Ciudad de México, 9 de septiembre (SinEmbargo).- En tierra de Ferrari, la escudería roja vio como sus deseos de ganar el campeonato de la Fórmula 1 se le escapan de poco a poco debido al talento de un alemán que no cree en rivalidades que le puedan hacer sombra. Sebastian Vettel sigue con su paso arrollador mientras el mundo del automovilismo vuelve a rendirse a sus pies. En Monza, cuna de la escudería italiana, Red Bull tiene casi atado el título de la mano del joven alemán heredero de Michael Schumacher.
La diferencia entre Vettel y Alonso, primer y segundo lugar en la carrera por el campeonato de pilotos es ahora de 53 puntos. A siete carreras del final, la batalla deportiva parece estar concluida debido al rendimiento infranqueable del piloto de la escudería austriaca. El campeonato más importante de automovilismo es una dictadura con un discurso de habilidad al volante. Sebastian goza un presente perfecto mientras en Ferrari se siguen rompiendo la cabeza para tratar de contrarrestar la distancia.
Competitivo por naturaleza, Fernando Alonso está inmerso en una constante discusión con sus ingenieros con el único fin de tener un coche a la altura de sus pretensiones y talento. El ganador de dos mundiales, intenta a toda costa volver a el lugar que él cree que le pertenece. El asturiano tiene ese objetivo como una obsesión intratable. La actualidad frustrante altera demasiado los nervios de Alonso. Expresivo y transparente, el español se desnuda emocionalmente quedando vulnerable para las cámaras.
Como un reflejo de lo que ha sido toda la temporada, Vettel partió desde la Pole Position sin ningún tipo de adversario digno que le pudiera dar pelea. El alemán siguió sin miramientos. Concluida la lucha por el primer lugar, la lucha por el segundo puesto fue el centro de la carrera. Los dos Ferraris y el otro Red Bull de Mark Webber se volcaron con el segundo puesto en mente. Al final, Fernando Alonso, que había partido cuarto desde la parrilla de salida, consiguió cruzar la bandera a cuadros detrás de Sebastian.
Como una maléfica costumbre, Alonso sigue dando cátedra de sus habilidades como piloto. Siempre viniendo de atrás, en constante persecución, el asturiano mantiene su vigor vivo incapaz de hacerle frente a un piloto que pronto se convertirá en una leyenda. El piloto de Ferrari llamo tontos a sus ingenieros en las pruebas de clasificación previas al Gran Premio. Al finalizar la carrera, después de haber subido al pódium, Alonso se dijo contento y agradecido con todo su equipo.
Monza es un premio distinto para Ferrari. Tan pasionales los italianos, ganar en casa se vuelve un compromiso impostergable. Alonso tuvo que poner la cara ante la prensa después de la cita y pedir disculpas a todos aquellos que esperaban ansiosos una victoria local. “Esperemos que el próximo año podamos ganar aquí. Hemos asumido riesgos, pero no hemos podido ganar”, declaró Alonso. Por lo que se ha visto a lo largo del campeonato, es muy probable que Vettel gané su cuarto campeonato de pilotos consecutivo. Mientras se confirma, un español seguirá persiguiéndolo.
