Tan sólo en Canadá más de 150 mil niños nativos fueron obligados a asistir a escuelas cristianas financiadas por el Gobierno, desde el siglo XIX y hasta la década de 1970 en un esfuerzo de aislarlos de la influencia de sus hogares y cultura, convertirlos al cristianismo y asimilarlos en la sociedad general, que gobiernos anteriores consideraban superior.
Ciudad de México, 11 de mayo (SinEmbargo).– The New York Times dice este día que una investigación inicial encargada por la Secretaria del Interior, Deb Haaland, catalogó algunas de las condiciones brutales que soportaron los niños indígenas nativos americanos en más de 400 internados a los que el Gobierno federal confinó entre 1819 y 1969. La investigación fue un paso inicial, dijo Haaland, para abordar el “trauma intergeneracional” que dejó la política.
El informe del Departamento del Interior destaca el abuso de muchos de los niños en las escuelas administradas por el Gobierno, como palizas, retención de alimentos y confinamiento solitario. También identificó sitios de entierro en más de 50 de las antiguas escuelas, un número que el Departamento espera que aumente a medida que continúa la revisión.
El Times afirma que el informe es el primer paso en una revisión integral que Haaland, la primera Secretaria del Gabinete con origen en los nativos americanos, anunció en junio, después de que el descubrimiento de cientos de tumbas sin marcar de niños que asistieron a escuelas similares en Canadá provocara un ajuste de cuentas nacional allí.
La investigación inicial encontró que “aproximadamente 19 internados indígenas federales representaron más de 500 muertes de niños indios americanos, nativos de Alaska y nativos de Hawái”. Se espera que ese número crezca, según el informe.
It is my priority to not only give voice to survivors and descendants of federal Indian boarding school policies, but also to address the lasting legacies of these policies so Indigenous peoples can continue to grow and heal. Today is another step in our journey.
— Secretary Deb Haaland (@SecDebHaaland) May 11, 2022
A partir de 1869 hasta la década de 1960, cientos de miles de niños indígenas fueron sacados de sus hogares y familias, y colocados en internados, que eran operados por el Gobierno y las iglesias. Había 20 mil niños en las escuelas en 1900; para 1925, el número se había más que triplicado, según la Coalición Nacional de Curación de Internados Nativos Americanos.
El descubrimiento de tumbas anónimas en Canadá el año pasado (215 en la Columbia Británica, 750 más en Saskatchewan) llevó a Haaland a anunciar que su agencia buscaría en los terrenos de las antiguas escuelas en los Estados Unidos e identificaría cualquier resto. Los abuelos de Haaland asistieron a esas escuelas.
“Las consecuencias de las políticas federales de los internados indígenas, incluido el trauma intergeneracional causado por la separación familiar y la erradicación cultural infligida a generaciones de niños de hasta 4 años, son desgarradoras e innegables”, dijo Haaland en un comunicado.
“Es mi prioridad no sólo dar voz a los sobrevivientes y descendientes de las políticas federales de internados indígenas, sino también abordar los legados duraderos de estas políticas para que los pueblos indígenas puedan seguir creciendo y sanando”, agregó.
El informe de 106 páginas, elaborado por Bryan Newland, Aubsecretario de Asuntos Indígenas, concluye que se necesita más investigación para comprender mejor los efectos duraderos del sistema de internados en los indígenas estadounidenses, los nativos de Alaska y los nativos de Hawái.
La asimilación era sólo uno de los objetivos del sistema, decía el informe; el otro fue “el despojo territorial de los pueblos indígenas a través de la remoción y reubicación forzosa de sus hijos”.
LA TRAGEDIA EN CANADÁ
El año pasado, se produjo el impactante hallazgo de los restos de 215 niños, alumnos del Kamloops Indian Residential School, en la provincia de Columbia Británica, lo que hizo revivir la tragedia de los pueblos originarios canadienses y su petición de justicia.
