La falacia del fracking

11/12/2014 - 12:01 am

Una de las grandes esperanzas del gobierno federal, cuando se aprobó la reforma energética, estaba depositada en una de las tecnologías más innovadoras y polémicas en lo que llevamos del siglo XXI: el fracking.

Y no era para menos: en Estados Unidos la extracción de gas por este método ha crecido sin parar desde el año 2000, requiere de relativamente poca inversión y las ganancias son cada vez más abundantes. En términos políticos, para buena parte de la sociedad norteamericana, fracking es sinónimo de “independencia energética”; un tema que vende bien en épocas electorales y atrae simpatías tanto republicanas como demócratas.

Así, la burbuja del fracking comenzó a crecer y crecer en la última década, alimentada por intereses económicos, ideales políticos y muchísima ilusión vendida y comprada en forma de bonos a futuro y acciones en los mercados de valores.

De que el fracking tiene beneficios económicos no hay duda. El Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, decía en septiembre que México no podía renunciar a los beneficios económicos, que traería muchos empleos y que los precios del gas serían competitivos. ¡Faltaba más!

Sin embargo, justo cuando ya muchos se frotaban las manos, comenzaron a salir ciertos… “inconvenientes”.

Por un lado, es un hecho que usar gas como combustible contamina menos que emplear derivados del petróleo y carbón. Aunque hay dos asuntos: la contaminación ambiental que se genera a lo largo del proceso del fracking y los daños a la salud de personas y animales. Pero además, hay indicios de que las expectativas de producción en Estados Unidos (y probablemente en otros países) han sido sobrevaloradas. ¿Quién dice todo esto? Científicos.

Los problemas de contaminación y de salud van siempre juntos. Dejando de lado que la perforación de cada pozo requiere decenas de millones de litros de agua que son bombeados a presión para producir la fractura de la roca, el proceso utiliza mezclas de sustancias químicas muy contaminantes para el suelo y el agua. Si los desechos no son tratados adecuadamente generan graves problemas de salud. Pero incluso siguiendo “los más altos estándares en el ramo”, como dijera el secretario Coldwell, existe un gran riesgo de afectación por sustancias tóxicas cuya composición no es pública y permanecen como “secreto industrial” bajo el permiso de las leyes vigentes.

A la fecha, varias investigaciones científicas han mostrado que la exposición de personas a sustancias usadas en el fracking podría traer consecuencias. Sólo en Estados Unidos más de 15 millones de personas viven a menos de 2 kilómetros de los pozos. En uno de los últimos estudios al respecto, investigadores de la Universidad de  Missouri examinaron más de 150 publicaciones científicas y encontraron motivos reales de preocupación, sobre todo en salud reproductiva y desarrollo a edades tempranas.

Por otro lado, las previsiones sobre la producción de gas parecen esconder una truculenta realidad. La prestigiosa revista Nature dedico en días pasados su editorial y un artículo de fondo a explicar que la Administración de Información de Energía en Estados Unidos y empresas del fracking sobrestimaron los pronósticos de cuánto gas natural puede extraerse durante las próximas décadas.

El estudio, hecho por especialistas de la Universidad de Texas, concluye que la producción de gas en cuatro yacimientos importantes de Estados Unidos seguirá subiendo en los próximos años pero comenzará a declinar antes de lo que se pensaba. Los investigadores usaron datos de las condiciones geológicas en un gran número de puntos, lo que se traduce como un estudio con “mejor resolución” que anteriores.

Seguramente si un análisis similar se realizara en México, mostraría algo parecido: las expectativas eran más altas de lo que se creía. El encabezado del artículo en Nature lo dice todo: ‘La Falacia del Fracking’. El editorial resalta que Estados Unidos y otros países —México sin duda entre ellos— invierten poco dinero en exploración y evaluación de los recursos naturales.

Finalmente, el fracking está aquí, se usará y probablemente se hará lo mejor posible. Sin embargo, hay que pensar en su costo ambiental y social. La preocupación en México debe ser mayor: considerando que somos el país más corrupto de la OCDE, por más que se maquillen los problemas tarde o temprano saldrá a flote. Sí, igual que eso que usted está pensando.

Vicente Hdez

Vicente Hernández
Astrónomo y divulgador de la ciencia
en Sinembargo al Aire

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