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Tomás Calvillo Unna

10/03/2021 - 12:01 am

El cuerpo

De pronto nos descubrimos en la incógnita que no tiene respuesta: Es el cuerpo lo que tenemos;
su grandeza y miserias son la única realidad que al fin cuenta ¿Qué es el cuerpo? ¿Por qué sentimos que estamos atrapados en sus posibilidades y límites?
¿Por qué buscamos apropiarnos del carácter de otros seres vivos? ¿Por qué aspiramos en algún momento a no desaparecer con su carne huesos sangre?

Mar de Ceniza. Pintura Tomás Calvillo Unna

 

And if the body does not do fully as much as the soul?

And if the body were not the soul, what is the soul?

Walt Whitman

 

De pronto nos descubrimos en la incógnita

que no tiene respuesta:

Es el cuerpo lo que tenemos;

su grandeza y miserias son la única realidad que al fin cuenta

¿Qué es el cuerpo?

¿Por qué sentimos que estamos atrapados

en sus posibilidades y límites?

¿Por qué buscamos apropiarnos del carácter de otros seres vivos?

¿Por qué aspiramos en algún momento a no desaparecer

con su carne huesos sangre?

¿Por qué hablamos de resurrección,

reencarnación, eternidad y demás temas afines

que pretenden liberarse de su condición mortal?

 

Todo el entorno social,

toda la historia, de una u otra manera,

gira entorno a sus necesidades y deseos.

Las mismas cuentas que multiplicamos,

sumamos, dividimos y restamos;

terminan en su perenne condición.

 

¿Qué diablos es el cuerpo

sin el cual no estaríamos aquí?

Más allá de la biología,

donde está su sentido fugaz de reproducirse

e incluso de maltratarse, herirse,

sufrir más allá de su propia condición terrenal;

cargado de enfermedades que lo cuestionan

desde sus entrañas mismas.

Arquetipo de divinidades

que asumen sus características externas

masculinas y femeninas

ausentes de su peso de gravedad

y sus complejidades.

 

El cuerpo separado y unido en su sexualidad;

violentado por nuestra profunda ignorancia.

Acaso es la prisión que mencionan las tradiciones;

acaso porque la mente no logró desprenderse

de su cerebral habitación.

 

Tal vez el asunto sea otro,

y el cuerpo físico sea sólo la fachada,

la envoltura de algo más profundo

que está esperando que descubramos.

Mientras tanto domina la partida

del tiempo que lo intuye.

El tiempo es su escultor,

y el espacio es donde se oculta su razón:

la imposibilidad de su pretensión.

 

El cuerpo es la entrada,

la puerta que se abre.

 

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