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¿Odiado o amado?: Especialistas opinan sobre la carrera y escándalos de León Larregui

10/10/2018 - 12:02 am

León Larregui forma parte activa y central de la cultura de México. A veces es condenado por decir siempre lo que piensa, aun cuando eso sea coincidente con nosotros. ¿Es el ídolo mexicano y como tal está siempre en la palestra para ser aceptado o rechazado? ¿Ha olvidado la formalidad del lenguaje nacional para decir con sus palabras y sus formas aquello que nadie se atreve? Aquí, un perfil del gran rockstar mexicano.

Ciudad de México, 10 de octubre (SinEmbargo).-Dice el periodista John Carlin que todos tenemos los ídolos que merecemos. Lo dijo en torno a Diego Maradona, ese hombre voluble y que todos adoran en Argentina; digámoslo así: nunca nadie más argentino que ese hombre que hace el mejor gol del mundo, luego de hacer uno con una trampa eterna, “la mano de Dios”.

No lo sé si León Larregui Marín, nacido el 1 de diciembre de 1973, sea un ídolo (lo cierto es que lo siguen miles), pero que su condición representa a México, esa capacidad para decir de una vez por todas lo que uno piensa, mostrarse exactamente cómo es uno y al mismo tiempo tener la condena de quienes necesitan que sigamos reservados, digamos buenas palabras, no llamemos demasiado la atención.

Es en este punto si valdría la pena pensar si México está posibilitado para absorber a las personas “raras”, “difíciles”, que a veces pueden parecer tontos o frívolos, pero que al mismo tiempo llevan adelante una de las dos bandas (la otra es Café Tacvba) más populares del país.

Desde 1995 está Zoé, con León Larregui a la cabeza, integrada además por Sergio Acosta, Jesús Báez, Ángel Mosqueda y Rodrigo Guardiola, siempre en la primera línea, alimentando –como diría Juan Pablo Proal- la “generación Zoé”.

“Hablo de la generación Zoé, que gasta su quincena de contestador de teléfonos en un boleto del Vive Latino. La que pasó más de cinco años en la universidad y ahora está deprimida en el subempleo. En vez de alzar su voz, de repudiar su situación, se regodean de su indiferencia”, decía el ex periodista de Proceso.

Lo cierto es que los años han pasado y que no sólo ha cambiado la banda Zoé, sino que muchos jóvenes fueron a votar en la última elección para propiciar el gran cambio mexicano. Muchos de esos jóvenes fueron exhortados por León Larregui a ir a votar por Andrés Manuel López Obrador, su gran creencia.

Ahora, Zoé ha lanzado el nuevo disco (muy sólido) Aztlán, heredero de Prográmaton, que revela la curiosidad y la constante evolución de la banda.

EL LIDERAZGO DE LEÓN LARREGUI

Conforme a la evolución de la agrupación, se destapa la personalidad “escandalosa” de León Larregui, un músico que además ha grabado dos álbumes como solista: Solstis y Voluma.

Desde su detención por conducir ebrio en la colonia Hipódromo Condesa, en 2010, hasta llamar “maricón” a Andrés Manuel López Obrador exhortándolo a llevar a la prisión a Enrique Peña Nieto, hace apenas unos días.

Decir que la Ciudad de México “huele a caca”, que Televisa es un medio “vulgar y ridículo” (¿quién piensa que no es así?) y criticar con mucho criterio a Beto Cuevas, al decir que “no le bastaba con ser un integrante de las peores bandas de rock en español. Peor aún juez de uno de los peores programas de TV y sacar un libro”.

Visto esto, no puede decirse que más allá de sus palabras o emociones desaforadas, León es un tipo sincero que dice además mucha de las cosas que pensamos.

No sabemos si es un rockstar mexicano, si es un hombre que canta bien o si hubiera nacido en otro lado sería más famoso y aceptado de lo que es. Eso es lo que preguntamos a algunos periodistas musicales y este es el resultado.

