Las autoridades estadounidenses se han encontrado tan escasas de personal en Arizona que han utilizado vuelos chárter para trasladar a algunos migrantes de Tucson a tres ciudades fronterizas de Texas para su procesamiento.
Por Anita Snow
Lujeville, Arizona, EU, 10 de diciembre (AP).- Gerston Miranda y su esposa estaban entre los miles de migrantes que llegaron recientemente a esta zona remota en la frontera sur de Arizona con México, ingresaron a Estados Unidos a través de un hueco en el muro, y caminaron durante la noche unos 23 kilómetros con dos hijas en edad escolar para entregarse a los agentes de la Patrulla Fronteriza.
“No hay seguridad en mi país”, dijo el ecuatoriano de 28 años, quien perdió su trabajo cuando su empleador cerró debido a la extorsión de los delincuentes. “Sin seguridad no puedes trabajar. No puedes vivir”.
Un cambio en las rutas de contrabando de personas ha traído aquí una afluencia de migrantes de países tan diversos como Senegal, Bangladesh y China, lo que llevó a la Patrulla Fronteriza a buscar ayuda de otras agencias federales y generó escrutinio sobre un tema crítico para las elecciones presidenciales del próximo año.
Con cientos de migrantes que cruzan en el área diariamente, el Gobierno de Estados Unidos cerró indefinidamente el lunes el cercano cruce internacional entre Lukeville, Arizona, y Sonoyta, México, para así liberar a los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) asignados a ese puerto de entrada para ayudar con el transporte y otros apoyos. La agencia también ha cerrado parcialmente algunos otros puertos de entrada fronterizos en los últimos meses, incluido un cruce de peatones en San Diego y un puente en Eagle Pass, Texas.
Críticos de la medida —incluidos Katie Hobbs, Gobernadora demócrata de Arizona, los dos senadores estadounidenses del estado, el Gobernador del estado mexicano de Sonora y los líderes de la cercana nación indígena Tohono O’odham— dijeron que eso podría dañar al comercio y al turismo. Hobbs instó al Presidente Joe Biden a reasignar a los 243 miembros de la Guardia Nacional que ya están en el sector de Tucson para ayudar a reabrir el cruce de Lukeville.
La mañana después de su cierre, alrededor de una docena de agentes de la Patrulla Fronteriza con uniformes verde oliva vigilaban a unos 400 migrantes que habían pasado la noche junto al imponente muro de bolardos de acero, envueltos en brillantes mantas de Mylar que luego dejaron entre cactus saguaro y árboles de palo verde azul.
Tres o cuatro veces más oficiales de operaciones de campo de la CBP con uniformes azul marino ayudaron a los migrantes a subir a camionetas blancas para un corto viaje hasta un centro de admisión cubierto. Desde allí, los agentes llevaron a los migrantes para su procesamiento a la estación Ajo de la Patrulla Fronteriza, media hora al norte, o a otros lugares como Tucson.
Las autoridades estadounidenses se han encontrado tan escasas de personal en Arizona que han utilizado vuelos chárter para trasladar a algunos migrantes de Tucson a tres ciudades fronterizas de Texas para su procesamiento, según Witness at the Border (Testigos en la Frontera), un grupo de defensa que analiza datos de vuelos.
Policías aéreos encubiertos federales —que brindan seguridad en vuelos comerciales— e incluso oficiales del Federal Protective Service (Servicio de Protección Federal), encargados de vigilar los edificios del Gobierno de Estados Unidos, están siendo desviados a la frontera, han dicho funcionarios, sin decir exactamente a dónde los envían.
“Estamos viendo muchos tipos diferentes de uniformes aquí”, dijo Tom Wingo, trabajador de ayuda humanitaria en Lukeville.
A los grupos sin fines de lucro les preocupa el bienestar de los migrantes.
“Esta es una crisis humanitaria que está ocurriendo en nuestro propio patio trasero”, dijo Dora Rodríguez, presidenta de Fronteras Compasivas, organización sin fines de lucro de Tucson que mantiene tanques de agua en la frontera para los migrantes. “Hay cientos de personas, incluidos bebés y niños, que están varados en zonas remotas del desierto durante días”.
La popularidad del área de Lukeville como lugar para cruzar la frontera de México a Estados Unidos ha aumentado en los últimos meses. Es uno de los ejemplos más llamativos de migrantes que se trasladan a una zona remota, lo que pone en aprietos a la Patrulla Fronteriza. En 2019, Antelope Wells, Nuevo México, se convirtió en un lugar popular. Este año también ha visto a cientos de migrantes acampar en las montañas de Jacumba Hot Springs, California, en espera de que los agentes los procesen.
