Para entender el mundo, los procesos y la naturaleza, los humanos tendemos a generalizar; así aprendemos que los pájaros vuelan, que solamente la plantas, las algas y algunas bacterias pueden hacer fotosíntesis, o que si sueltas un objeto desde un segundo piso caerá hasta alcanzar el suelo. Sin embargo, casi siempre hay excepciones a estas generalizaciones, y estos casos diferentes, cuando se trata de bichos suelen ser maravillosos.
Recientemente descubrí la existencia de un conjunto de bichos que se sale de nuestras generalizaciones. Resulta que algunas orugas (larvas de mariposas) no son los gusanitos que conocemos que caminan por encima de las hojas o del pasto y que devoran nuestros cultivos, sino que son acuáticas y viven sumergidas en los ríos de poca corriente. Al observarlos podría pensarse que se trata de un insecto de otro grupo, pero no: sí son mariposas, tejen su capullo y salen volando cuando les toca. Entonces, al tratar de entender el concepto de “oruga acuática”, lo primero que llega a mi mente es cómo un animal que se supone pertenece a hábito terrestre puede respirar en el agua, ¿cuáles son las adaptaciones que presenta? Resulta que estas orugas tienen unas prolongaciones a los lados del cuerpo que funcionan como las agallas de los peces, pues son capaces de absorber el oxígeno del agua y así resuelven el asunto, no toman el oxígeno del aire como sus parientes sino del agua. Por lo demás, son orugas comunes y corrientes: se alimentan de las plantas acuáticas, hacen su capullo cuando han comido suficiente y salen volando como mariposas cuando terminan la metamorfosis.
Los adultos de estas orugas son mariposas nocturnas que viven poco tiempo. Incluso algunas especies llegan al extremo de no tener órganos bucales cuando adultos, es decir, que ya no se alimentan, solamente se reproducen y la hembras ponen los huevecillos en la plantas acuáticas o en la orilla de cuerpos de agua y mueren. Cuando la larva eclosiona, nada hasta encontrar una planta en donde comenzar a comer. Las larvas son muy voraces y comen lo equivalente a varias veces su peso en un solo día, algunas viven dentro de pequeños refugios cónicos construidos con pedazos de planta o materia orgánica, de tal manera que parecen espinas en movimiento que van dejando tras de sí un caminito en las hojas. Son tan voraces que en Australia las están utilizando como control biológico de varias malezas acuáticas, pues además son muy específicas en su alimentación y no presentan un problema para otras plantas.
Aunque la mayoría de las orugas son de hábitos terrestres, se han descrito 757 especies de orugas acuáticas, por lo que no son tan raras, pero la historia evolutiva del grupo no es sencilla. En un estudio reciente sobre el origen del hábito acuático entre las mariposas, se encontró que en lugar de tener un sólo origen, es decir, que evolucionaron todas de un ancestro común, han ocurrido varios eventos de colonización del hábitat acuático dentro del grupo, por lo que las diferentes especies acuáticas no están cercanamente emparentadas como un esperaría. La mayor diversidad de este tipo de orugas coincide con los trópicos, en particular en el sureste asiático se presenta el mayor número de especies descritas.
Por otro lado, las larvas de las mariposas acuáticas son muy susceptibles a la calidad del ambiente donde viven, por ello si los niveles de oxígeno disminuyen o los contaminantes en el agua aumentan, éstas desaparecen, de tal manera que son utilizadas como bioindicadores pues su presencia nos habla de ríos en buen estado de salud. Sería deseable que todos tuviéramos encuentros con orugas acuáticas pues esto nos indicaría que los ríos mexicanos están recuperando sus condiciones óptimas.
Para mayor información sobre orugas acuáticas sugiero:
– http://www.pnas.org/content/early/2010/02/26/0912501107.full.pdf
– Mey W, Speidel W (2008) Global diversity of moths (Lepidoptera) in freshwater. Hydrobiologia 595:521–528.
– Merritt RW, Cummins KW, Berg MB (2008) An Introduction to the Aquatic Insects of North America (Kendall/Hunt, Dubuque, IA).