Ayotzinapa 26: Una cinta para no olvidar a los 43 desaparecidos

09/04/2016 - 5:10 pm

Varios de los cortos que componen Ayotzinapa 26 recogen esa misma idea. Otros se centran en recrear lo ocurrido la noche del 26 en Iguala. Algunos recurren a la sátira para responsabilizar al Gobierno. En conjunto, la cinta aborda el peso cultural y social del caso Ayotzinapa y del problema de la desaparición en general, la forma en que golpea la vida de los familiares y amigos de las víctimas.

Por Carmen Peña

Ciudad de México, 9 abr (dpa) – “Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semilla”, dice una voz en off mientras se proyecta la imagen de un árbol dibujado en blanco y negro. La escena es parte de Ayotzinapa 26, una película que busca evitar que la desaparición de 43 estudiantes en México caiga en el olvido.

La cinta reúne 26 cortos y documentales tanto de México como de Francia, Brasil y Bélgica, entre otros países que se indignaron con la tragedia de los estudiantes de la escuela para maestros de Ayotzinapa, en el estado sureño de Guerrero, desaparecidos el 26 de septiembre de 2014 tras ser atacados y detenidos por policías.

Ayotzinapa 26 es un llamado a la memoria”, dijo a DPA Marcela Turati, periodista mexicana involucrada en causas sociales y una de las presentadoras del filme, producido por la organización defensora de derechos humanos Amnistía Internacional.

“Que sepas que soy semilla”, se repite en portugués en un corto brasileño del mismo nombre en el que sólo se muestra una mano sosteniendo un fósforo encendido mientras se recita un poema en honor a los desaparecidos. Aunque apenas dura unos dos minutos, la idea es clara: faltan 43, pero su ausencia ha servido para mostrar uno de los grandes problemas que vive México.

Ayotzinapa fue como el parteaguas para que organismos internacionales se asomen a ver a México y la crisis de desapariciones forzadas”, manifestó la argentina Paula Mónaco, otra periodista invitada el martes por Amnistía para la proyección de la película en el Museo Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México.

Tanto Turati como Mónaco coinciden en que el caso Ayotzinapa sirvió también para que dentro del país se pueda poner rostros a las miles de víctimas desaparecidas, muchas veces ignoradas por las autoridades y por los mismos mexicanos.

“La desaparición no existe. El desaparecido, sí”, señala Mónaco. “La desaparición forzada, que se llama así cuando participa algún elemento del Estado, militares, policías, etc, sólo busca sembrar miedo porque planta la idea de que a cualquiera le puede suceder”.

Sin embargo, para la periodista argentina el peor miedo es que las víctimas caigan en el olvido. “En un fragmento de la película se ve el Estadio Azteca, lleno de gente, todos contando hasta 43 para recordar a los chicos de Ayotzinapa. Eso ocurrió hace un año. Da miedo pensar que sólo un año después todo esto se olvide”, dice.

Entre la noche del 26 y la mañana del 27 de septiembre de 2014, los 43 estudiantes fueron perseguidos por policías municipales de la ciudad de Iguala, a unos 200 kilómetros al sur de la capital mexicana.

De acuerdo con testimonios recogidos por la fiscalía, los policías los entregaron a un grupo criminal conocido como Guerreros Unidos, que confundió a los chicos con miembros de un cártel rival, por lo que los asesinó e incineró en un basurero.

La versión de la incineración, conocida como “la verdad histórica”, fue rechazada el año pasado por un grupo de expertos independientes, y en febrero fue rebatida otra vez por el prestigioso Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que no encontró pruebas científicas de que se haya producido un incendio con la magnitud suficiente para reducir a cenizas 43 cuerpos.

Elementos del Ministerio Público Federal en peritaje en tiradero perteneciente al municipio de Cocula. Foto: Cuartoscuro.
Elementos del Ministerio Público Federal en peritaje en tiradero perteneciente al municipio de Cocula. Foto: Cuartoscuro.

Aunque la hipótesis de la incineración sigue siendo investigada, los padres de los jóvenes están convencidos de que sus hijos siguen vivos en alguna parte, impedidos de regresar a sus hogares.

Varios de los cortos que componen Ayotzinapa 26 recogen esa misma idea. Otros se centran en recrear lo ocurrido la noche del 26 en Iguala. Algunos recurren a la sátira para responsabilizar al Gobierno.

En conjunto, la cinta aborda el peso cultural y social del caso Ayotzinapa y del problema de la desaparición en general, la forma en que golpea la vida de los familiares y amigos de las víctimas.

“Mamá, ¿cuando a mí me desaparezcan también me vas a contar?”, pregunta un niño a su madre en el corto “Pensando en ti”. Al fondo se puede ver la escuela de Ayotzinapa y los pupitres vacíos de los 43 jóvenes.

Ayotzinapa 26 contó con la participación de varios cineastas y artistas de diversos países, como el argentino Jorge Alderete, el mexicano Abraham Escobedo Salas, la argentina Paula Markovitch, los belgas Julien Devaux y Francois Olislaeger, entre otros.

Para Mónaco, el filme es la manera en la que Amnistía “no quita el dedo del renglón” sobre el problema de las desapariciones, cuyo número de víctimas asciende actualmente a 27 mil en México, según la organización.

“Es una forma de denunciar el problema y la respuesta poco efectiva del Gobierno”, agrega, para luego reiterar que la desaparición “golpea a todos”. “Las preguntas acribillan a los familiares. ¿Dónde estás? ¿Qué hiciste? ¿Por qué a ti?”.

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