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Rubén Martín

09/06/2024 - 12:03 am

Comentócratas al diván

Como puede leerse, casi todas las intervenciones tienen un punto en común: reconocen que Sheinbaum y su coalición ganaron por amplia mayoría y democráticamente, pero luego descalifican el triunfo al calificarlo en términos negativos de regresión política.

“Las opiniones de estos comentaristas y de muchos votantes inconformes por la opción mayoritaria, revelan una postura antidemocrática y clasista”. Foto: Isaac Esquivel, Cuartoscuro

Fue una victoria electoral avasalladora: la candidata de la coalición encabezada por Morena, Claudia Sheinbaum Pardo obtuvo 35 millones 924 mil 519 votos por 16 millones 502 mil 697 de Xóchitl Gálvez de la coalición opositora. Una diferencia de casi veinte millones de votos y más de 32 por ciento de diferencia para la abanderada del proyecto de la Cuarta Transformación. La mayor sorpresa, coincide la mayoría, no fue tanto el triunfo a la presidencia como la amplia ventaja en el Poder Legislativo: 29 de 32 senadurías y 257 de 300 distritos de mayoría. Además Morena y aliados se lleva siete de las nueve entidades en disputa.

El triunfo de Sheinbaum y aliados en la pasada elección del pasado 2 de junio, fue tan avasallador y contundente que tomó descolocados tanto a su adversaria Xóchitl Gálvez, los dirigentes opositores, como a todos los que votaron en contra del actual gobierno de la Cuarta Transformación. Lo mismo ocurrió con intelectuales, académicos, analistas, comentaristas y periodistas que han mantenido un discurso crítico al presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno.

Pero no solo es desconcierto por el tamaño del triunfo del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y su candidata, sino incluso, negación o distorsión de la realidad. Voy a tomar como ejemplo de esta negación de la realidad la opiniones vertidas por los invitados a la mesa de análisis convocada por el periodista Carlos Loret de Mola en su espacio de Latinus, la noche del domingo 2 de junio, tras darse a conocer los resultados de la elección presidencial por parte de la presidenta del INE, Guadalupe Taddei.

La frase más conocida de esa madrugada del lunes 3, fue la de la comentarista Denise Dresser cuando se dijo triste porque los mexicanos se volvieron a poner las cadenas que ella, humildemente, les había quitado. “Me entristece saber que la mayor parte de mis compatriotas volvieron a colocarse las cadenas que les quitamos en los 80 y los 90, volvieron a votar porque hubiera un solo partido en nombre de la justicia social, una sola voluntad en nombre de la justicia social, de la soberanía, de los pobres, por cualquier razón es una regresión a un país superado”, dijo sin rubor por su evidente clasismo.

Pero aunque menos conocidas, hubo otras expresiones semejantes en la mesa de análisis de Latinus que vale la pena compartir porque expresan los argumentos disonantes con la realidad de muchos de quienes apoyaban y apoyan a la oposición.

En su intervención el académico Jesús Silva Herzog dijo “pues si, había ciertos avisos de que podía ganar Claudia Sheinbaum, pero no teníamos en el horizonte que fuera este tamaño de victoria”. Enseguida Loret le pregunta si viene una dictadura y Silva Herzog respondió: “Me parece que tenemos ya en puerta un régimen autocrático”.

Héctor Aguilar Camín, un reconocido intelectual crítico del gobierno de la 4T reconoció inicialmente que una ventaja de 30 puntos porcentuales en la elección presidencial representa “un mandato democrático tremendo”, pero luego regañó a los ciudadanos que votaron por esa opción. Dijo: “los mexicanos han votado por tener un régimen tiránico… que tengan suerte con eso”.

Héctor de Mauleón, otro periodista crítico del actual gobierno, se lamentó de la postura de la clase media: “Vamos hacia un partido hegemónico, hacia un régimen autocrático… que les pasó a las clases medias… nos las pasamos haciendo mitos y fantasías de la clase media, giró, cambió… la democracia está en la cabeza de unos cuantos ociosos, pero en la vida cotidiana no cambia absolutamente nada”.

En otra intervención, Aguilar Camín de plano sostuvo que nos encaminamos a una dictadura: “…terminó una época histórica de México, terminó la transición a la democracia y empezó la transición a la dictadura, y digo con todas sus letras y toda su intención, a un régimen autoritario, a la dictadura”.

Presente también en la mesa, el más sensato fue Lorenzo Córdova, ex presidente del INE y abiertamente crítico del gobierno actual. “La victoria fue tan contundente que creo que hay que reconocer que no fue la intromisión del presidente… claro que lo fue, pero no solo, es decir no se debe a eso lo que ocurrió. No fue el uso intensivo de programas sociales, que no dudo que haya ocurrido, hubo mucha gente y esto hay qué reconocerlo en esta mesa, porque así ocurrió, y los datos y quien no quiera ver la realidad entonces simple y sencillamente ahora sí es que va a vivir en una realidad alternativa y que es que esto, al final del día, es un triunfo contundente, avasallante, preocupante pero en el fondo legítimo. Nadie va a poder decir que este partido, que a pesar de todas las trampas que se hicieron, no ganó en las urnas”.

Como puede leerse, casi todas las intervenciones tienen un punto en común: reconocen que Sheinbaum y su coalición ganaron por amplia mayoría y democráticamente, pero luego descalifican el triunfo al calificarlo en términos negativos de regresión política: régimen autocrático, regresión autoritaria, régimen tiránico, una mayoría que decide ponerse nuevamente las cadenas de la sumisión que ya una vanguardia de blancos ilustrados les había quitado en años anteriores. Son afirmaciones exageradas que no tienen sustento y que más bien demuestran una disociación con la realidad que debería ser analizada en el diván del psicoanalista.

Las opiniones de estos comentaristas y de muchos votantes inconformes por la opción mayoritaria, revelan una postura antidemocrática y clasista: solo es democracia si gana mi opción, si gana mi candidata. Si gana la opción por la que votó la amplia mayoría es autoritarismo, solos los blancos privilegiados son demócratas, el voto de los pobres es autoritario, parecen decir estos comentaristas que, reitero, necesitan analizarse en el diván para conciliar su lectura de los acontecimientos de la realidad misma.

Rubén Martín
Periodista desde 1991. Fundador del diario Siglo 21 de Guadalajara y colaborador de media docena de diarios locales y nacionales. Su columna Antipolítica se publica en el diario El Informador. Conduce el programa Cosa Pública 2.0 en Radio Universidad de Guadalajara. Es doctor en Ciencias Sociales. Twitter: @rmartinmar Correo: [email protected]

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