Gustavo De la Rosa
09/11/2024 - 12:04 am
Las vergüenzas del pasado
“Así todos los abogados de bien, los abogados que trabajamos sin perversas interpretaciones de la ley, hoy vemos como se avergüenzan nuestros colegas, de los argumentos que los defensores de la Suprema Corte De Justicia exponían”.
Las familias muy grandes, suelen guardar secretos que ocultan cual si fueran informaciones de la estrategia de la guerra.
Así abogados de México tendrán que esconder la vergüenza, por haber guardado silencio frente a todas las barbaridades, estupideces y sofismas usadas como argumentos jurídicos en contra del Constituyente Permanente por los opositores a la reforma del poder judicial.
Cuando era niño crecí en un pueblo muy particular, Francisco I. Madero Coahuila, Chávez para los amigos, era el centro comercial de una zona muy amplia de ejidos, era un pueblo que aumentaba de 5 mil habitantes de lunes a jueves a cerca de 20 mil los fines de semana, pero al fin era un pueblo pequeño donde todos se conocían y todo se sabía.
Recuerdo que una familia distinguida cargaba con una gran vergüenza, porque enfrentaban un problema que no podían resolver. Y la información y detalles del secreto pronto se convertían en rumores y los rumores en chismes y un balde de vergüenza más para la familia. El problema era que la matriarca esposa y madre de la primera generación compuesta por unos 4 hijos,2 y 2, vivía una obsesión por conocer y disfrutar de la amistad y en ocasiones de los placeres que proporcionaban hombres jóvenes fuertes y guapos.
Pero a pesar de que el patriarca, porque así se conducía frente a la sociedad, con voz fuerte determinante y acostumbrado a resolver los problemas mediante órdenes tajantes, pistola al cinto, era incapaz de contener las búsquedas de juventud de su esposa a quien quería irremediablemente, o estaba convencido de la promesa de estar con ella hasta que la vida lo separara. Aquella historia recorría por todo el pueblo, incluso la comentábamos los niños de primaria, y los lugareños, tenían el temor de que aquel hombre poderoso, en algún momento perdiera la paciencia y fuera una tragedia lo que terminara con aquella irregular relación, desde luego cabe aclarar que el señor, al igual que los hombres machos como Jorge Negrete tenía no solo parejas extramaritales sino hijos a los que reconoció y acostumbraba ponerles casa y pensiones para que no pasaran miserias.
Pero los miembros de la familia original, los hermanos y los hijos de aquellos personajes tan respetados e influyentes en el pueblo, vivían con una constante vergüenza, que les molestaba cuando sus padres asistían a las reuniones comunitarias amables, atentos y muy cariñosos en público, al parecer también lo eran así en sus relaciones internas familiares. Pero los hijos de aquella pareja y después los nietos cargaban con la vergüenza de lo que habían hecho sus padres y los irritaba encontrar hermanos de otras mujeres y dudaban entre ellos de ser todos hijos del mismo papá.
Eran puras vergüenzas por la vida del pasado, aunque era un pasado que esperaban no se repitiera, lo que más los avergonzaba eran los argumentos y justificaciones que cuando enfrentaban a su madre. Todo eran sofismas y justificaciones tontas, de porque no se había separado del padre y finalmente concluía, es que aquí en esta casa esta el dinero que necesitamos.
Así todos los abogados de bien, los abogados que trabajamos sin perversas interpretaciones de la ley, hoy vemos como se avergüenzan nuestros colegas, de los argumentos que los defensores de la Suprema Corte De Justicia exponían. con tanto cinismo y tanto desconocimiento del derecho tratando de presentarlo como una novedad. Y como en el nuevo amanecer, me llaman y me piden una recomendación para inscribirse en la convocatoria para jueces de distrito, y un empujón político.
La última vergüenza, con la que concluyen su rosario de tonterías , es la total falta de ética y congruencia al tratar de aplicar el número de seis votos para reformar la constitución que había reducido a 9 el número de ministros, a la corte que funciona con 11. 8 votos son una mayoría calificada de 11, similar a los 86 del senado.
