Perdedores hermosos

12/03/2015 - 12:00 am

Luca George Prodan nació el 17 de mayo de 1953. Su madre veía el ballet desde uno de los palcos en el Teatro de la Ópera de Roma cuando su hijo saltó de la escalera del cielo para dar gritos que después fueron cantos y más gritos. Más significativo no pudo ser su nacimiento, antes de aprender a hablar Prodan ya estaba forjado por el pulpo palpitante de la vida nómada y el delirio. El pulpo o el toro furioso o el ágil zancudo, toda la fauna salvaje del punk corriendo por sus venas. De niño estudió en el colegio Gordonstoun, mismo colegio donde tomó clases el príncipe Carlos de Inglaterra. Este dato puede parecer sólo una anécdota, pero nos da un guiño de la familia de la que provenía el joven Prodan. Luca venía de una familia adinerada y conservadora, más por la parte paterna, grupo social del que pronto escapó para tomar camino y conocerse a sí mismo.

Lejos de la familia intenta construir el mundo, nadie podrá detenerte. A los 17 años salió a las carreteras rumbo a Roma, un halo de luz atravesando noches y bailando al alba, siempre con la casa propia en la mente, una casa llena de ventanas y en cada una un rostro de mujer. Porque él siempre amó a las mujeres y amó su música que es  palabra en femenino, y una droga dorada fue la que lo llevó a los problemas de salud que después le causaron la muerte. Femenino, siempre las palabras en femenino. De Roma se fue a Londres donde hizo su primera banda que se llamó The New Clear Heads. En esta época experimentó con ritmos como el punk, el reggae y el dub, y también fue en ese país donde conoció a la rubia dorada de la heroína, Prodan fusionó todo en una bomba molotov que hasta hoy sigue explotando. Y como los amigos siempre  rescatan de las situaciones al extremo, un día Luca recibió una postal de un amigo con el que había estudiado en Escocia, Timmy McKern, le enviaba una fotografía de ésté con su familia en las bellas praderas de Córdoba, Argentina, en el reverso de la postal invitaba a su amigo a pasar una temporada con ellos. Así comenzó la recta final de la vida de Luca y el inicio de uno de los grupos musicales más auténticos de la historia del rock argentino: Sumo. En algunas entrevistas, los integrantes de la banda así como el público que asistía a los recitales hablan de la adrenalina que brotaba en el escenario cuando Luca Prodan cantaba, entre otras cosas por la fuerza con la que interpretaba temas en inglés, en época de la  guerra de las Malvinas, época en la que estaba mal visto, incluso prohibido todo lo relacionado con ese idioma.  Sumo estableció su sala de ensayos en la casa de la familia McKern, en Hurlingam, Gran Buenos Aires. En 1980 para conseguir más ingresos y obtener mayor difusión la banda se dividía en dos grupos que solían tocar en lugares distintos, los grupos eran  Hurlingam Reggae Band y Sumito, de esta época es el casete Corpiños en la madrugada, que es considerado su primer álbum completo, sin embargo este Corpiños en la madrugada es un álbum raro y muy valioso ya que se editaron pocas copias y nunca fue reeditado. En 1985, Sumo sacó lo que sería su primer álbum oficial titulado Divididos por la felicidad, un LP delirante que combinó ritmos funk y post punk con aderezos de reggae, algo que sólo Luca podía imaginar en esa época. Un año después Sumo dio el gran concierto en Obras Sanitarias ya con su nuevo álbum Llegando los monos, fue en este año donde la banda se consagró como una de las mejores del rock argentino. Su último disco fue editado en 1987, After Chabón le dio la despedida a Luca Prodan porque ese año, el 20 de diciembre Sumo dio un concierto en el Club Atlético Los Andes, Luca veía venir su muerte. El último tema que interpretó fue una canción muy punk titulada Fuck You y cuentan los miembros de la banda, así como el público que asistió esa noche, que Luca antes de cantar este tema dijo de manera muy sentida “Ahí va la última” y se desgarró la voz. Dos días después lo encontraron muerto en su casa en el bello barrio de San Telmo.

En 1996 y 1997 se editaron dos álbumes de Luca como solista, el primero fue Time, Fate, Love y el segundo titulado Perdedores Hermosos.

A veces cuando tomo el tren en la estación Urquiza, justo rumbo a Hurlingham, pienso en Prodan y en los muchachos de diamante que dejaron todo y se lanzaron a los caminos. A veces busco con la mirada a una chica o un chico que lleve una estrella en el rostro, un súper poder saliendo de su pecho, pero la mayoría de las veces, los perdedores hermosos, los héroes de la juventud pasan desapercibidos a simple vista. Esos tipos que influyen o salvan vidas sin buscarlo, los cabezas rapadas que se ganan un nombre a través de sus terremotos, aunque en ocasiones esos terremotos tumben el palacio de la familia y duelan los escombros. Termino de escribir esto mientras el tren da sacudidas y se detiene en la estación Bosch, ya cerca de Hurlingham, donde todavía las nubes y el polvo preguntan por Luca Prodan, y en algún boliche suena su música hecha desde las entrañas

Algunos temas que recomiendo de Luca como solista y con su banda Sumo:

Gerardo Grande
Gerardo Grande (Ciudad de México, 1991). Poeta. Publicó La edad atómica (La Bella Varsovia, Córdoba, España, 2014), Fiesta brava (Neutrinos, Entre Ríos, Argentina, 2015), Seguir (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, Argentina, 2016). Es co-compilador de Astronave, panorámica de poesía mexicana 1985-1993 (UANL-UNAM, México, 2015).
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