México obstruido

11/10/2014 - 12:03 am

“Las obstrucciones en la vida social del hombre aumentan cuando hay una falta de claridad de los códigos penales o una mala aplicación de ellos. La única manera de fortalecer la ley es hacerla clara y que los castigos sean verdaderos y expeditos”. Así dice el Yi Ching.

Desde hace varios sexenios el discurso oficial a veces dice reconocer la situación del país y recurre a la esperanza proponiendo al pueblo que le eche ganas porque la solución somos todos, vamos arriba y adelante, ya merito llega la renovación moral y habrá bienestar para tu familia. El pueblo, en el fondo, no cree las declaraciones gubernamentales. Ya no, luego de tanto esfuerzo por creerlas. De cara al futuro ve y sabe que todo estará peor, pero duele admitirlo. Mejor fingir que no sabe.

¿Ayotzinapa será una venganza contra alguien que osó no inclinarse ante algún poder? Los torturaron, mataron y desaparecieron porque eran jóvenes, indígenas y pobres, es la verdad. Pero a quien los testigos indican como responsable no está, ya se fue.

Y en el seno de la resistencia surge la contradicción, la falta de sensibilidad de Cuauhtémoc Cárdenas para presentarse a protestar contra hechos cuyos autores son parte del partido que él fundó con el ideal de una revolución por la vía democrática; del partido que ahora ofrece un “perdón” por haberlos matado. Yo no los perdono porque, además de estas muertes, traicionaron al pueblo y a su ideal original de combatir la podredumbre que hoy abrazan.

Las leyes están hechas con calculado embrollo para poder aplicarlas según se ofrezca. Las investigaciones periciales estarán listas “más o menos” en un mes; la apuesta que la tragedia se olvide. Difícil. El escándalo ya está en el mundo y se está convirtiendo en crisis mediática para EPN, según expertos. En el extranjero se manifiestan individuos y organizaciones exigiendo que los responsables (en el sentido penal) sean castigados. Una voz me dice: “Difícil”.

“Tengo miedo y coraje por lo que pasó…”, decía un muchacho normalista entrevistado por ‘CNN’ el miércoles pasado durante la manifestación contra la matanza de Ayotzinapa. Sus ojos reflejaban miedo y quería quitárselo con palabras. Pero ganaba el miedo: “…por lo que pueda pasar.” –agregó y lo entendí.

Parece utopía de la Grecia antigua que el gobierno vea por el bienestar de los gobernados. Cuando los gobernantes anteponen sus intereses personales o de grupo y para satisfacerlos se van contra el pueblo, la cosa va mal. Pero la mayoría social, sin recursos para cambiar su realidad, prefiere fugarse en la televisión. Le aterra sentir tanto miedo. Mejor callar. Mejor aparentar que se pertenece a la élite, a ver si así…

Los ciudadanos estamos bloqueados, atados, secuestrados a nivel banqueta. Esto se deriva de lo que ya se sabía hace más de tres mil años: leyes inciertas y castigos mal aplicados generan obstrucción. Los obstructores olvidan que los ríos rompen compuertas y arrastran puentes cuando impiden su cauce natural.

Llevo tres días sin encontrar un adjetivo que refleje la situación del país en este ensangrentado 2014. Tendría que ser un binomio. Tal vez “brutalidad perversa”; pero no, no alcanza. No quiero sentirme obstruido, me prefiero indignado.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video

más leídas

más leídas