“León Larregui es la muestra más reciente de cómo los mexicanos adoramos a los extranjeros y denostamos a los connacionales. Amamos las locuras y excesos de Jim Morrison, de Jimmi Hendrix, de Janis Joplin, de Kurt Cobain, pero no perdonamos a Larregui, a quien asumimos de inmediato con el adjetivo “pacheco”. Admiramos y aplaudimos las posturas políticas o sociales de John Lennon, de Frank Zappa, de Roger Waters, de Sting, pero tachamos de “chairo” a León cuando manifiesta su apoyo a López Obrador y lo criticamos por llamar “maricón” al Presidente electo”, dice Ismael Frausto, editor de Red Capital.

“¿Y la música? ¿alguien habla de la música de Zoé y de Larregui? Ahí llega otra tara de los mexicanos. A una gran parte del público les alucina la onda hipster e indie extranjera. Abarrotan el Corona Capital, pero a Zoé no lo respetan por su musicalidad.

Creo que se ha valorado poco el trabajo de esta banda y concretamente de Larregui. Aunque son parte de las poquísimas bandas de ligas mayores de la escena nacional, algo ha pasado con ellos que no logran el reconocimiento del público roquero, algo similar a lo que pasó con Maná en su momento. Tal vez los mexicanos no toleramos el éxito. Quizá si Larregui fuera argentino…”, sentencia Ismael.

“Creo que León es el último rockstar mexicano, no cabe duda. Y tiene las cualidades: actitud, estar al frente del grupo más exitoso de las últimas décadas y a que no han salido otras figuras que lo eclipsen en México, es un hecho. A su contra, que le tocó una era en que las redes sociales pueden destruir la credibilidad de cualquier ser humano que cometa un par de errores y los exhiba, pero fuera de eso, nos guste o no, sí posee esos atributos de los rockstar”, dice Alejandro Mancilla, director de Círculo Mixup.

“No sé si cante bien o no. Es cuestión de gustos, es decir, si nos basamos en que un cantante rock cante bien o cante mal, muchos de los grandes no pasarían la prueba. No es American Idol ni la Academia, es rock…o pop, pero no debería estar medido con que cante bien o mal, sino con que su propuesta tenga sentido en el contexto mexicano. Hace año salió el artículo en una revista política llamado La generación Zoé, que criticaba que grupos como ellos no hablaran de política, lo cual de algún modo define de donde viene el grupo, no del rock urbano ni del punk, sino de mucho del rock argentino como Richard Coleman o Gustavo Cerati, que buscaban plasmar imágenes y belleza con la música y las letras y no ahondar en la problemática social. Por eso las letras a veces pretenciosas, pero siempre encaminadas a esa belleza que mencionaban esos grupos o que también estaban presentes en el britpop”, afirma.

“Si hubiera nacido en otro lado, quizás se hubiera visto opacado porque hay más competencia, es difícil saberlo. En México el grupo se volvió de los mas importantes justo porque además de que parecían ser los herederos de Caifanes, Fobia o hasta de Soda Stereo, no tenían mucha competencia y los grupos que orbitaban a su lado, no contaban con su nivel de compromiso y además, hay que decirlo, tienen canciones muy muy buenas que no son precisamente rock, como tampoco Blur o Plastilina Mosh, podrían no ser rock”, concluye Mancilla.

El periodista de Los cínicos, José Antonio Monterrosa Figueras, es lapidario con León Larregui.

“¿León Larregui es un rockstar mexicano? Tal vez un payaso bien posicionado, gracias a Zoé. Reflejo de nuestra rudo/cursi vida condechera aspiracional ¿Que si el hombre canta bien? No canta, garraspea en mundos galactichicks. Que si sería más famoso de lo que es, si hubiera nacido en otro lado, pues no lo creo. Es el cantante que nos merecemos en un país de idolatrías endebles. Recuerdo tres o cuatro momentos de León Larregui: El primero, en tiempos de los Amlovers, cantando Amlove love love, en el Vive Latino. Una conferencia de prensa en el Festival Internacional de Cine de Morelia para presentar el documental Panorama, supuesto trabajo intimista de él en su banda, nada relevante. Otro momento con León Larregui fue recientemente odiando a Amlove love love, en redes sociales. Uno último fue precisamente este fin de semana: dos jóvenes uno con batería y el otro con guitarra. Yo desayunando en un “Fifí Coffee” de Cuernavaca, el de la guitarra imitador de León Larregui entonando canciones de su propia autoría, luego ellos mismos tocando en el tianguis de libros en el centro de esa misma ciudad que le abrió la puertas al cantante oriundo de Torreón, y sí, llegué a la conclusión de que en estos tiempos los ídolos musicales son un vil souvenir”, dice.

