Tijerillas

12/02/2013 - 12:03 am

Las tijerillas o tijeretas son un grupo de insectos que ocasiona terror, no por su picadura ponzoñosa o por vuelo repentino, sino porque mucha gente tiene la creencia de que una tijerilla en las proximidades puede decidir entrar a tu oído y cortarte el tímpano con sus temibles pinzas o caminar por el conducto auditivo y colocarte un huevo en el cerebro… toda una película de terror, pero ¿de dónde sale este temor?

No pude encontrar alguna evidencia científica o literaria en donde efectivamente las tijerillas le hayan cortado el tímpano a alguien, sin embargo su nombre en inglés es ”earwig” y en francés “perce-oreilles”, por lo que en ambos lenguajes se sugiere alguna relación con la perforación de las orejas y probablemente esta creencia es bastante antigua en el mundo sajón y francés. A las tijerillas les gusta vivir en lugares húmedos y buscan la obscuridad, tal vez por ello existe el mito de que gustan de los conductos auditivos.

Dentro de los insectos, las tijerillas pertenecen al Orden Dermaptera que en griego significa “alas de piel” y se les denomina de esta forma por tener un par de alas muy delgadas que se doblan por debajo de otro par de alas engrosado, al estilo de los escarabajos. Las tijerillas son muy distintivas por tener un par de pinzas al final del abdomen llamadas forcículas, que son utilizadas para sujetarse a la hora del apareamiento, para acicalarse removiendo patógenos o basuras y para doblar sus alas después del vuelo, pero no para cortar a sus presas o abrirse camino por el conducto auditivo humano como el inconsciente colectivo los sustenta; sin embargo, si las agarramos puede ser que nos den un buen pellizcón. El tamaño y la forma de las forcículas varía entre especies y por lo general los machos las tienen curvas y las hembras rectas.

Las tijerillas son especies cosmopolitas que podemos encontrar en todos los continentes excepto en los polos y como muchas otras, prefieren las zonas tropicales. Se han descrito alrededor de 1,800 especies de tijerillas en el mundo; para México no se tiene un número cierto, pero seguramente hay varias centenas porque se ha estimado que en el país existen alrededor de 47,000 especies de insectos que corresponden al cinco por ciento de todas las descritas en el mundo, probablemente tendremos también el cinco por ciento de las especies de tijerillas. Los fósiles más antiguos del grupo datan del Jurásico (hace 208 millones de años) por lo que las tijerillas coexistieron con algunos dinosaurios en sus orígenes.

Un rasgo muy interesante que presentan las tijerillas y difiere de otros insectos es que tienen cuidado parental, las hembras ponen sus huevecillos en alguna cavidad de un tronco o piedra y los cuidan celosamente de los depredadores y de parásitos hasta que nacen las crías; entonces la madre se despide y sigue con sus actividades normales. Las pequeñas tijerillas salen al mundo y comienzan su vida independiente.

Los hábitos alimenticios de las tijerillas son variados, la mayoría son detritívoras, es decir, se alimentan de materia orgánica presente en el suelo de los bosques, campos agrícolas o incluso dentro de las construcciones humanas. Otras especies pueden alimentarse de raíces de plantas en cultivos por lo que si sus poblaciones son muy grandes se les considera plaga, mientras que otro grupo de tijerillas son depredadoras y por el contrario, se les considera como agentes de control biológico porque se encargan de mantener a raya a algunas especies de plaga importantes para la agricultura, de hecho en la agricultura orgánica las tijerillas son altamente apreciadas por funcionar muy bien como “insecticidas” de bichos dañinos. Como siempre el panorama es un poco complejo, para determinar si una especie es dañina o no para un cultivo, es necesario identificar de que especie se trata y si es posible conocer su abundancia.

Entonces las tijerillas, como muchos otros insectos, han sido calumniadas por fechorías que no cometieron, pueden estar tranquilos de que si encuentran una tijerilla en su casa no buscará refugio en el oído de algún miembro de la familia.

Ek del Val de Gortari
Soy bióloga egresada de la UNAM y después realicé un doctorado en ecología en el Imperial College del Reino Unido. Actualmente trabajo en el Centro de Investigaciones en Ecosistemas de la UNAM en Morelia y coordino la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Morelia también de la UNAM. Dedico mis días a tratar de entender cómo funcionan las interacciones entre las plantas y los herbívoros que se las comen. Me gusta trabajar en las selva y también estoy interesada en entender como se modifican las interacciones entre especies cuando hay alteraciones en los ecosistemas, por lo que estoy trabajando en campos agrícolas y en ambientes restaurados. Considero que la visión que la ciencia aporta a la vida cotidiana es muy importante, por eso me gusta escribir textos de divulgación científica y procurar que un mayor número de gente conozca las maravillas que hemos aprendido y descubierto. En particular escribo sobre bichos porque son seres considerados abominables en el inconciente colectivo, que cuando nos detenemos un poco a observar y entender mejor, se vuelven maravillosos.
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