Juan Villoro lee a Sergio Pitol: “El desfile del amor”, una novela y la virtud narrativa

09/07/2016 - 12:03 am

“Me gustaría tener algo de él en lo que yo escribo, definitivamente”, admitió el autor de El Testigo, al concluir su ciclo Novelas Mexicanas en el Colegio Nacional

La realidad y la historia mexicanas entendidas desde la literatura. Foto: Colegio Nacional
La realidad y la historia mexicanas entendidas desde la literatura. Foto: Colegio Nacional

Ciudad de México, 9 de julio (SinEmbargo).- El desfile del amor, novela publicada en 1984 por Sergio Pitol como parte de la Trilogía del carnaval, que reúne también a La vida conyugal y Domar a la divina garza, nació de una visita a una exposición fotográfica de Egon Erwin Kisch en Praga, en la que el escritor mexicano encontró muchas fotografías del México de los ‘40, entre ellas, una del edificio Minerva, ubicado en la colonia Roma, donde Pitol vivió durante su infancia.

“Para el escritor es una liberación tener datos que exigen ser completados, Pitol se sirve de éste defecto eficiente para convertir la limitación testimonial en virtud narrativa. Entender a medias para completar con la imaginación, esto será el núcleo narrativo de El desfile del amor”, dijo Juan Villoro en la última de sus conferencias del ciclo Novelas mexicanas, llevado a cabo en El Colegio Nacional.

Para el autor de El testigo, la gran apuesta de la narrativa de Pitol (nacido en Puebla, en 1933) es el arte de enseñar a leer de otro modo; de hacerle ver al lector que la literatura no es algo clausurado o concluido, que un libro cerrado no es arte.

“La novela de Pitol fracasa como investigación policial pero triunfa como investigación narrativa, en el sentido de que la narrativa nunca tiene una verdad única. La imposibilidad y la incapacidad del personaje principal, un historiador que investiga un asesinato, hacen que el texto tenga una estructura singular: lo que se va a averiguar tiene que ver con la experiencia del mundo, los hechos y la manera de interpretarlos”, afirmó Villoro.

“Toda la literatura de Pitol tiene que ver con una idea de la traducción. En El desfile del amor los personajes hablan y Miguel del Solar, el personaje principal, los tiene que traducir”, agregó.

Juan Villoro en El Colegio Nacional. Foto: Cortesía El Colegio Nacional
Juan Villoro en El Colegio Nacional. Foto: Cortesía El Colegio Nacional

LA SOCIEDAD DERROTA A LA VERDAD

A lo largo de El desfile del amor es difícil acercarse a los sucesos, la sociedad derrota a la verdad, los hilos se van tejiendo y los capítulos resultan teatrales; el amor es un engaño, el humor se combina con reflexiones profundas y los personajes -singulares, maldicientes y excéntricos- se enfrentan a un destino inescapable y carnavalesco.

La novela, aunque titulada igual que una película de Ernst Lubitsch, no tiene nada que ver con ella y contiene ecos de Dickens, Faulkner, Chéjov, Nabokov y de otros autores traducidos por Pitol.

“La novela de Pitol es una gran metáfora sobre México, donde no se puede descifrar la verdad y las cuotas de impunidad son altísimas. Sería dramático que en el México de hoy nos acostumbráramos al rojo marcador de sangre como mera estadística, hay periódicos que cuentan los asesinatos como si fuera una cuestión deportiva cuando cada uno de éstos debería tener una historia detrás y ni siquiera tenemos un registro de las víctimas”, afirmó.

Para Villoro, la situación actual no puede ser remediada a través de la literatura pero sí como sociedad. El desfile del amor habla de estos mecanismos y de una sociedad donde la verdad es incómoda y no puede circular: “la novela tiene una actualidad que seguramente a Pitol no le gustaría que tuviera, ojalá pudiéramos verla como una obra de ficción y no como un espejo de la realidad”, aseguró.

El miembro de El Colegio Nacional también destacó el cuento “Mephisto Waltzer”, incluido en el libro de relatos Vals de Mefisto, que trata sobre una mujer que critica un texto escrito por su ex marido. “El cuento muestra cómo una historia se puede convertir y traducir en otra, no le interesa la trama como tal sino la opción del argumento como una posibilidad que genera otra”, comentó, “es El aleph de Pitol, ahí se condensan todas sus técnicas y procedimientos narrativos”.

“Si pudiéramos pensar en una figura para este viajero de tantas literaturas, espacios y latitudes que es Sergio Pitol, yo pensaría en un mapa movedizo cuya geografía cambia a medida en que avanzamos en él, este cambio incesante es la verdad siempre modificable del extraordinario fugitivo de las letras mexicanas, Sergio Pitol. Me gustaría tener algo de él en lo que yo escribo, definitivamente”, concluyó Juan Villoro.

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