“León me parece un cantante aceptable, con una fuerte personalidad, más fuerte como persona que musical. Ha encaminado a Zoé a sus terrenos, a una forma sonora más cercana al pop que al rock. Como frontman es muy bueno y aprovecha el carisma a su favor. ¿Si viviera en otro país sería mejor considerado? Seguramente, porque aquí no hay cosa que nos moleste más que el éxito ajeno y el es un ejemplo de un rockstar exitoso, aunque este en ocasiones lo obnubila y lo lleva a cometer desatinos que afectan su imagen y trayectoria”, dice David Cortés, el autor de El otro rock mexicano y un experimentado periodista independiente.

“León Larregui es uno de esos casos extraños que uno no alcanza a entender bien a bien porqué tienen éxito o acaso es la comprobación de que para el éxito no existen fórmulas. Si hablamos de Zoé los elementos que los llevaron al éxito son claros: un rock/pop prolijo, bien tocado por integrantes guapitos y fresones, letras dizque “profundas y místicas”, aunque francamente ingenuas, que cuando irrumpieron en la escena ya contaban con la aprobación del público del sur de la ciudad, sobre todo ese público de escuelas en donde estudiaba la juventud de clase media acomodada, con gustos que se inclinaban más por la música indie”, opina Michelle Solano, periodista independiente.

“Sus discos han estado siempre excelentemente bien producidos, con un sonido fresco que si bien no proponen algo novedoso o vanguardista, son fáciles de escuchar porque no exigen demasiado al escucha, lo que los hacía ser también un material muy ‘radiable’. Canciones como ‘Love’, ‘Soñé’, ‘Miel’ y ‘Sombras’ sobreviven para corroborarlo: ahí están Los Beatles, Oasis y hasta Dave Matthews Band, con sus toques de psicodelia, ¡pero en español! y con un clavado en la textura suficientemente leve como para no ahogarse”, prosigue.

“Lo que León hace como solista no se diferencia mucho de su trabajo con la banda, quizá es una apuesta por baladas de corte más íntimo (“Souvenir”), sin olvidar aquellos que pueden ser muy bailables (“Como tú”), pero la calidad en cuanto a la producción sigue siendo muy cuidada. Podríamos decir que es buen cantante, tanto como lo exigen los parámetros del rock-pop, donde no hay que ser ningún privilegiado vocal, pero donde la personalidad -o el personaje- cuentan mucho. Ese personaje de muchachito rebelde y desenfadado hizo una ventaja de lo que para otros puede ser un punto en contra: una dicción espantosa, que distrae convenientemente de sus letras, en su mayoría baladas que rayan en lo cursi y atrapan porque apelan a ese lado melodramático y romanticón, más que azotado, que invariablemente pueden ser la banda sonora de casi cualquier anécdota romántica de quien escucha. (Ahí está “Brillas” para demostrarlo)”, dice Michelle.

“A mí lo que me pasa con la música que hace León Larregui es que no me molesta escucharla, si alguno de sus cortes se cuela entre mis listas, simplemente lo dejo sonar, pero tampoco logra interesarme como para verlo en vivo o tener sus discos. Creo que con él pasa un poco lo mismo que con ciertos platillos “equis”: si te gustan, o al menos no te causan repulsión, puedes comértelos sin problema, pero difícilmente brincarás de emoción. A menos de que, como en el caso de sus fans de hueso colorado, tengas razones muy específicas (quizá atadas a la memoria de momentos o personas muy especiales) que te hagan repetirlo una vez y otra”, concluye.

