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Mariana Gallardo

10/08/2012 - 12:00 am

¡Pero qué joto!

Si te llamó la atención el título por grosero y políticamente incorrecto, tienes razón. Es un insulto proferirlo en público, pero por desgracia en privado sigue siendo un coloquialismo mucho más extendido de lo creemos. Y si no me crees a continuación la muestra. Imagínate una boda. El novio y la novia. El pastel de […]

Si te llamó la atención el título por grosero y políticamente incorrecto, tienes razón. Es un insulto proferirlo en público, pero por desgracia en privado sigue siendo un coloquialismo mucho más extendido de lo creemos. Y si no me crees a continuación la muestra.

Imagínate una boda. El novio y la novia. El pastel de bodas. La música, la banda y claro… el papá de la novia, todo henchido de orgullo. ¡Su niña se casa!

Póngale nombre al padre de la novia y recuerde bien lo que le diré a continuación: Emilio González Márquez. El mismo que seguro lloró en el vals de su hija, mandó a chingar la madre, literalmente, a todos los tapatíos (sugiero ver video al final, como postre). Ese gobernador que declaró que los homosexuales le dan “asquito”. Y que los condones seguramente se debían repartir sólo entre esta comunidad, no vaya a ser que los bugas no los utilicemos. ¿O nos considera monjes budistas de 100 años?

Realmente, ¿cuál es nuestro problema con la identidad de género? Empezamos a emanciparnos mucho antes que generaciones anteriores, con las excepciones de hippies o intelectuales. La familia. Ese núcleo, considerado por muchos como base de la sociedad. Creo que incluso en algún anuncio de Solidaridad y/o Oportunidades lo dicen así, y me atrevería a aseverar que una buena parte de la sociedad mexicana también comparte este pensamiento.

Pero, ¿qué es una familia? En un tiempo fue una pareja heterosexual, que decidía hacer un proyecto de vida juntos, con más o menos algunos valores compartidos y que actuaba bajo la lógica de hacer un hogar. Esto implica casa, gastos, hijos, educación, trabajo para sostener todo este micro sistema de relaciones y por supuesto de crear y criar nuevas vidas humanas. Un empresa formidable y loable.

Lo que pasó con el tiempo es que la “familia” ya no es la familia que insisten en retacarnos los comerciales de Coca Cola.

Por supuesto que reproducimos el modelo cuando estamos en Navidad; por supuesto que a diario cenan juntos millones de familias, pero también es posible que se desaten viejas rencillas, incomodidades, silencios, o expresiones de alegría. Como cualquier relación entre seres humanos.

La cuestión es que la familia ya no es papá, mamá e hijos. La familia como modelo tradicional es un modelo respetable, pero no inamovible. Yo misma me he replanteado el modelo de familia que quiero o quisiera tener. Y me sorprende que ya no tengo en mente aquella mesa llena de nietos con un bacalao y un montón de regalos. Y que la nostalgia no me inunda. Y que quizá haya más caminos de los que han sido trazados como estándares o estandartes durante años.

Pienso que primero uno tiene que ajustarse las tuercas para después hacer lo que se nos venga en gana, con conciencia. No pienso ya mi destino como una viejita rodeada de gatos. Que tampoco me parece mal, pero sí cuestiono el modelo de pareja que se nos ha inculcado, por lo menos a algunos de nosotros. No quiero ni pretendo generalizar el bagaje que aquí planteo.

¿Por qué la felicidad se debe consumar con una pareja bajo tu techo todos los días de la semana? ¿Por qué esta gran necesidad, en algunos casos, de sentirse insatisfechos con las vidas que llevamos, que al final son eso, VIDA, que a veces te sabe agria, que a veces te sabe a ostión podrido o te huele a caramelo casero recién hecho?

¿Por qué necesitamos que en el DF se apruebe el matrimonio homosexual para que entonces pensemos que está bien o es cool ser gay? Y que de pronto, Guadalajara, la ciudad más mocha pero con más cantidad de personas homosexuales después de San Francisco – corríjanme si es un mito- ya se sienten mejor con ellos mismos y pueden pasear en las calles. Las caminables.

¿Por qué convertimos en nuestro problema las millones de formas de vida de los demás? La orientación sexual de una pareja no es una razón objetiva para diferenciarla o excluirla. He ahí el caso de Frank Ocean, cantante de rap de 24 años, integrante del grupo Odd Future, quien hace un par de semanas salió del clóset en un género musical  caracterizado por letras abiertamente homofóbicas, donde la palabra faggot (maricón) es muy común. Recibió muestras de apoyo de parte de toda la comunidad rapera. Incluso 50 Cent le mandó un mensaje de apoyo, muy carismático: “Cualquier persona que tenga un problema con Frank Ocean es un idiota. Es un artista de gran talento. Me importan un bledo sus preferencias personales en el dormitorio”. Esta es para ti, Emilio. O sea 50 Cent te mandó decir idiota.

¿Y qué pasa con el tabú del futbol mexicano? ¿Acaso ninguno tiene preferencias homosexuales o es tan poderosa la sociedad como para reprimirlos hasta los cojones y hacerlos sentir menos hombres si declaran su propia identidad?

¿Los hombres no lloran? Pues de lo que se pierden.

Para que lo sepas, Emilio.

Video chinguen a su madre:

@mariagpalacios

http://marianagallardopalacios.wordpress.com/

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