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Jorge Alberto Gudiño Hernández

11/04/2015 - 12:03 am

Promover la lectura

El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM lanzó esta semana una campaña de promoción a la lectura: “Perrea un libro”. La idea es sencilla: adaptar el contenido de algún texto a una canción de reggaeton. Así, se hará bailar a los presentes a ese ritmo. Luego se les confesará que el texto es, en […]

El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM lanzó esta semana una campaña de promoción a la lectura: “Perrea un libro”. La idea es sencilla: adaptar el contenido de algún texto a una canción de reggaeton. Así, se hará bailar a los presentes a ese ritmo. Luego se les confesará que el texto es, en realidad, una obra literaria. El video del Instituto termina un poco después, cuando se reparten algunos ejemplares a los asistentes. Supongo que, de no ser un mero montaje, la fiesta continuará.

            Varios amigos escritores ya han hablado de esta campaña. Desde Antonio Ramos Revillas (quien, además de escritor es un incansable facilitador de Salas de lectura y, en consecuencia, una autoridad en la materia), hasta Martín Solares (quien escribe, edita, traduce, dicta conferencias y conoce el medio literario). Busco retomar algunas de sus ideas aunque no pretendo hacer un análisis puntual de la campaña.

            En primer lugar, porque soy un tanto escéptico respecto a lo que a promoción de la lectura se refiere. Explico: no todos los niños juegan futbol (aunque sí la mayoría), no a todos nos gusta la comida picante, no todos disfrutamos las telenovelas, no todos tenemos mascota ni rescatamos animales enfermos y maltratados, no todos sabemos aquilatar el valor de ver el paisaje desde la punta de una montaña elevada, no todos sabemos andar en bicicleta… Y eso está bien. Las diferencias nos hacen plurales.

            Me da la impresión de que uno de los errores base de las campañas de promoción a la lectura es suponer que a todo el mundo le gusta leer o, peor aún, que a todos les debe gustar la lectura. Nada más falso. De entrada, porque es una abstracción el postulado. Leer no siempre es igual. Hay libros buenos y malos; libros que disfrutamos y padecemos. Suponer que a todos nos debería gustar es como aceptar que cada uno de nosotros debería encontrar deleite en el hecho de resolver una ecuación de segundo grado.

            Lo anterior no implica, por supuesto, que no sea una buena idea que más personas lean. Me parece algo deseable. Como también lo es el que hagan más ejercicio, acudan más a museos o escuchen mejor música (lo que eso quiera decir).

            Demos un paso atrás: asumamos que es importante fomentar la lectura por las razones de todos conocidas. ¿Hay forma de promoverla? Me da la impresión de que lee quien quiere leer. De ahí que más que en los promotores crea en los facilitadores. Esas personas que acercan los libros a quien ya tiene ganas de leerlos. Algo que, sin duda, no pasa en el video del Instituto de Investigaciones Filológicas.

            Partamos de él. Un grupo de jóvenes están en una fiesta o un concierto de reggaeton. Hasta los lectores más entusiastas, cuando están en un evento similar, al que acuden por gusto, les costaría trabajo ponerse a leer. Es decir, ninguno de los asistentes al evento tiene ganas de leer un libro, al menos no en ese momento.

            Quienes han analizado el video ya han hablado de la elección del texto adaptado, de sus virtudes y sus defectos e, incluso, hay quienes han hecho una crítica al tipo de música. Me sumo a varias de las causas. Ahora bien, al margen de que el reggaeton tenga algo (o mucho de sexista), al margen de la posible discriminación dentro de la propuesta, al margen de que se elija un buen texto, al margen de todos esos contras, ¿la campaña serviría? Me parece que no. Me parece que ninguno de los asistentes saldría del evento rumbo a la librería para adquirir el libro del cual sacaron una de las canciones que acaba de bailar.

            Es probable que me equivoque, lo acepto. Es probable que sólo uno de los centenares de asiduos a los conciertos de reggaeton vaya a la librería. Si es así, enhorabuena. Basta un lector converso para declarar exitosa a la campaña. Sin embargo, también me da la impresión que bien podría no ser un converso sino alguien que ya era un lector potencial de antemano. De nueva cuenta: creo en los facilitadores, no en la promoción de la lectura. Y la campaña del Instituto, pese a sus buenas intenciones, me parece muy poco atinada.

Jorge Alberto Gudiño Hernández
Jorge Alberto Gudiño Hernández es escritor. Recientemente ha publicado la serie policiaca del excomandante Zuzunaga: “Tus dos muertos”, “Siete son tus razones” y “La velocidad de tu sombra”. Estas novelas se suman a “Los trenes nunca van hacia el este”, “Con amor, tu hija”, “Instrucciones para mudar un pueblo” y “Justo después del miedo”.

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