Gustavo Kuerten: La sonrisa brasileña que dominó al tenis y ahora vive del surf y la comida mexicana

11/09/2013 - 12:00 am
Foto: Twitter
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Ciudad de México, 11 de septiembre (SinEmbargo).– Novak Djokovic paró el partido y se acercó a su banca. De una bolsa sacó una peluca de rulos cafés y una cinta para su falso pelo. Cuando se la puso la grada estalló en risas y aplausos mientras su rival se carcajeaba. A finales del año pasado, el mejor del mundo fue hasta Rio de Janeiro para jugar un partido de exhibición frente al brasileño Gustavo Kuerten (Florianópolis, 1976), leyenda del tenis latinoamericano y un miembro activo de todas las listas que pretendan mencionar a los grandes jugadores de la historia.

Nole le rindió tributo a un ex jugador profesional que marcó una época. “Guga”, como le decían en el tour, tenía un look distraído en su estética mientras que combinaba con una sonrisa amplia que generaba alarido. A la par de la apariencia, su nivel de juego lo convirtió en el tenista a vencer recién comenzado el nuevo siglo. Kuerten fue el mejor del planeta mientras los seres humanos iban derrocando cualquier teoría de fin del mundo que el cine explotó en largometrajes.

A mediados del año pasado, la ATP le dio entrada al salón de la fama del tenis reconociendo el legado dejado. De su mano derecha generó un dominio emblemático en un terreno que a la mayoría de los tenistas les provocan serios delirios en su estabilidad emocional. Guga adoptó la arcilla de Roland Garros ante la mirada atenta del mundo que lo veía sonreír constantemente. Sus 190 centímetros de altura no le impedían mostrarse como un atleta ágil capaz de llegar a pelotas que siempre parecían largas.

Foto: Facebook
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Hoy es un apasionado del Surf en su ciudad natal. Por las mañanas baja de su departamento con vista al mar para practicar el que siempre fue su hobby. Después es común verlo en un restaurante mexicano,  para degustarse con su comida favorita, mientras se muestra amable con todo aquel que se le acerca. La sencillez de Gustavo fue una de sus mayores virtudes mientras recorría el mundo con raqueta en mano. Su triunfo en Acapulco en 2001, le dio un ambiente perfecto. Mar y comida mexicana.

La sonrisa amplia de Guga es el resultado de sobrepasar una duros golpes que la vida le planteó desde niño. Tenía ocho años cuando su padre murió a causa de un infarto mientras el disputaba un torneo infantil. La pasión de su juego se estimulo con la partida, mientras un hecho terrenal le hizo comprometerse con la familia. Su hermano más joven sufrió serios daños cerebrales desde su nacimiento por falta de oxigenación. La constante presencia de su hermano enfermo, lo motivo durante toda su carrera.

De los cuatro Grand Slams, Kuerten ganó solo uno en tres ediciones. París fue su casa predilecta. En 2000 y 2001, el brasileño se convirtió en el mejor jugador del mundo con un bicampeonato en el polvo de ladrillo parisense. Guga es considerado uno de los mejores atletas brasileños en la historia, ganó poco más de 14 millones de dólares en su carrera. En 2007, su pequeño hermano moriría. Un año después, entre el lamento que varias lesiones de espalda le provocaban, se retiró en París. Guga sigue sonriendo ahora con una tabla de surf bajo el brazo, caminando hacia el mar, con su nombre instalado como uno de los mejores tenistas de la historia.

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