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Sanjuana Martínez

10/11/2014 - 12:00 am

“Ya me cansé”

Los ciudadanos también ya nos cansamos. Estamos cansados de tantas mentiras, de tanta indolencia, de tanta ineptitud. Estamos cansados de tanta impunidad. El procurador Jesús Murillo Karam debería renunciar. Ha demostrado claramente su incapacidad para tratar el crimen de estado contra los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. Y si está […]

Los ciudadanos también ya nos cansamos. Estamos cansados de tantas mentiras, de tanta indolencia, de tanta ineptitud. Estamos cansados de tanta impunidad.

El procurador Jesús Murillo Karam debería renunciar. Ha demostrado claramente su incapacidad para tratar el crimen de estado contra los 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. Y si está cansado, que se vaya a su casa a descansar.

La última conferencia de prensa de Murillo Karam parece sacada de un manual del surrealismo. O el gobierno piensa que los mexicanos somos estúpidos, o simplemente la estupidez se ha instalado en el gabinete de Enrique Peña Nieto.

Las inconsistencias del procurador son tales, que fácilmente podemos pensar desde la primera noche de la desaparición de los 43 normalistas, el gobierno sabía lo que había sucedido.

¿Por qué esperaron más de 40 días para informarlo? ¿Por qué el gobierno jugó con el sufrimiento de los padres de los estudiantes desaparecidos?

Evidentemente, Enrique Peña Nieto y su gabinete, prefirieron utilizar una estrategia política que humanitaria. En un macabro juego de control de daños, el gobierno sencillamente pensó en lo que mejor convenía a sus intereses y mantuvo durante más de 40 días la verdad sobre Ayotzinapa para controlar la protesta popular.

Si los estudiantes fueron asesinados desde la primera noche de su detención, es evidente que el gobierno lo supo inmediatamente después de detener a los policías que participaron en la desaparición de los normalistas.

Durante más de 40 días, Enrique Peña Nieto ha mentido a la nación. Primero, nos hicieron creer que los 43 cuerpos encontrados en las fosas de Iguala no eran de los estudiantes. Pues bien, seguimos esperando que nos digan la identidad de esas personas. La versión de algunos médicos forenses que participaron en el levantamiento es que, los restos calcinados encontrados en ese lugar eran “recientes”, de 5 a ocho días, algo que coincide directamente con el tiempo de la desaparición forzada de los estudiantes.

El hallazgo de fosas fue gracias a la información proporcionada desde el primer día por los policías detenidos. Con los métodos de tortura utilizados para interrogar en México, está claro que el gobierno supo desde el primer momento donde estaban los 43 normalistas.

Pero el gobierno peñista piensa equivocadamente que los ciudadanos somos tontos. Luego de la información que obtuvieron de los policías secuestradores, orquestaron una puesta en escena que sostuviera la dilación de la información. Fueron dando con cuenta gotas, información sobre el hallazgo de nuevas fosas, esta vez, en el basurero de Cocula donde supuestamente encontraron los restos de los 43.

Y continuaron dilatando los resultados de los interrogatorios, siguieron ocultando información al pueblo mexicano. Enrique Peña Nieto y su gabinete mintieron a la nación.

Cuando finalmente convino a sus intereses, soltaron la noticia. Y la conferencia de Murillo Karam se convierte en surrealista, porque es imposible creerle al gobierno, no podemos aceptar que gracias a tres de los detenidos desde hace un mes, se enteraron que los policías con la connivencia del Ejército mexicano, habían asesinado y calcinado a un grupo grande de personas.

El procurador nos presenta las fotos de los tres “iluminados” que ofrecieron la información sobre el fatal destino de los estudiantes. Por supuesto, tres miembros de Guerreros Unidos, uno de ellos, Patricio Reyes Landa “el pato”, con visibles huellas de tortura. Dice el procurador: “Los privaron de la vida y los arrojaron en el basurero, quemaron sus restos. El fuego con el que quemaron los restos duró de la medianoche a las 14:00 horas del día siguiente”.

Es evidente que toda esta estrategia macabra del gobierno de manipular los tiempos de la información, fue para construir un escenario conveniente para Enrique Peña Nieto, con la tesis de que el crimen de Ayotzinapa, fue un hecho de la delincuencia organizada. Y de un presidente municipal narcopolítico como José Luis Abarca que orquestó en solitario todo.

En definitiva, la operación de Murillo Karam, busca deslindar la responsabilidad del Estado en el crimen de Ayotzinapa. El procurador, sigue tratando a los ciudadanos como personas no pensantes. Y piensa que nos puede engañar fácilmente. Se equivoca.

Por el contrario, la conferencia de prensa surrealista del procurador ha sido sumamente reveladora. Nos demuestra la nula capacidad y voluntad de investigación de las autoridades. Nos ofrece un retrato patético de la retórica gubernamental envuelta en indolencia, prepotencia y cinismo.

Pero lo más revelador de este nuevo show montado por el procurador, fue su “ya me cansé”. Esta es la frase que define al gabinete de Peña Nieto con su incompetencia a la máxima expresión.

El “ya me cansé” de Murillo Karam es el símbolo de la indolencia, del desprecio a las víctimas y sus familias. Es finalmente la muestra insensible de un gobierno alejado, colocado en la antípodas, de la ciudadanía.

Ya me cansé” nos demuestra que el gobierno peñista negará la participación del Estado en el crimen de Ayotzinapa. Y para ello, el procurador ha empezado a utilizar argumentos francamente ridículos como el de “Iguala no es el Estado”.

El gobierno puede seguir fabricando shows a su conveniencia, pero debe quedarle claro una cosa: la gente no se los va a tragar. Los mexicanos también “ya” nos cansamos. No estamos dispuestos a aceptar medias verdad, mentiras y manipulaciones.

Ayotzinapa es un crimen de Estado le guste o no al gobierno. No es un hecho aislado donde haya actuado un narcoalcalde y su policía corrupta. No.

En el crimen de Ayotzinapa participaron todos los niveles de gobierno. Abarca no estaba solo, atrás tenía al PRD de los Chuchos sosteniéndolo. Abarca actúo bajo la autorización del gobernador Ángel Aguirre y este a su vez, bajo la complacencia de su amigo y compadre Enrique Peña Nieto.

En el crimen de Ayotzinapa no participó en soledad un grupo de policías a las órdenes de Guerreros Unidos. Ni sicarios. No, señores, no se equivoquen. Participó el 27 Batallón de Infantería, con sede en Iguala, y con un largo historial de violencia y corrupción, un batallón en la misma narconómina de Estado.

El crimen de Ayotzinapa involucra a las más altas esferas del gobierno. Y llega hasta Los Pinos. La justicia no llegará. El Estado es juez y parte. Es la hora del pueblo.

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Sanjuana Martínez
Es periodista especializada en cobertura de crimen organizado.

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