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Hilda García

11/06/2013 - 12:00 am

El hermano mayor

Cuando se hablaba del “Big Brother” o el “Hermano Mayor” que todo lo observaba a través de las pantallas en la novela 1984 de George Orwell se pensaba en un futuro automatizado, autoritario y, quizá, hasta lejano. Hoy no sólo está cercano, sino que una filtración periodística hecha por un ex agente de la CIA […]

Cuando se hablaba del “Big Brother” o el “Hermano Mayor” que todo lo observaba a través de las pantallas en la novela 1984 de George Orwell se pensaba en un futuro automatizado, autoritario y, quizá, hasta lejano.

Hoy no sólo está cercano, sino que una filtración periodística hecha por un ex agente de la CIA confirma que el Presidente Barack Obama ha mantenido la política de vigilancia sobre los usuarios de Internet y servicios telefónicos como parte de los planes de seguridad del gobierno estadounidense actuando como el “Hermano Mayor” descrito en la novela de 1949.

Mientras que los medios de comunicación en Estados Unidos se inundaban de balas de los ataques en Santa Mónica, en California, o de los tornados en Oklahoma, Edward Snowden, antiguo trabajador de la CIA, filtraba información sobre el Plan Prisma.

Este plan involucra la participación de grandes empresas como Microsoft, Yahoo!, Google, Facebook, PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple en la vigilancia de la privacidad de sus ciudadanos, con lo que Obama se convierte en un Presidente que ha continuado las ideas promovidas por su antecesor, George W. Bush, pero a la vez lo colocan como un mentiroso o falto de carácter.

En 2008, cuando Obama aún era Senador por Illinois y participaba en su primera elección presidencial, una de sus promesas de campaña fue dejar atrás la era de Bush que permitía “las escuchas telefónicas sin orden judicial”. Incluso, desairaba a las compañías de comunicación demandadas por proporcionar datos de sus clientes al gobierno estadounidense.

Sin embargo, ya reelecto, en diciembre de 2012, Obama firmó el documento que extendía por cinco años más la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés), que concede a las agencias de inteligencia la posibilidad de espiar a los ciudadanos nacionales y extranjeros sin orden judicial.

Y a tan sólo unas horas de las revelaciones hechas por The Guardian, Obama decía que nadie escucha el contenido de las llamadas telefónicas y señaló que el programa requiere los datos de contactos telefónicos en Estados Unidos y se limita a recabar detalles como la duración de la llamada o el número de teléfono para investigar conexiones terroristas.

“El Congreso es informado de forma continua sobre cómo se realiza (el espionaje secreto). Hay un gran rango de salvaguardas y los jueces federales supervisan todo el programa”, apuntó el mandatario, quien además dejó claro que tiene el apoyo tanto de republicanos como de demócratas para llevar a cabo dichas medidas.

En lo referente al programa Prisma, Obama señaló que “no se aplica a ciudadanos estadounidenses o personas que residen en Estados Unidos”. Cuestión que queda aún más ambigua porque entonces debemos pensar que el terrorismo siempre sería externo (se les olvidó Oklahoma) o que las investigaciones que se hacen se extienden hacia otros ciudadanos no estadounidenses en otros territorios.

Pero más allá de esto, según el mandatario, hoy en día “no se puede tener cien por ciento de privacidad y cien por ciento de seguridad”, y agregó que se logró “el equilibrio adecuado” pese a las comparaciones que se han hecho con el “Gran Hermano” de los programas de espionaje revelados por la prensa.

Y si bien la NSA presentaba una solicitud de investigación para ubicar al responsable de Prisma; James Clapper, el director de Inteligencia Nacional, hacía una defensa contundente del proyecto acusado a los medios de comunicación de haber tergiversado la información.

Tergiversado o no, lo cierto es que el tema de la seguridad nacional se ha vuelto cada vez más poroso en Estados Unidos. No de a gratis, Obama mismo nombró, aún con todos los republicanos en contra, a la diplomática Susan Rice como su asesora en Seguridad Nacional. Rice sustituye a Tom Donilon, quien renunció tras un mandato de cuatro años y quien formuló todas las políticas de seguridad nacional de su Presidencia.

Aún hay muchos cabos sueltos y quedan ambiguos los planes tanto de seguridad como de vigilancia, pero no por razones de los periodistas, sino porque la información ofrecida ha sido una filtración y a partir de ahí tendrán que investigarse más a fondo lo que Prisma significa para el ciudadano común.

Para aquel ciudadano que vive en el país de las libertades que se han visto coartadas con las leyes de 1996 tras los atentados de Oklahoma, reforzados con el Acta Patriota del 2001 y recientemente fortalecidas tras los ataques de Boston. El “Hermano Mayor” se manifiesta día a día vigilante sin que se dimensione la porosidad de los sistemas de seguridad nacional y sus estrategias, que por supuesto van más allá de las escuchas telefónicas.

Hilda García
Estudio Periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de México, obtuvo el grado de Maestría en la Univ. de Miami con el tema de los “Weblogs y la mediamorfosis periodística”.

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