¿Y qué tal si estuviéramos en guerra?

11/11/2011 - 12:02 am

Guerra: (Del germ. *werra, pelea, discordia; cf. a. al. ant. wërra, neerl. medio warre)

1. f. Desavenencia y rompimiento de la paz entre dos o más potencias.

2. f. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.

3. f. Pugna (‖ entre personas).

4. f. Lucha o combate, aunque sea en sentido moral.

5. f. Oposición de una cosa con otra.

Definición la palabra Guerra de acuerdo con  la Real Academia Española

 

 

Desde que el gobierno del presidente Felipe Calderón emprendió la lucha contra el crimen organizado, el número de muertos supera los 50 mil, por no hablar de los secuestrados, heridos y afectados psicológicamente por los efectos de la violencia que se ha dejado sentir en el país durante los cuatro últimos años.

Escenas de cuerpos apilados en Boca del Río, Veracruz; imágenes de colgados en diversos puentes de las carreteras del país; videos de gente corriendo en un estado en Torreón o las fotografías del Casino Royale y otras propiedades incendiadas como medidas de presión y extorsión en México inundan nuestras cabezas y nuestra percepción de que realmente estamos en guerra.

¿Cuántas veces ha usado el gobierno mexicano la palabra guerra? No lo sé, pero tampoco llamamos recesión a la economía que no levanta y en su momento, la administración de George Bush se negó a usar la palabra tortura para hablar de las atrocidades ocurridas en la cárcel iraquí de Abu Ghraib.

Lo cierto es que a partir del reporte de la organización Humans Right Watch presentado esta semana, al gobierno de México no le pareció que se denuncie que la lucha contra el narcotráfico ha fracasado y que, por el contrario, ha provocado un incremento en la violencia y la violación misma a los derechos humanos. La discusión se ha centrado, sobre todo, en el uso de la palabra guerra, pero nombrarla así o no, los mexicanos sentimos, percibimos que hay una guerra en la que hay bandos, armas y víctimas de por medio. La paz ha sido quebrantada y la inseguridad más resentida que nunca. Lo importante sería hablar y consultar, ¿de qué manera podemos mejorar en esta lucha? ¿Cómo hacemos que sea una batalla ganada en términos de seguridad? ¿No es que acaso es responsabilidad de la administración presidencial garantizar la seguridad de los mexicanos?

Aprender qué es lo que se puede hacer a favor de la gente y sus derechos debería ser la actitud. Sin embargo, donde no se pelea ni se discute es en el panorama internacional a pesar de que han pasado por encima de nuestro país y hasta de nuestra soberanía.

Durante su entrevista con el periódico estadounidense The New York Times, el mandatario mexicano comentó que no se involucraría en ningún reclamo a Estados Unidos por la operación “Rápido y Furioso” porque entendía que las presiones sobre el procurador Eric Holder eran un tema de política interna, a la vez que señaló que no le había molestado lo ocurrido con el operativo que pudo haber armado con más de 2 mil armas a varios cárteles de la droga, entre ellos al del “Chapo”. A pregunta expresa del periodista consultándole que cómo se había enterado del caso, comentó que por la prensa y que no estaba molesto porque no le hubiesen avisado.

Cualquiera estaría molesto, enojado, furioso. El no. Y aunque en su momento, durante el ataque al Casino Royale que causó la muerte de 52 personas en Monterrey, Nuevo León, acusó a Estados Unidos de que si desean resignarse a consumir drogas busquen alternativas de mercado y puntos de acceso distintos a la frontera con México, así como de pedir que cerraran la venta de armas de alto poder y fusiles de asalto a los delincuentes que operan en México porque “sólo obedece al lucro”, no hay protestas formales sobre los operativos “Receptor Abierto” durante la administración de George Bush o “Rápido y Furioso” en la de Barack Obama.

Nevertheless in Gringoland, para el presidente Obama no hay prisa por aplicar nuevos controles a la venta de armas. Si bien el mandatario estadounidense reconoció esta semana la seriedad del problema de su trasiego ilegal a países como México, no considera que se pueda hacer mucho.  Esto, ni siquiera lo dio como respuesta a México, sino como respuesta a su procurador general de justicia, Eric Holder, quien reconoció que su gobierno está perdiendo la lucha contra el tráfico de armas hacia México.

Obama reconoció que el tráfico ilegal de armas hacia México es un problema tan difícil de detener como lo es el tránsito de drogas hacia Estados Unidos. En un encuentro con medios de prensa celebrado este miércoles, el Presidente reconoció la importancia de dicho problema al señalar que su gobierno ha tomado acciones para hacer una labor más efectiva al respecto. Sin embargo, admitió que dada la imposibilidad de sellar la frontera para evitar el tránsito de drogas hacia al norte, “no es posible detener todas las armas que trafican de norte a sur”.

El gobernante evitó responder a la demanda para restaurar la prohibición de armas automáticas de asalto, como lo solicitara en su oportunidad el presidente de México, Felipe Calderón, durante su visita de Estado en mayo de 2010.

Obama así no nos responde a los mexicanos. Si de hecho en una entrevista con un medio estadounidense nuestro gobernante dice que “no le molestó” que no nos hayan avisado y que tampoco se va a involucrar porque es un problema interno, pues el mandatario estadounidense lo toma como tal.

En vez de responder a nuestros reclamos, que han quedado más en la esfera de las declaraciones que en la formalidad diplomática, Obama prefiere quedar bien con la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) y no meterse en problemas con el mayor abogado de los derechos a portar armar en Estados Unidos. Con más de 4 millones de asociados, la NRA presiona siempre cerca de las jornadas electorales para ganar adeptos y, por supuesto, fuerza entre demócratas o republicanos. En las pasadas elecciones del 2008, por ejemplo, se declaró anti Obama por considerar que podría poner leyes contra el derecho a usar y transportar armas.

Bajo ese peso, el mandatario que busca por ahora su reelección ni se preocupa en atender cualquier reclamo en la política bilateral relacionada con el tema de armas. Mientras, puede haber más y más operativos similares. De qué sirve librar toda una batalla en México cuando las armas, con pretensiones de seguir a los narcotraficantes, se quedan en sus manos sin resolver el problema real y provocan armar a grupos como el del “Chapo”, considerado ahora el hombre más buscado por Estados Unidos.

Debemos atender a lo que se dice de México en los foros internacionales como Humans Right Watch quizá para aprender y saber cómo nos perciben en el exterior y ver qué aplicación se puede aprovechar para proteger a la ciudadanía. Es importante conocer el rol del Ejército, de la Policía, de cómo tratar de frenar la violencia. No creo que sea necesario olvidarnos de la semántica sobre la palabra guerra; de hecho, si lo es, pues llamémosle así. Esa es nuestra percepción.

Sin embargo, en esta lucha hay víctimas y armas que también vienen de fuera y afectan en nuestras vidas cotidianas. El número de víctimas crece día con día y sabemos que hay responsabilidades y responsables internos y externos. Por esa razón es que tendremos que ser más claros en el reclamo. No es en el discurso, sino que una lucha no puede ser completa si atendemos solo un aspecto que es el de detener capos.

Una lucha contra el narcotráfico debe tener toda una estrategia que incluya todos los frentes que van desde la detención de líderes, la congelación de cuentas, la prevención en el consumo y por supuesto, el corte al abastecimiento de armas que no ha sido poca cosa lo que con los operativos similar al de “Rápido y Furioso” han dejado en nuestro país. ¿Por qué nos molesta la semántica de un organismo internacional y no el operativo de un gobierno externo que ha armado a los bandos de una batalla, lucha o guerra?

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.
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