Michoacán, 24 horas

09/05/2014 - 12:00 am

La serie 24 horas nos mostró de manera magistral todo lo que puede pasar en el lapso de un día; un tiempo demasiado corto cuando se trata de tomar decisiones y demasiado largo cuando se vive bajo amenaza.

Las próximas 24 horas son cruciales para el destino de Michoacán. El tiempo marcado por el Gobierno Federal para el desarme de las autodefensas se consume rápido y hay aún decenas de frentes abiertos. El comisionado Alfredo Castillo está convertido en una especie de Jack Bauer del sur; cada vez que resuelve un problema se le abre un nuevo frente, y los que debían ser sus aliados acabaron siendo sus peores estorbos rumbo a la fecha marcada, el 10 de mayo.

El gobernador Fausto Vallejo, que está ya política y físicamente en estado de inanición, se ha dedicado toda la semana a decir lo bien que está Michoacán en comparación con otros estados como Jalisco, Tamaulipas, Morelos o el Estado de México. Una declaración que rayaría en la ternura, a no ser porque en lugares aparentemente tranquilos, como Pátzcuaro, las autodefensas siguen mandando sin ningún pudor, y su amigo, protegido, sustituto y secretario de gobierno, Jesús Reyna, fue consignado a un penal federal porque se demostró su relación con el jefe del cartel de los Caballeros Templarios apenas unas horas después de su declaración. El “optimismo” del gobernador no solo no ayuda a darle certeza al proceso de desarme, sino que ponen en evidencia la falta de sentido de realidad en que ha caído el gobierno.

Hace apenas diez días la caída de la “Tuta” era inminente, igual como lo era hace dos meses. El gobierno federal anunció con bombo que lo tenía rodeado y, más aún, el comisionado lo prometió de regalo del día de las madres a las autodefensas porque, dijo, lo detendrían antes del 10 de mayo fecha pactada para entregar las armas.

Como en el programa televisivo, a unas horas de que se cumplan los palazos, todos los frentes están abiertos en Michoacán. Es mucho lo que tiene que pasar en 24 horas para que se cumpla el guión, pero a diferencia de la tele, en está realidad no hay un guionista haciéndola de emoción ni un productor que puede hacer que todo pase en segundos. Lo que hay son cientos de miles de personas que sufren día a día la violencia y que esperan, efectivamente, que algo pase en las próximas horas. De otra manera, el golpe anímico será demoledor y el retroceso en Michoacán, terrible.

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