Ser mujer en Ciudad Juárez

10/03/2015 - 12:01 am

Este año se cumplen 50 del inicio de la industrialización de Juárez, que empezó con fábricas de madera y de selección de cupones, además de confección de ropa; de todas éstas sólo las primeras ocuparon a hombres, mientras las otras ofrecían empleo principalmente a mujeres.

Desde entonces las mujeres se han convertido en el sostén de la familia y de la ciudad; su importancia en la economía local es tal que, si un día laboral todas las trabajadoras decidieran quedarse en casa, el golpe que darían a las grandes empresas trasnacionales impactaría en la bolsa de valores.

Por otro lado, no hay relación alguna entre su importancia productiva y su poder sociopolítico. Entre los quinientos puestos empresariales más importantes de la ciudad, menos de cien los ocupan mujeres.

La mayoría de las personas que cursan la universidad son mujeres y esta tendencia ha ido aumentando desde hace más de 20 años pero, ¿por qué, si suelen obtener las mejores calificaciones, cuando terminan sus estudios acaban cumpliendo tareas auxiliares para los hombres que muchas veces construyen su éxito a expensas de su asistente femenina, más inteligente e informada que ellos?

Aquí hasta 40 por ciento de las mujeres obreras son madre y padre de sus hijos, a quienes no pueden atender integralmente y muchas veces sufren solas sus desvíos sociales, llenándose de culpa cuando políticos responsabilizan a la familia de los extravíos juveniles.

Durante la década de los noventa y primeros años de este siglo, ellas vivieron con el miedo de ser víctimas de algún o algunos de los monstruos callejeros, viviendo de ellas y odiándolas a la vez. Durante la guerra (que oficialmente duró de 2008 a 2013) por cada 100 varones murieron 12 mujeres, mientras más de 10 mil sobrevivientes perdieron a su pareja o su hijo.

Las mujeres de Juárez son muy valientes, alegres, progresistas, tolerantes con la otredad y trabajadoras, pese a los muchos obstáculos que han debido superar para llegar hasta el 8 de marzo de 2015 sin la paga ni la recompensa merecida por su esfuerzo sosteniendo sobre la espalda parte de esta enorme y caótica ciudad.

Sin embargo, decenas de miles de ellas recibieron una felicitación desconociendo el origen histórico de este memorial para el siguiente día levantarse a las 4 de la mañana, alcanzar a llegar a las seis a la puerta de su fábrica y ganar menos de un dólar por hora trabajada. Tal vez en los próximos cincuenta años exista mayor justicia y equidad.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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