“Ciertamente es un rockstar mexicano con todas las letras. No es un gran cantante, es de técnica y musicalidad vocal muy limitada, lo mejor de él para mi gusto son sus letras. Si hubiera nacido en otro lado, ¿sería más famoso de lo que es?, no, no lo creo, México es su territorio natural”, dice Julio Rivarola, promotor musical.

“En mi opinión, León Larregui sí es un rockstar. Se asume como tal y actúa de esa forma. Zoé es una banda bien estructurada, con músicos muy talentosos, pero es innegable que León Larregui es el líder. Él decide qué paso dará la banda, arropado por sus compañeros. Él escribe la mayoría de las letras de las canciones, así que eso le da el poder de conducir a la agrupación por el camino que éste quiere. Me gusta que León, aprovechando su popularidad, hable de los problemas políticos y sociales en México, eso le ha generado obtener más adeptos y también críticos. Como podemos ver, es muy libre en su cuenta de Twitter y como nadie controla eso, seguido se mete en “problemas”. ¡Qué bueno que lo haga! De eso se tratan las redes sociales. Es aplaudible que Larregui, al igual que Gael García y Diego Luna, hayan hecho público su preferencia electoral y ahora ellos mismos sean quien le lanzan críticas a López Obrador”, afirma Natalia Cano, periodista de AFP y de la Rolling Stone.

“Lo único que no me gustó del polémico tuit de Larregui es que haya usado la palabra ‘maricón’. Y tampoco me gustó esa parte donde dice en su tuit: ‘al paredón a fusilar y a todos sus compinches’. Si hablamos de tolerancia y respeto, empecemos por ahí”, concluye Natalia.

“Circula en YouTube un video de Zoé, de la era prehistórica, tocando en directo en el tianguis del Chopo, ante un puñado de personas que entonces desconocía la popularidad que León Larregui y los suyos conseguirían con el paso del tiempo. Dicho video opera como una prueba contundente de lo largo que fue el camino de los de “Reptilectric”, de lo mucho que tuvieron que andar con tal de llenar el Auditorio Nacional o el Palacio de los Deportes”, reflexiona el periodista Alejandro González Castillo, de Noisey.

“Digo esto para dejar claro que a los de Zoé nadie les regaló jamás nada, y que el hecho de que generen tanta polémica -especialmente León, el líder vocal del combo- es algo natural; historias como la que ellos protagonizan no se dan con frecuencia. Con esto como antecedente se puede decir que sí, Larregui es un rockstar, sin duda. Es más, quizá se trate del último que en los terrenos del rock mexicano exista, una especie en peligro de extinción. Porque se da el lujo de decir lo que quiera y de actuar como se le antoje sin reparar en consecuencias (o, en dado caso, afrontándolas temerariamente). Privilegios que se merece. Personalmente, me fascina que haya un personaje capaz de levantar ámpula con sus actos y declaraciones en una era donde la corrección política impera. No hay que olvidar que el exabrupto producto del exceso es fundamental para comprender el modo de obrar de los rockstars, y León cumple con dicha regla sin falla.”, dice.

“¿Qué si el hombre canta bien? Quien esto apunta ha oído del propio músico que la suya no es la mejor voz, “pero tiene onda”. Cosa cierta. El tipo posee un sello inconfundible, una marca indeleble que, encapsulada en un imaginario lírico sideral y ensoñador, opera de maravilla.

Resta decir que en Manchester o Escocia tanto Larregui como Zoé sobrevivirán perdidos en la multitud; pero nacieron en México. Y es aquí donde se les ha encumbrado. Son seres brillantes para sus seguidores, entes extraños que emanan brillo; anémonas de luz, llama a esos especímenes el propio León”, finaliza.

Mónica Maristain
Es editora, periodista y escritora. Nació en Argentina y desde el 2000 reside en México. Ha escrito para distintos medios nacionales e internacionales, entre ellos la revista Playboy, de la que fue editora en jefe para Latinoamérica. Actualmente es editora de Cultura y Espectáculos en SinEmbargo.mx. Tiene 12 libros publicados.
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