Las primeras vacunas contra el coronavirus llegarán a México a finales de la siguiente semana. Si todo marcha de acuerdo al plan, el Gobierno federal aplicará 125 mil dosis entre diciembre de 2020 y enero 2021. Sin embargo, México figura en la lista de adquisición de 159.9 millones de dosis que están en la última fase de pruebas clínicas. Dosis que, una vez aprobadas, serán aplicadas a nivel nacional entre 2021 y 2022.
Ciudad de México, 10 de diciembre (SinEmbargo).- La política nacional de vacunación contra la COVID-19 está a días de comenzar. El personal de salud, las Fuerzas Armadas y las personas de 60 y más años son prioridad. Ello implica que en las primeras dos etapas de vacunación –o de aquí a abril de 2021– México tendrá que inocular a un aproximado de 16.4 millones de mexicanas y mexicanos. Luego está el reto de vacunar a cuando menos el 75 por ciento de la población de 16 y más años, antes de que concluya la primavera del año 2022. ¿Pero las dosis compradas por México serán suficientes?
Las cifras de la Universidad de Duke indican que las dosis apartadas por México alcanzan para vacunar al 76 por ciento de su población. Hasta el momento, México acordó la compra de 159 millones 900 mil dosis, aunque "es importante recordar que no necesariamente todas éstas vacunas recibirán aprobación y llegarán al mercado”, de acuerdo con la casa de estudios estadounidense.
De esa cantidad, 15.5 millones de dosis pertenecen a los laboratorios BioNTech y Pfizer, cuya vacuna (BNT162) está a punto de ser aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Además, México hizo acuerdos para obtener 77.4 millones de dosis de la vacuna (AZD1222) co-creada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica británica Astra-Zeneca.
El resto de las dosis que podría recibir México el próximo año provendría del instituto ruso de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya (32 millones de vacunas Gam-COVID-Vac) y de la compañía china CanSino Biologics (35 millones de vacunas Ad5-nCoV).
Este conjunto de vacunas incluye parte de las dosis que el país recibirá a través de la iniciativa internacional Covax, que es la estrategia de acceso global a vacunas lanzada por la Organización Mundial de la Salud.
El acuerdo alcanzado con Covax, que implicó la transferencia de 159 millones 876 mil 920 dólares y una garantía de riesgo por 20 millones 629 mil 280 dólares adicionales, "le garantiza a México la adquisición de las dosis suficientes para inmunizar hasta al 20 por ciento de su población que, en un régimen de vacunación de dos dosis por paciente, representan 51 millones 573 mil 200 dosis”, se lee en un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Los datos de la Universidad de Duke también refieren que México podría recibir vacunas adicionales que ya están en proceso de negociación, o que fueron reservadas bajo cláusulas de "expansiones opcionales de acuerdos existentes”. De ese modo, el país podría adquirir 18.9 millones de dosis más, que junto con los 159.9 millones de vacunas que ya apartó, suponen suficientes recursos como para inocular al 84 por ciento de su población.
“Cada vez va a haber más personas vacunadas. El problema es que aún cuando en México empiece un programa de vacunación serio a mediados de 2021, no van a haber recursos y logística suficientes para conseguir y distribuir tantas dosis como para vacunar al 75 u 85 por ciento de la población, que es la proporción base de personas que tendrían que ser inoculadas para frenar el avance de la pandemia”, explicó a SinEmbargo el doctor Fidel Alejandro Sánchez Flores, investigador en jefe de la Unidad Universitaria de Secuenciación Masiva y Bioinformática (UUSMB) del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBT-UNAM).
Por lo anterior, el médico de la UNAM confirmó que no será antes del año 2022 que el esquema de vacunación para SARS-CoV-2 esté “muy caminado" y "no se tengan que hacer encierros intermitentes” a nivel nacional.
