De acuerdo con una de las investigadoras, algunos estudios ya contemplaban el género, pero este es el primero que se llevó a cabo específicamente para conocer las secuelas en mujeres.
Madrid, 10 de febrero (Europa Press).- Algunos síntomas como la fatiga, la dificultad para respirar, el dolor o la pérdida de cabello son más frecuentes en mujeres que en hombres después de sufrir la COVID-19, según una investigación liderada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) en la que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
A estas secuelas se unen las alteraciones psicológicas a largo plazo como ansiedad, depresión o mala calidad del sueño, a las que la mujer también es más propensa, señalan los investigadores que acaban de publicar su trabajo en Journal of Clinical Medicine.
“Hasta la fecha, no estaba claro si el género podía ser un factor relevante en la presencia de síntomas pos-COVID-19. Algunos trabajos habían encontrado una mayor presencia de determinados síntomas en las mujeres que en los varones, pero este es el primer estudio que busca específicamente contestar a esta pregunta”, destaca María Luz Cuadrado, Catedrática e investigadora del Departamento de Medicina de la UCM y Vicedecana del Hospital Clínico San Carlos.
El trabajo, que se ha realizado en cinco hospitales madrileños -Hospital Clínico San Carlos, Hospital Universitario Infanta Leonor, Hospital Universitario Fundación Alcorcón, Hospital Universitario de Fuenlabrada y Hospital Universitario Severo Ochoa-, ha contado también con la participación de la Universitat de València, la Universidad Alfonso X El Sabio y la Universidad de Aalborg (Dinamarca).
En total, el 60 por ciento de los pacientes presentaban uno o varios síntomas pos-COVID-19 ocho meses después de la infección, siendo el promedio de síntomas de 2.25 para las mujeres y 1.5 para los hombres. La fatiga, la dificultad para respirar, el dolor de cabeza o de otras localizaciones, la pérdida de cabello y los problemas oculares fueron más frecuentes en las mujeres.
La lista incluía además otros síntomas para los que no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres, como la pérdida de olfato y gusto, las palpitaciones, la diarrea y la pérdida de memoria, entre otros.
“Consideramos que las diferencias de género deberían tenerse en cuenta para la prevención y el manejo de las posibles secuelas de la COVID-19 en los pacientes que han superado la fase aguda de la enfermedad”, señala Cuadrado.
Los investigadores han analizado las historias clínicas de cerca de 2 mil personas ingresadas por COVID-19 durante la primera ola de la pandemia, entre marzo y mayo de 2020, que sobrevivieron a la fase aguda de la enfermedad. Los datos demográficos, la coexistencia de otras enfermedades y los síntomas de la fase aguda se obtuvieron a partir de las historias clínicas. Durante la estancia hospitalaria, no se advirtieron diferencias de género en los síntomas.
Transcurridos varios meses desde el ingreso, ocho de media, los investigadores contactaron con los pacientes por vía telefónica y utilizaron cuestionarios diseñados para determinar la presencia de posibles síntomas tras haber padecido la COVID-19, así como el impacto en su salud mental.