La verdad, espanta

09/08/2014 - 12:01 am

El miércoles por la noche me enteré de que una prima a quien califico entre las personas más lúcidas y analíticas que conozco, es asidua espectadora del Canal del Congreso. Me dio curiosidad porque a mí me aburre verlo. Pero a ella no, así que quise investigar qué le encuentra. Presencié el “Consumatum Est”.

Mientras unas vehementes legisladoras de oposición exponían por turno sus argumentos contra la aprobación de las leyes secundarias en materia energética, la mayoría dócil se rendía al poder hipnótico de su celular, miraba al vacío con aburrimiento, conversaban, se reían en grupo o platicaban de pie dándole de plano la espalda a la tribuna; fue una conducta francamente insultante en un tétrico debate. Cuando se definía la caída histórica del país, ese desprecio fue inadmisible, sobre todo porque lo mostraron unos congresistas contra otros.

La discriminación que ejerce la mayoría legislativa hacia un tribuno que no está alineado con el grupo cupular, es un síntoma de la descomposición institucional que han ido construyendo ellos mismos. Demuestra de manera contundente su desprecio por el pueblo y por sus verdaderos representantes. El mundo al revés: en lugar de defender el interés de la ciudadanía, votan en el sentido que más convenga a su carrera política, su fortuna personal y su impunidad, sin importarles si con su voto afectan incluso el bienestar de sus dizque representados.

Qué le vamos a hacer; quien así se conduce, así piensa. Lo grave es que esas mentes egocéntricas son las que ya destrozaron nuestra nación con todo y sus posibles tablas de salvamento. ¡Todo sea por los bonos, por el próximo puesto, por el líder, por conveniencia! Muy pocos, por convicción. Menos todavía por nosotros, ciudadanos a nivel banqueta. Ya se acordarán de nosotros cuando haya elecciones; siempre es igual.

Pregonan, por ejemplo, que las reformas servirán para sanear a Pemex y a la CFE; la manera lógica de lograrlo sería recuperar los desfalcos que han sufrido, hacer cumplir las leyes para juzgar y encarcelar a los ladrones que día con día desfalcan al pueblo. Sin embargo, nos endosan una deuda pública monumental mayor que la del Fobaproa –rescate del que sólo se han podido pagar los intereses y ni un peso de capital, así que debemos lo mismo que hace 20 años y la cosa se va a poner peor–.

Un ejemplo más: bajo el amparo de la reforma energética, una empresa petrolera puede llegar a una propiedad privada –rancho, parcela, casa, comunidad, etc.– y pedirle autorización al legítimo dueño de perforar un pozo para explorar o para extraer petróleo. Si la persona se niega, la ley da un plazo para que las partes se pongan de acuerdo; si no lo hay, corre un segundo término; si tampoco lo logran, entonces la empresa se ampara y gana el pleito sin que haya alternativa para los propietarios. Se friegan, así es como es.

Los cómplices de esta debacle que nos hunde hoy son los mismos que en la reforma electoral modificaron la regla de financiamiento público. ¿Finalidad? Ahora sus partidos recibirán más de mil millones de pesos adicionales por año. ¿Para qué? Capacitación, propaganda, bonos… Y es dinero que nosotros pagaremos de nuestro bolsillo… o que ni alcanzará a entrar ahí, como sea.

La verdad, espanta.

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