LA CARRERA POR LAS VACUNAS
"Los modelos actuales predicen que no habrá suficientes vacunas para cubrir a la población mundial hasta 2023 o 2024. La capacidad de fabricación puede ser ampliada con inversiones específicas, pero sólo hasta cierto punto y seguirá siendo un factor limitante”, se lee en el sitio oficial del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke.
Además de los problemas de producción, la distribución de vacunas a nivel mundial implicará “varios desafíos críticos”, entre los que destacan la insuficiente capacidad de las cadenas de frío (refrigeración de vacunas) en zonas rurales y remotas, la falta de suministro de agujas y de eliminación adecuada de desechos de riesgo biológico, la carencia de proveedores capacitados para la aplicación de vacunas, así como deficiencias en el seguimiento de las vacunas aplicadas, sobre todo en casos en que sea requerida más de una dosis.
Sin embargo, la limitante más profunda para el acceso a vacunas contra el coronavirus es la cantidad de recursos disponibles para su adquisición. En ese sentido, las cifras de la Universidad de Duke indican que mientras que los países de ingresos altos acaparan las compras anticipadas de dosis y las naciones de ingresos medios salen a flote con la suscripción de compromisos internacionales, "los países de bajos ingresos que carecen de capacidad de fabricación y de aplicación de pruebas clínicas quedan fuera del proceso de negociación”.
Por ejemplo, mientras países como Canadá, Inglaterra, Australia, Chile, Estados Unidos y Japón compraron dosis suficientes para inocular más de una vez a toda su población, naciones como Taiwán y Vietnam no han comprado vacunas para erradicar la pandemia de coronavirus.
Hasta el corte del 4 de diciembre de 2020, la Universidad de Duke contabilizó 7 mil 305 millones 500 mil dosis compradas en todo el mundo, así como 2 mil 453 millones 990 mil dosis más que podrían ser adquiridas por ampliaciones de contrato. De las dosis compradas hasta ese momento, el 53 por ciento fue adquirido por países de alto ingreso.
Acerca de ésta situación, algunas organizaciones internacionales –como Oxfam y Amnistía Internacional– dieron a conocer ayer que nueve de cada 10 personas de 67 países pobres –entre ellos Birmania, Kenia, Nigeria, Pakistán y Ucrania– no podrán acceder a la vacuna contra la COVID-19 en 2021.
En cuanto al grado individual de adquisición, México ocupa la octava posición entre 33 países y territorios registrados por la Universidad de Duke. Con la compra confirmada de 159.9 millones de dosis, México es superado por Brasil (196 millones), Japón (290 millones), Indonesia (353 millones), Inglaterra (355 millones), Canadá (358 millones), Estados Unidos (1 mil 10 millones) e India (1 mil 600 millones). Ello sin contar a los países de la Unión Europea que en conjunto suman 1 mil 585 millones de dosis compradas.
En materia de cobertura poblacional con la cantidad de vacunas compradas, México también ocupa la octava posición con 76 por ciento, por debajo de Israel (77 por ciento), Japón (115 por ciento), Estados Unidos (169 por ciento), Chile (223 por ciento), Australia (266 por ciento), Inglaterra (288 por ciento) y Canadá (527 por ciento). Lo anterior sin considerar a la Unión Europea, cuya tasa de cobertura es de 199 por ciento.
La vacuna más comprada hasta el 4 de diciembre de 2020 fue la de la Universidad de Oxford y Astra-Zeneca con 2 mil 505 millones 200 mil unidades vendidas, seguido por la del laboratorio estadounidense Novavax con 1 mil 316 millones de dosis comercializadas. A ellos siguen Sanofi-GSK (732 millones), Pfizer (658.7 millones), Moderna (381.5 millones), Janssen (370 millones) y Gamelaya (304 millones), entre otros.
En la siguiente tabla –bajo el apartado “Vacunas vendidas por proveedor”– es posible consultar la lista de empresas que comercializan vacunas, así como toda la información utilizada para la elaboración de éste texto.
