Candidaturas independientes: las lecciones hasta hoy

09/07/2014 - 12:04 am

Aunque todavía están por ser realidad a nivel federal, hubo candidatos sin filiación partidista en las elecciones de Quintana Roo, Zacatecas, Coahuila y Nayarit de 2013 y 2014, tanto para congresos locales como para ayuntamientos.

Durante años se creyó que las candidaturas independientes revitalizarían el sistema de partidos al permitir que compitan personas sin intereses partidistas. ¿Se cumplió esta expectativa? ¿Qué esperar en el futuro de esta figura?

Las candidaturas son sólo un derecho ciudadano

Un arreglo institucional no da garantías de una acción, creer eso es una falacia. Por más abierto y democrática que sea, una norma sólo posibilita ciertas acciones por encima de otras. Para que este arreglo lleve a mejores resultados se requiere de una ciudadanía que le de contenido y rumbo.

De esa forma las candidaturas independientes sólo posibilitan que personas sin vinculaciones con un partido puedan presentarse a competir, procurando que tengan más o menos las mismas garantías de competencia que los contendientes con respaldo de un partido.

En estos dos años una proporción importante de candidatos independientes ha tenido militancia partidista previa. Esto no debe ser visto como algo “malo”: en todos los países van a querer competir personas con una ambición por lo público, y por lo general habrán intentado militar con distinto grado de éxito en un partido.

Para decirlo de otra forma, serán raros los casos de personas que surjan de la nada y que, con arraigo y un discurso convincente, venzan a los partidos. Sin embargo una buena ley debe posibilitar ese escenario.

El derecho a competir no implica competitividad

Si el derecho se limita a competir, se espera que un candidato ganador sea competitivo. Para ello debe tener, entre otras cosas, una plataforma clara y definida, un discurso convincente y reconocimiento entre sus votantes. Y en este medio nadie votará por una opción que se presente como “inmaculadamente ciudadana”, sea lo que eso signifique.

Hasta el momento sólo dos candidatos independientes han ganado: Raúl de Luna Tovar, por el municipio zacatecano de General Enrique Estrada, e Hilario Ramírez “Layín” por San Blas, en Nayarit. Ambos ya habían sido ediles en esos municipios por el Partido Acción Nacional. Esto implica que tenían ya un reconocimiento previo, basado en un desempeño. Y nos guste o no, pareciera que los votantes de San Blas se identificaron con el folclor de “Layín”.

¿Qué significa esto? Aunque un candidato sea independiente, si desea ganar necesita tener algún trabajo político previo en su comunidad, o un prestigio ganado de alguna forma. Las candidaturas independientes no son una recompensa a quienes buscan adquirir algo con el menor esfuerzo posible.

¿Qué esperar en el futuro?

En su carácter de reglas del juego, los arreglos institucionales no arrojan efectos predecibles y mucho menos infalibles. En ese sentido es posible que en no pocos casos el ciudadano termine desilusionado de los candidatos independientes de la misma forma que se siente por muchos legisladores y gobernantes partidistas. Sin embargo, en todos los estados comenzarán a operar medidas que pueden mejorar la rendición de cuentas, como la posibilidad de la reelección inmediata. Es decir, la curva de aprendizaje será más eficaz y con menos calibraciones.

Lo importante de las experiencias de 2013 y 2014 es mostrar la posibilidad de que un candidato independiente competitivo gane. Esto puede cambiar muchos supuestos de aplicación de la reforma política en los estados, especialmente aquellos que se quejan del excesivo control que tienen los partidos sobre el proceso electoral.

Para dar un ejemplo, la posibilidad creíble de que un militante partidista de “vote con los pies” por la vía independiente hará que los institutos políticos tengan mayor cuidado en los procesos de selección de candidatos, e incluso que los abra en primarias para distritos competitivos. Y sobre todo, un candidato independiente competitivo puede obligar a los otros candidatos a mejorar sus propuestas.

Bienvenido el cambio.

Fernando Dworak
Licenciado en Ciencia política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y maestro en Estudios legislativos en la Universidad de Hull, Reino Unido. Es coordinador y coautor de El legislador a examen. El debate sobre la reelección legislativa en México (FCE, 2003) y coautor con Xiuh Tenorio de Modernidad Vs. Retraso. Rezago de una Asamblea Legislativa en una ciudad de vanguardia (Polithink / 2 Tipos Móviles). Ha dictado cátedra en diversas instituciones académicas nacionales. Desde 2009 es coordinador académico del Diplomado en Planeación y Operación Legislativa del ITAM.
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