Debido a que Lukeville es tan remoto, el personal de la Patrulla Fronteriza es escaso, así que los traficantes en la región controlada por el cartel mexicano de Sinaloa dirigen a la gente hacia allí. Entre los que llegaron la semana pasada se encontraban Luiz Velázquez, de 41 años, su esposa y sus tres hijos, provenientes de Zacatecas, un estado mexicano plagado de violencia de los cárteles de la droga.
Las enfermedades relacionadas con el calor fueron una gran preocupación hace varios meses, cuando las temperaturas diurnas rebasaron los 40 grados Celsius (104 Farenheit). La preocupación ahora son las temperaturas nocturnas en los 4 grados Celsius, en un lugar donde los hospitales más cercanos y los refugios para migrantes sin fines de lucro están a casi dos horas de distancia.
Chris Clem, jefe de sector retirado de Yuma, Arizona, dijo que parte de la estrategia de los contrabandistas es dispersar a los agentes lo más posible, lo que obliga a cerrar los puestos de control en las carreteras y a desviar otros recursos para procesar a los migrantes. La lejanía crea una “enorme tensión” sobre la Patrulla Fronteriza, agregó.
Art Del Cueto, Vicepresidente del Consejo Nacional de la Patrulla Fronteriza, con sede en Tucson, dijo que el sindicato quiere medidas más estrictas para disuadir la llegada de migrantes. Explicó que no es tanto una cuestión de muy pocos agentes, sino de demasiados migrantes.
De cara a las elecciones presidenciales del próximo año, la frontera es un tema prioritario para los votantes, especialmente los republicanos, y las cuestiones de migración podrían ser un problema para el demócrata Biden en su contienda por la reelección.
Una encuesta nacional de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research (The Associated Press–Centro NORC para la Investigación de Asuntos Públicos) realizada en noviembre encontró que aproximadamente la mitad de los adultos estadounidenses dicen que aumentar la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México debería ser una “prioridad alta” para el Gobierno federal, y tres de cada 10 lo califican como una “prioridad moderada”. Los republicanos fueron más propensos que los demócratas a considerarlo una prioridad alta.
El enfoque de Biden sobre la migración combina nuevas vías legales para ingresar al país junto con más restricciones al asilo para quienes cruzan la frontera ilegalmente. El expresidente Donald Trump, favorito del Partido Republicano para la nominación de 2024, ha prometido políticas de migración de línea dura aún más estrictas en un segundo mandato.
El Congreso ha retenido financiación adicional para la seguridad fronteriza debido a un paquete para proporcionar ayuda complementaria a Israel y Ucrania.
John Modlin, jefe de la Patrulla Fronteriza del sector de Tucson, dijo el viernes que la agencia realizó 18.900 arrestos por cruces ilegales la semana anterior en el sector que incluye la mayor parte de la frontera de Arizona con México. Eso se traduce en un promedio diario de dos mil 700 arrestos, muy por encima del promedio diario de octubre de menos de mil 800 y apenas 700 en diciembre de 2022.
El censo de 2020 indicó que la población de Lukeville era de 35 habitantes, pero el parque de casas rodantes donde vivían muchos de los residentes ahora parece abandonado, con edificios tapiados y algunas casas prefabricadas antiguas en la zona. Una estación de servicio antes concurrida y una tienda que vendían hielo y bocadillos a los viajeros cerraron indefinidamente el lunes.
El cruce fronterizo de Lukeville también es popular entre los residentes estadounidenses que conducen desde Arizona hasta el popular centro turístico de Puerto Peñasco, que llaman “Rocky Point”, en México. Apodada “la playa de Arizona”, se encuentra a unos 100 kilómetros al sur de la frontera, en la costa norte del golfo de California (mar de Cortés).
Los estadounidenses que quieran viajar a Puerto Peñasco ahora deberán cruzar por Nogales, a tres horas en auto hacia el este, o por San Luis, a dos horas en auto hacia el oeste.
Alfonso Durazo, Gobernador del estado mexicano de Sonora, ha pedido a los funcionarios de ambos países “realizar todos los esfuerzos necesarios para resumir lo antes posible la extraordinaria relación comercial, turística y social que históricamente ha distinguido a Sonora y Arizona”.
“La solución no es cerrar los pasos fronterizos”, dijo Durazo.