Ciudad de México, 10 de septiembre (SinEmbargo).– A la par de la pasión, un negocio redondo se maneja en manos humanas con visión empresarial. El negocio del futbol mundial mantiene en vilo las emociones de millones de personas mientras la FIFA organiza a su manera, con un montón de intereses de por medio, las competencias más importantes del planeta. A finales de 2010, el máximo organismo del balompié dictaminó la sede de la Copa del Mundo de 2022. Con 12 años de antelación, un destino virgen sería explorado.
Catar fue ganador en una votación que incluía a Japón, Estados Unidos, Corea del Sur y Australia. El país de Medio Oriente ofrecía una sustentabilidad económica importante, un aspecto que para la FIFA es primordial. Las críticas hacia la designación se dispararon de inmediato. Con Rusia elegida para la justa de cuatro años antes, el factor económico pasa por un factor determinante en el ámbito mundial. Dos territorios ricos en petróleo fueron elegidas en procesos consecutivos. Una vez más, parece que lo deportivo quedaba de lado.
Entre las innumerables razones para no aceptar el resultado final, fue una natural la que ha dado dolores de cabeza al presidente de la FIFA. Joseph Blatter es un tipo capaz de bailar al ritmo de Shakira en una gala del Balón de Oro. El suizo políglota criticado por muchas de sus declaraciones referentes a temas sociales, ha dado una declaración severa respecto al mundial de 2022. Con un promedio de 42 grados centígrados en verano, el dirigente se ha pasado dos años buscando que la organización cambie las fechas de la justa a invierno.
Desde Catar han contestado con todo tipo de promesas tecnológicas para salvaguardar su organización. Estadios techados o ambientados para controlar la temperatura se han ofrecido como alternativas sin que pudiera convencer a Blatter convencido que la única solución es el cambio de fechas. “Se puede ambientar un estadio, pero no a todo el país”, declaró Blatter considerando a los visitantes que acudirán desde todo el mundo. Entre constantes negociaciones, las ligas europeas se han pronunciado en contra de lo que el suizo propone argumentado un caos en el calendario ya de por sí apretado.
Ayer, el tono del discurso subió con una determinación tajante de Blatter. “Nos hemos equivocado en la elección de la sede para el 2022”, señaló en una entrevista para la revista digital Insideworldfootball.com causando la sorpresa de todos los interesados. Con todos los argumentos económicos para organizar una justa deportiva de tal magnitud, el primer mundial en suelo de Medio Oriente corre peligro por sus condiciones naturales. Imposibilitados por el calendario, los ecos sobre la declaración del presidente de la FIFA no se han hecho esperar.
Desde Europa se ha señalado con ojo crítico la determinación ya pactada del máximo organismo del futbol mundial. Con los preparativos casi listos, el comité que se encarga de organizar la copa del mundo en Catar, no parece dispuesta a abandonar los sueños que en 2010 se convierten en realidad con la designación a pesar de todo el oleaje en contra. “Si la reacción fue un error, debería revocarse”, señaló Theo Zwanziger, ejecutivo de la institución que preside Blatter. El próximo 3 de octubre, una reunión podría determinar el futuro del mundial 2022. El suizo propondrá noviembre, en lugar de junio. Con la eminente negativa, un cambio de sede se vislumbra en el futuro.
