Author image

Darío Ramírez

09/03/2012 - 12:02 am

Yo tuve suerte

Una tarde recibí la llamada de Jorge Zepeda Patterson. Sus llamadas son siempre interesantes. Hemos elucubrado varias cosas a lo largo de algunos años. Su apoyo a la organización Artículo 19 siempre ha sido constante debido a su legítima preocupación desde hace mucho tiempo por la violencia contra la prensa. Respondí la llamada de Zepeda; […]

Una tarde recibí la llamada de Jorge Zepeda Patterson. Sus llamadas son siempre interesantes. Hemos elucubrado varias cosas a lo largo de algunos años. Su apoyo a la organización Artículo 19 siempre ha sido constante debido a su legítima preocupación desde hace mucho tiempo por la violencia contra la prensa. Respondí la llamada de Zepeda; el motivo era invitarme a colaborar en Sin Embargo MX. Pausa necesaria. La respuesta afirmativa fue inmediata. Me parece que dicha plataforma digital de periodismo es una oferta interesante e importante para el periodismo mexicano. Entonces, pues heme aquí, en mi primera colaboración para Sin Embargo MX.

“¡Necesito salir de aquí! En México no me siento seguro”, palabras que me dijo un fotoreportero meses después que su familia fue asesinada (podría escribir brutalmente pero creo que todo asesinato es brutal). El fotoreportero me confirmó que no tienen ninguna esperanza de que los asesinatos de su familia (su padre también era periodista) vayan a encontrar justicia. Sus ojos cargan zozobra y un profundo enojo. Ni cómo decirle lo contrario. ¿De dónde sacar energía para alentarlo y plantearle un mejor futuro? Tiene razón. Su caso, como las decenas de casos de periodistas asesinados se apilan en completa impunidad. El periodista toma una pausa para continuar nuestra entrevista. Recompuesto, vuelve a sugerir que su vida está fuera del país, que jamás regresará a su estado. Eso sí, afirma de manera categórica que jamás dejará de ser fotoreportero. “Es lo único que sé hacer, y no dejaré que esos cabrones me quiten más cosas”. La siguiente pregunta la tuve que aguantar un poco. No por él, sino por mí. Mi mente era un alud de imágenes y emociones.

Al ver la larga pausa, él abordó la pregunta inexistente. “A mí no me mataron por suerte”, lo dijo con cadencia. Como si la verdad la tuviera en la mano. Esa noche decidí quedarme con mi novia, continuó diciendo. Soy alguien que cree poco en la suerte, pero su ejemplo era uno donde la suerte le salvó la vida. Cuando llegué a mi casa y vi toda la fachada balaceada, casquillos por todos, me dirigí directo al cuarto de mis padres, afirmó con su vista perdida. La memoria lo transportaba a ese momento. Su vista se perdía en los toboganes de la memoria. Describía con asombrosa claridad su recorrido por la casa destrozada. Según su dicho, el ataque fue por la labor periodística de su padre. Veterano reportero de policiaca. La duda no cabe en él. La podredumbre del estado de justicia hizo, según el fotoreportero, hizo que el periodismo en el estado costeño se haya convertido en profesión de alto riesgo. Durante más de veinte años el padre hizo su trabajo como reportero. De su ejemplo aprendió el oficio. Su padre le enseñó lo que el periodismo aporta a la sociedad, su importancia. El fotoreportero me lanza preguntas como si me las mereciera: ¿cómo llegamos a este nivel de violencia, cómo? ¿Cómo llegó a ser tan peligroso dedicarse al periodismo en México, cómo? Obviamente no osé intentar responder tan acertadas preguntas. Él no buscaba respuestas, eran más bien preguntas para atizar el lamento.

El periodismo, los periodistas, la prensa y medios de comunicación en México están pasando el momento más complicado de su historia. No hay duda de ello. Historias como las del fotoreportero abundan en el país. Una igual o más dolorosa que la siguiente. La desesperanza y el dolor son comunes en todas ellas. La impunidad es la fiel acompañante. El estado ausente, cómplice, incrédulo e inútil. Lamentable reconocer que en ninguno de los casos se espera justicia, elemento fundamental para una convivencia democrática. Los rostros de los familiares de las víctimas lo dice todo: Estado colapsado. El fotoreportero cierra la plática con un fulminante comentario: “La sociedad no sabe y no le importa que nos estén matando. Piensa que nos lo mereces o algo así”. El fenómeno de la violencia contra la prensa requiere de mayor deconstrucción y análisis. Sin embargo, resulta fundamental reconocer que el derecho a la información de la sociedad está en riesgo. Mientras más violencia contra la prensa menos información, ecuación sencilla y cierta. La alerta radica en que en diversos estados el periodismo está arrinconado, silenciado y trabajando bajo condiciones extremas. Las autoridades lo saben y deciden ser omisas. Su aquiescencia es clara. Será en décadas cuando veamos qué tanto afectó la violencia al periodismo y a nuestro derecho a la información. Mientras tanto, exigir un contexto seguro para que los periodistas trabajen es tarea de la sociedad.

El próximo 20 de marzo a las 10:30 en el Museo Memoria y Tolerancia, la organización Artículo 19 presentará su informe 2011 sobre agresiones a la prensa: “Silencio Forzado: El Estado cómo cómplice de las agresiones a la prensa”. El documento hace un recuento de las agresiones a la prensa durante los últimos cuatro años. Espero ver a todos y todas por ahí.

Darío Ramírez
Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Iberoamericana y Maestría en Derecho Internacional Público Internacional por la Universidad de Ámsterdam; es autor de numerosos artículos en materia de libertad de expresión, acceso a la información, medios de comunicación y derechos humanos. Ha publicado en El Universal, Emeequis y Gatopardo, entre otros lugares. Es profesor de periodismo. Trabajó en la Oficina del Alto Comisionado para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), en El Salvador, Honduras, Cuba, Belice, República Democrática del Congo y Angola dónde realizó trabajo humanitario, y fue el director de la organización Artículo 19.

Los contenidos, expresiones u opiniones vertidos en este espacio son responsabilidad única de los autores, por lo que SinEmbargo.mx no se hace responsable de los mismos.

en Sinembargo al Aire

Opinión

Opinión en video