LA ESTRATEGIA EN MÉXICO
Entre diciembre de 2020 y marzo de 2022, México se planteó el reto de vacunar a cuando menos el 75 por ciento de la población de 16 y más años, así como reducir las muertes por coronavirus. Ello en un contexto en que la Secretaría de Salud (SSA) reportó, al corte del 7 de diciembre de 2020, 67 mil 513 casos activos, 145 mil 378 casos sospechosos y 110 mil 74 defunciones, con una tasa de mortandad por caso confirmado de contagio de 9.3 por ciento.
La política nacional de vacunación contra el virus SARS-CoV-2 señala que los trabajadores de la salud son la prioridad número uno en éste momento, y que después de ellos están las personas mayores de 60 años, además de los integrantes de las Fuerzas Armadas, esto último de acuerdo con lo que ha venido diciendo el Secretario de Salud Jorge Carlos Alcocer Varela.
Los datos del Gobierno federal indican que hasta septiembre de éste año hubo 104 mil 590 trabajadores de la salud infectados, así como 1 mil 410 defunciones. Aunque la tasa de letalidad en el sector médico es mucho menor que el de la población general de México, no deja de ser una situación de riesgo que debe de ser atendida de inmediato, explicó en conferencia de prensa el director general de Epidemiología, José Luis Alomía Zegarra.
Las cifras dadas a conocer por el funcionario de la SSA arrojan que sólo el siete por ciento de los profesionales de la salud con infección padeció síntomas graves y que del total de infectados falleció el 3.8 por ciento. Acerca de éste último punto, los trabajadores de la salud más afectados son los médicos, que concentran el 49 por ciento de los casos de muerte, seguidos por empleados en “otras ocupaciones de la salud” (29 por ciento), personal de enfermería (18 por ciento), odontólogos y laboratoristas (dos por ciento cada uno).
La información del Gobierno federal contrasta con los datos de Amnistía Internacional que indican que México es el país con más personal médico fallecido a causa de la COVID-19, con al menos 7 mil casos en los primeros seis meses de la pandemia.
En el caso de las Fuerzas Armadas, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reportó que hasta el 7 de diciembre hubo 5 mil 274 militares infectados con coronavirus, 1 mil 947 casos negativos, 127 encamados ese día, así como un total de 144 defunciones. Al igual que lo que sucede con los trabajadores de la salud, la tasa de defunción de personal de la Sedena (2.7 por ciento) es inferior al de la población general de México.
Sin embargo, dado que su función en tiempos de crisis es esencial, la salvedad y bienestar de los integrantes del Ejército mexicano es parte de las prioridades de la estrategia de vacunación. Tomando en cuenta sólo la cantidad de efectivos (214 mil 157 personas) del Ejército y de la Fuerza Aérea mexicanos, que son los datos de referencia establecidos por la Sedena en éste caso, la tasa de contagio ha sido de dos de cada 100 castrenses; una cifra inferior a la del personal de la salud (cinco de cada 100) pero superior a la tasa general de contagio en México (uno de cada 100).
Una vez que el personal médico y de las Fuerzas Armadas sea vacunado, entre febrero de 2021 y marzo de 2022, la población general de México irá siendo inoculada, empezando con las personas de mayor edad (60 y más años) y concluyendo con la población menor a 40 años de edad.
De acuerdo con las cifras de la SSA al corte del 7 de diciembre de 2020, en lo que va de la pandemia la tasa de contagios más elevada es la de personas entre 40 y 59 años (1.5 por ciento), seguida de la de aquellas mayores de 65 años (1.4 por ciento) y de la de personas menores de 39 años (0.6 por ciento).
Sin embargo, la mayor tasa de hospitalización sobre la cantidad acumulada de casos confirmados por estrato demográfico es la de la población mayor de 60 años (52.4 por ciento). Dicha proporción decae conforme la edad se ve reducida, de modo que las tasas para personas de entre 40 y 59 años (21.7 por ciento) y menores de 39 años (siete por ciento) son inferiores.