Los trópicos generan siempre resquemor por parte de los viajeros occidentales: nos imaginamos que podemos contraer enfermedades terribles y que hay bailarinas y hombres exóticos capaces de romper cualquier relación de pareja. Sin embargo, México tiene la mitad de su territorio en la región tropical y aún así para los habitantes de las grandes ciudades, el carácter tropical no forma parte del imaginario colectivo y solamente se acuerdan de él cuando van a la playa porque rara vez visitan las selvas o lo manglares. Tal es el olvido o ignorancia de nuestra naturaleza tropical que hace un par de decenios se decidió cerrar el instituto de enfermedades tropicales que estaba situado en la Ciudad de México, un instituto donde se llevaba acabo investigación en salud pública y se atendían pacientes. Por lo que hoy en día una gran proporción de enfermedades que ocurren en la mitad del territorio mexicano tropical se quedaron sin especialistas que puedan diagnosticarlas y tratarlas.
Hoy traigo esto a colación porque recientemente recibimos una alerta de que un grupo de estudiantes que salieron de práctica a las costas de Jalisco se habían contagiado de un gusano terrorífico por caminar en la playa contaminada, las fotos de las heridas que causaba el gusano eran también terroríficas. De inmediato todos los que trabajamos en la región entramos en pánico y advertimos a nuestros estudiantes sobre el problema, pero el pánico se intensificó porque hay poca información al respecto de estos bichos, y la confusión crea incertidumbre y paranoia.
Los mentados gusanos pertenecen al grupo de los nemátodos, son un grupo grande de gusanos parásitos que generalmente tienen ciclos de vida complejos, que para pasar de sus estadios larvarios a adultos tienen que cambiar de hospederos, es decir, que dependen de varias especies de otros animales para poder sobrevivir. Uno de los más conocidos son las famosas solitarias que viven en nuestros intestinos, pero el gusano que afirmaban había contagiado a los estudiantes en la costa se llama Gnatostoma, y este en particular tiene la mala actitud de parasitar los órganos internos de mamíferos y por lo tanto del ser humano, pero en su estado larvario parasita peces, por lo que solamente se puede contagiar si se consume pescado infectado sin cocinar (los clásicos cebiches o tiritas de pescado). La información que circuló no cuadraba con este ciclo de vida porque afirmaba que se habían contagiado por caminar en una playa contaminada; si conocemos bien el ciclo de vida de este bicho, entonces nos damos cuenta que debería tratarse de algo más, puesto que este gusano no puede adquirirse por contacto con la piel sino que tiene que ser por consumo directo.
Entonces, consultando a los especialistas y la página de la Facultad de Medicina de la UNAM, llegamos a la conclusión de que probablemente se trata de otro gusano del mismo grupo de los nemátodos, que se le conoce popularmente larva migrans porque se aloja debajo de la piel y se va moviendo entre la piel y el músculo dejando un camino marcado. Los nemátodos que causan esta enfermedad son varias especies del género Ancylostoma y Uncinaria, pero estos sí se transmiten por estar en contacto directo con heces fecales de perros o gatos infectados, por lo que pareciera que los estudiantes en la costa de Jalisco presentan parasitosis por larva migrans y no por Gnatostoma. Desgraciadamente es común observar muchos perros con y sin dueño defecando en las playas mexicanas. Las parasitosis por larva migrans son comunes en las manos, pies y piernas pues son las regiones del cuerpo que están más en contacto con la arena donde puede haber rastros de heces con gusanos. El tratamiento para estos gusanos son fármacos similares a los que se toman para deshacernos de las lombrices intestinales, sin embargo, debe realizarse bajo estricto control médico.
¿Y por qué nos puede importar todo esto? En primer lugar hay un gran desconocimiento de la población por las enfermedades que podemos adquirir cuando vamos a la playa, es importante que conozcamos a qué nos enfrentamos, no para dejar de ir, las playas mexicanas son maravillosas, sino para tener conciencia de que la suciedad animal puede afectarnos mas allá del mal olor y en caso de presentar síntomas poder informar al médico de nuestra sospecha. Además, este ejemplo resalta cómo en un país como México deberíamos tener investigación de salud pública de vanguardia en enfermedades tropicales ya que representan un problema serio muchas veces callado, inclusive los médicos de las regiones costeras muchas veces no saben diagnosticar este tipo de enfermedades.
Referencias: http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/larva-migrans-cutanea.html