Los gobiernos canadienses encomendaron desde finales del siglo XIX hasta 1997 a instituciones católicas, anglicanas y protestantes la educación de los niños indígenas que eran apartados de sus asentamientos, incluso sin el consentimiento de sus padres, y en esos internados se les prohibía usar su nombre, su idioma y sus tradiciones.
En estos centros, donde muchos de ellos estaban malnutridos y murieron de enfermedades, no se les daba la misma educación que al resto de niños canadienses, sino que se les encargaban tareas domésticas u otros oficios.
Se calcula que entre 1890 y 1997 alrededor de 150 mil niños fueron internados a la fuerza en centenares de residencias escolares y que unos cuatro mil menores murieron por las condiciones insalubres en las que vivían.
El Papa Francisco condenó el pasado 1 de abril estos métodos “de colonización” que intentaron uniformar a los indígenas, pero “erradicándoles de su identidad, de su cultura, separando familias y con niños que fueron víctimas de la homologación” en “nombre del progreso y por la colonización ideológica”.
To honour the 215 children whose lives were taken at the former Kamloops residential school and all Indigenous children who never made it home, the survivors, and their families, I have asked that the Peace Tower flag and flags on all federal buildings be flown at half-mast.
— Justin Trudeau (@JustinTrudeau) May 30, 2021
Es “escalofriante” lo sucedido en los internados, dijo Francisco, al explicar que se intentó “inculcar un sentimiento de inferioridad” a estos niños, provocando a menudo “traumas no resueltos que se han convertido en traumas intergeneracionales”.
Ese día pidió perdón a los indígenas canadienses por los abusos registrados en los internados gestionados por la iglesia católica durante los procesos de asimilación forzada que sufrieron en los siglos XIX y XX y anunció que espera poder visitar su tierra a finales de julio.
Francisco se reunió esa semana con indígenas canadienses de los Inuit, Métis y Primeras Naciones, que le contaron las torturas y abusos que sufrieron en los internados, la mayoría católicos, donde fueron llevados tras ser arrancados de sus familias por las autoridades.
“Todo esto ha suscitado en mi indignación y vergüenza”, dijo Francisco, que quiso entonces pedir “perdón a Dios” por “el reprobable comportamiento de hombres de la Iglesia”. “Les pido perdón”, reiteró a los representantes de los indígenas que solicitaban desde hace años a la Iglesia este gesto.
“Les pido perdón”, reiteró a los representantes de las comunidades que solicitaban desde hace años a la Iglesia este gesto y a los que hoy dirigió un discurso en la Sala Clementina del palacio pontificio.
Además, Francisco anunció que desea visitar “las tierras” de estos pueblos originarios como le habían pedido y que lo hará a finales de julio cuando se celebra Santa Ana (26 de julio) que es muy venerada en el país por los católicos, antes de bromear diciendo que no lo iría “en invierno”, debido al frio.
En su discurso ante los invitados, ataviados con sus trajes tradicionales, el pontífice expresó su “vergüenza y dolor” por “el papel que varios católicos con responsabilidades educativas tuvieron en esto, los maltratos, los abusos y la falta de respeto” por su “cultura, identidad y valores espirituales”.
“Estoy muy dolido y me uno a los obispos en pedirles perdón porque es evidente que no se puede transmitir la fe con algo que está totalmente alejado de la misma fe. Es terrible cuando en nombre de la fe se comete un acto contra el evangelio”, reiteró el pontífice.
Francisco habló de la veneración que se tiene por Santa Ana entre los católicos de Canadá y les dijo: “Me gustaría estar con ustedes en estos días”, que sería en torno al 26 de julio, y se despidió asegurando que se verán en Canadá donde, añadió: “podré expresarles mejor mi cercanía”.
El Papa Benedicto XVI ya se había reunido con estos pueblos y había expresado “su dolor” por las horribles experiencias que vivieron en estos colegios, pero no pidió perdón públicamente como han exigido desde siempre los pueblos nativos.
-Con información de EFE