Marta Duran de Huerta / RadioNederland
Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo/RadioNederland).– Una experiencia teatral holandesa busca mostrar un rostro distinto de Tepito. “Hay que llevar el teatro a los lugares donde la gente no puede ir al teatro”, dice Adelheid Roosen, actriz holandesa que ha realizado “safaris” en barrios pobres de Los Países Bajos, como Slot, en la capital de Holanda, Ámsterdam, una zona de inmigrantes marroquíes pobres y marginados.
WijkSafari o Safari Suburbano es un performance en el que actores profesionales viven dos semanas con familias de barrios polémicos para después, presentar una obra de teatro en las calles de esos arrabales: no hay utilería, bastidores ni bambalinas porque la escenografía es real.
Tepito, conocido por ser uno de los barrios más problemáticos del norte de la Ciudad de México, es el escenario donde Adelheid Roosen vuelca su experiencia teatral y apuesta por una experiencia innovadora.
TEPITO, ÍNTIMO
Con Teatro El Milagro y Daniel Giménez Cacho como director del espectáculo, Safari Tepito se presenta como un recorrido de cuatro horas por el barrio. El público será acompañado por los tepiteños, que lo guiará en el laberinto de puestos y locales.
“Tepito es un barrio viejo, muy popular, donde hubo talleres de zapateros, tejedores, talabarteros y todos esos oficios que la producción industrial sepultó”.
La acción de la obra se desarrolla en las calles, en las plazas y en las casas de los “parientes adoptivos” de los actores.
Lourdes Ruiz, tiene un puesto de ropa y participará en el espectáculo: “Qué bueno que la gente vendrá a ver que en Tepito hay personas trabajadoras y luchadoras”.
“Los del Safari nos demostraron que no todos los actores son arrogantes y que desprecian a la gente humilde”, dice.
ARTE CONTRA EL RACISMO, EL MACHISMO Y EL CLASISMO
Safari Tepito es un proyecto que va más allá del teatro, más allá del arte. “Un actor sabe cómo actuar, pero no sabe cómo vivir en la casa de otra persona que no conoce, y el pariente adoptivo se siente fuerte aquí porque es su barrio, su casa, pero tiene que enfrentarse a contar su propia historia”, explica Roosen.
¿Tepito los aceptó fácilmente? “Sí”, responde Giménez. Y agrega: “A mí ya me conocían y gané su confianza porque dirigí y filmé aquí Crónica de Castas, una serie de televisión para el Canal Once, una televisora universitaria sin fines de lucro”.
Giménez Cacho ha sido protagonista de telenovelas, obras de teatro y de películas como Solo con tu pareja, dirigida por Alfonso Cuarón y con fotografía de Emmanuel Lubetzki, el equipo que se llevó los premios Oscar con Graviti.
PERDER EL MIEDO A CONOCER AL OTRO
“Se dice que en Tepito te pueden robar los calcetines sin quitarte los zapatos”, a lo que Roosen responde: “Si nos quitamos los prejuicios de la cabeza y entras a casa de alguien te darás cuenta de que tienes mucho que conocer de los demás. Hay que quitarse de encima costumbres, religión y cultura para poder encontrarte con el otro sujeto. Hay que ver al otro a los ojos, conocerlo, no dejarte llevar por los prejuicios”.
Hasta antes de la firma del Tratado de Libre Comercio con Canadá y Estados Unidos (NAFTA), muchas cosas se conseguían en Tepito de contrabando. Cuando se abrió la frontera norte al dinero y las mercancías, pero no a la gente, murió el contrabando. Fue entonces que la piratería floreció en Tepito, así como los productos de China que aunque son de mala calidad, son baratos.
En Tepito una persona puede comprar de todo y a muy buenos precios, pero no pregunte de dónde viene o por qué es tan barato. “Hay un estigma y el puro nombre causa rechazo aunque en otras partes de la ciudad haya más violencia e inseguridad. La prensa se ha ensañado con nosotros”, dice una tepiteña que pide el anonimato. La señora tiene razón.
Daniel Giménez Cacho lo explica de otra forma: “Tenemos fronteras mentales y con este trabajo tratamos de derribarlas”.