Esos 5 votos por el chanchullo, son una evidencia de la necesidad de cambiarlos, que 5 de ellos hayan tratado de hacer bueno el argumento de que 6 es igual a 8. Es una vergonzosa triquiñuela similar a la que argumentaban los internos del CERESO cuando decían que, si habían robado una joyería, pero que las joyas robadas no eran de oro y eso les creo problemas para venderlas en el mercado negro, que la joyería robada era un fraude y por lo tanto ellos eran victimas.
Así como los delincuentes, se atrevieron los ministros que votaron para quedarse con los artículos robados mientras declaraban que no tenían suficiente oro. ¿Quién puede confiar en esos criterios jurídicos? escuchar esos argumentos y ver esos 5 votos me dio vergüenza, de ser abogado como ellos, la misma vergüenza que sentían los hijos de la familia de Chávez por qué sus padres trataban de justificar sus devaneos sociales con los pretextos más increíbles e inaceptables por los pueblerinos de Chávez, cuando lo único que cuidaban era el dinero común.
Los argumentos que dieron los que pretendían modificar la constitución son argumentos que desde primer año de la carrera conocíamos y sabíamos que eran inaceptables.
Aprendimos desde los 70s como un principio indiscutible la suprema jerarquía constitucional, esta es la soberanía del país construida en México desde el pacto federal de 1823-24. El Presidente de la República no reemplazo al Rey, fue el Congreso Constituyente quien lo reemplazo.
Y hay dos tipos de constituyentes, el Originario, que funciona una sola vez y es convocado con ese fin, y el permanente que funciona específicamente para modificar la constitución aprobada por el primero. Ahora al constituyente permanente le dicen reformador o de cualquier forma, pero como decía Aristóteles, “las herramientas funcionan para lo que fueron hechas, para un propósito” y ese poder de reformar la constitución en las circunstancias cotidianas de la vida nacional es el que está escrito en la constitución y solo ese puede modificarlo.
Aprendimos además que el Congreso de la Unión con facultades expresas en el artículo 73, el Ejecutivo en el 89 y el Judicial en los artículos 103 al 107, todos de la constitución eran jerárquicamente inferiores y sometidos a la letra de la carta fundamental y a las facultades expresas y limitadas ahí.
Aprendimos que el Estado se integra por El Territorio, La Población y La Soberanía. Y quienes vivimos en la línea divisoria con Estados Unidos, hemos comprobado que mitad del puente, hay una línea y un pequeño monumento que dice Estados Unidos Mexicanos de un lado y Estados Unidos de Norteamérica del otro y que de este lado de la línea se aplica la constitución mexicana y del otro lado la constitución “gabacha”, nunca decimos que de este lado la soberanía la dicta la Suprema Corte de Justicia.
Aprendimos que la facultad y la posibilidad de reformar la constitución mediante mayorías representativas electas por el pueblo, bajan la presión de las crisis sociales, sin verse obligadas las masas mexicanas a hacer otra revolución.
Por eso cuando escuchábamos los argumentos de los defensores de la actual corte de justicia que aspira a ser superior al poder Constituyente, me daba vergüenza que hubiera abogados que estuvieran dispuestos a olvidar todo lo que aprendimos en la escuela de Derecho como la estructura jurídica que conforma el sistema jurídico mexicano. Y querían inventar otro nuevo a base de ocurrencias, mentiras y oportunismo intelectual. Afortunadamente, un ministro tuvo la lucidez necesaria para escapar de la jaula de los ocasionados. Otra vez la Patria se ha salvado y este peligro contingente puede haberse superado. Aunque al abrir el manicomio ya salieron a pedir la intervención directa del imperio para que los nombren gobierno provisional de México, como en Vietnam y en Afganistán se establecieron gobiernos títeres de los Yanquis, corruptos hasta la medula, hasta que los sacaron a patadas y de emergencia por los aeropuertos.
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