El impacto cultural de la música norteña no solo se refiere a la calidad artística que pueda contener en su sonido y su letra, sino en el fenómeno cultural causante de que una música del norte se sienta local en el centro y en el sur del país.
Por Francisco Torres
Monterrey, Nuevo León, 9 de diciembre (Agencia Informativa Conacyt/SinEmbargo).- Su sonido es inconfundible, su vestimenta única y sus letras características. Se canta, se baila, pero también se siente y se vive. En la actualidad, la música norteña tiene un lugar de origen, que su nombre mismo define, pero que puede escucharse en cualquier rincón de México… y hasta más allá.
Y aunque todos la hemos escuchado en la radio, en la calle o en los lugares menos pensados, hablar de música norteña implica más que sombreros y acordeones. Su impacto cultural no solo se refiere a la calidad artística que pueda contener en su sonido y su letra, sino en el fenómeno cultural causante de que una música del norte se sienta local en el centro y en el sur del país.
En su artículo “Música norteña, radio y migración”, el doctor en sociología José Juan Olvera Gudiño e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, unidad Monterrey (CIESAS), define este género musical “como aquel que tiene el acordeón y el bajo sexto como instrumentos centrales”.
Además de los elementos musicales, la narrativa también es una peculiaridad presentada en el género, lo que le ha valido el sinónimo conceptual de “canciones rancheras”.
“Confluyen en ella corrientes culturales europeas e hispanas, así como la propia evolución generada por el desarrollo de la cultura mexicana, alimentándose en el noreste de la lírica y la épica populares. El corrido, por ejemplo, como evolución del romance español, despliega temáticas rurales, hazañas de héroes y narrativas de la vida regional de la franja fronteriza”.
Una de las canciones más famosas del género pertenece a Antonio Aguilar, que con su canción “Cuatro milpas” describe la tristeza por el despojo de una propiedad rural:
Cuatro milpas tan solo han quedado,
del ranchito que era mío, ¡ay!
de aquella casita tan blanca y bonita,
lo triste que está.
Los potreros están sin ganado,
la laguna se secó
la cerca de alambre que estaba en el patio
también se cayó.
LA “NORTEÑIZACIÓN” A TRAVÉS DE LA MÚSICA
Aunque su nombre sugiere un origen y una pertenencia, la música norteña puede escucharse en el centro y sur del país, sin importar del todo que gran parte de la narrativa o de los elementos que rodean el género sean del norte del país.
“La ‘ norteñización’ musical es el seguimiento en distintas regiones del país de modelos culturales desarrollados en los diferentes nortes de México, al respecto de prácticas y significados alrededor de la música popular, sea en la escucha o en la interpretación, en el baile o la indumentaria”.
El investigador repara en el concepto de “diferentes nortes de México”, pues señala que existen varios estados, desde Baja California hasta Tamaulipas, pero que también trasciende a la frontera del país con Estados Unidos.
“También hay otros nortes, el sur de Texas, donde hay una población descendiente de mexicanos de antes de la guerra, y ese es otro norte que está más al norte de nuestro norte”.
El término de ‘norteñización’ musical busca explicar, de acuerdo con las propias palabras de José Juan Olvera, “cuál es la razón de que en Yucatán, por poner un ejemplo, se escucha música norteña, mientras que en el norte no se conoce cuál es la música yucateca”.
MOVILIDAD HUMANA E INDUSTRIALIZACIÓN, ENTRE LOS FACTORES DE LA “NORTEÑIZACIÓN”
Si bien la música norteña tiene calado en todas las regiones de México, factores ajenos a la peculiaridad musical y estética artística que puedan contener han sido clave para que este fenómeno tenga lugar.
“En los últimos 70 años, se incrementó la movilidad hacia el norte, principalmente por cuestiones económicas. Aunque también hay jóvenes que quieren conocer, viajar y les llama la atención lo que escuchan. Además, la industrialización acelerada atrajo a personas de todas las regiones de México”.
A partir de la instalación de industrias maquiladoras en México, la migración comenzó a apuntar también al norte de México, y no exclusivamente a las entidades sureñas de Estados Unidos.
ESTACIONES DE RDAIO, ADMINISTRADORAS DE LA NOSTALGIA
Para José Juan Olvera, las radiodifusoras con más potencia y con capacidad para llegar a otros estados, inclusive a Estados Unidos, se han encargado de contar cosas sobre México, de fungir como un medio de comunicación, especialmente para aquellos que migraron.
“Las estaciones de radio, especialmente las que tienen más potencia, se han encargado de gestionar la nostalgia del migrante, contándoles sobre México y sobre sus lugares de origen. Ponen música mexicana, mandan saludos a los estados de donde son, ofrecen mensajes sobre familiares”.
En la construcción social de una región, específicamente la del norte, la radio ayudó a dar significado a ciertos símbolos característicos del espacio geográfico. Y la ‘norteñización’ se presenta porque no todos los que escuchan eso son del norte, pues hay muchos provenientes del centro y sur del país.