantelar la narrativa de dominación neoliberal, responder a una pandemia histórica y muchas otras batallas cotidianas.

En respuesta, algunos de los integrantes de esa comunidad artística y cultural se arrepintieron de su apoyo al Gobierno y se reunieron para rechazar los cambios en el Fonca, redactar cartas de protesta ante las acciones de la Secretaría de Cultura —el costoso megaproyecto artístico-popular de Chapultepec—, y para oponerse a otras políticas de la 4T, como el papel otorgado al Ejército, el cierre de fideicomisos o la estrategia ante la pandemia.

Si bien esta comunidad tiene eco, no tiene ya ningún peso decisivo en la política cultural del régimen. Por otra parte, el escorpión advierte una muy diversa y extendida vida cultural proliferante fuera de este grupo. Y aún más, muchos de sus integrantes de a pie han tomado distancia de los grupos intelectuales y académicos de élite, cuyo iracundo rechazo al lopezobradorismo los ha alentado a organizarse en un frente y a publicar desplegados donde militan en favor de una alianza política partidaria financiada por grandes empresarios.

En el libro 4T, claves para descifrar el rompecabezas (Grijalbo, 2021), Blanca Heredia celebra la amplia legitimidad popular del poder político de López Obrador, porque ya no requiere de la legitimación de una minoría de intelectuales o estudiosxs encumbradxs. El alacrán afila su aguijón para extrapolar este comentario y reflexionar, como propone Heredia, sobre si el México buscado por López Obrador no es un país distinto al imaginado por este conjunto de personas del arte y a cultura, y acaso inconveniente para su posición de privilegio en un país desigual. ¿No se acerca más la visión del país de López Obrador al México ambicionado por la mayoría de los mexicanos, a quienes difícilmente representa esta comunidad artística y cultural?

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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